Ensalada de tomate y mango con germinados de cebolla

Si te gusta el aroma de la cebolla pero no soportas su sabor, o no te gusta que pique o su textura, los germinados de cebolla pueden convertirse en buenos aliados de tu cocina. En realidad en esta ensalada, y en cualquier otra, unos germinados aportarán frescura, sensación crujiente al mordisco, sabor y un bonito color. Además, son una buenísima manera de dar salida a estos excedentes, algo que normalmente hay que hacer con cierta rapidez porque son un alimento bastante perecedero.

Los brotes, igual que las hierbas aromáticas, son la típica cosa que compras para un plato en concreto -creyendo que tampoco te va a sobrar tanto- y cuando empiezas a sacar pellizquitos resulta que tienes como para cubrir la superficie de un país pequeño. Los rabanitos, tres cuartos de lo mismo: compras el manojo, usas cuatro, el resto queda olvidado en el cajón de las verduras y cuando te das cuenta ya se han quedado blandurrios (pruébalos sobre una tostada con mantequilla salada y mucha pimienta y no te pasará nunca más).

De lo bien que se llevan el tomate y el mango ya hemos hablado otras veces, por ejemplo cuando le pusimos esta fruta a un gazpacho. Además de alegrar la sopa de verano por excelencia, también tienen mucho que decirse en ensaladas o en salsas, en la versión más mexicana del asunto: ponle mango a un pico de gallo y luego nos cuentas.

Una puntita de miel en la vinagreta potenciará el sabor dulce tanto del tomate de plena temporada como de la fruta tropical; puedes cambiar el vinagre por zumo de lima y un poco de su ralladura si quieres que tenga un punto más aromático.

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