Recetas | Gastronomía

Pechuga de pavo a la sal.

Para los que alguna vez quisieron ser Charlie, visitar la fábrica de chocolate y comerse hasta sus alfombras.

Nada evoca unas vacaciones en esa playa paradisíaca como un cóctel (más o menos) polinesio. Es la hora de coger el pareo y volar a Honolulu con la ayuda del ron, la lima y el curaçao.

Un plato de mar y montaña que desmonta el mito de que no se pueden hacer sardinas en casa sin tener que darle a todo un baño previo de teflón.

La torrija de toda la vida es dulce, ¿pero por qué no transformarla en un plato salado? Diego Guerrero, chef de DSTAgE, nos presta su receta, que une este clásico con otro: el pan con tomate.

100% viejuna y 100% casera, la estrella de la cocina ochentera vuelve siempre con el calor, igual que 'Verano Azul', 'El equipo A' o 'El coche fantástico'.

Rocas de chocolate, maíz y peta zetas.

Crema de chocolate blanco, lima y frambuesas.

Lo mejor de la huerta y lo mejor del mar se unen para ofrecer un aperitivo, primer plato o cena ligeros y con todo el sabor del verano.

Aunque tengas la cabeza intoxicada por una sobredosis de Georgie Dann podrás preparar sin esfuerzo estas fastuosas chuletas de cerdo (o cualquier corte apto para esa cocción).

Muchas de las sobras que acaban orbitando por la nevera pueden convertirse en deliciosas tortillas. Dales una segunda oportunidad y menea los carrillos en menos de 20 minutos

¿Se pueden conseguir unas alitas perfectamente crujientes sin tener que freír? ¡Por supuesto! El secreto está al alcance de tu mano: seguramente, en tu propia alacena.

Una mezcla para tener lista cada vez que te entre la angurria de dulce, sin ingredientes ignotos ni guarrerías. Y para acompañar, chocolate.

Gazpacho de hierbabuena y albahaca.

Si te gusta la versión de supermercado de esta gozada vacaburrística que nos descubrió el Cono Sur, espera a probar su versión artesanal, más placentera y adictiva que toda las obras completas de Quino.

Seis variaciones nada convencionales sobre una misma masa de pizza. Puristas y abuelas napolitanas: sigan leyendo bajo su cuenta y riesgo.