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Confit de pato con ciruelas salteadas

Una lata de confit puede hacerte quedar estupendamente en una comida o cena sin hacer prácticamente ni el huevo. En este caso lo acompañamos de unas ciruelas que aportarán frescura y algo de acidez a su toque graso.

El pato no es precisamente bonito, pero está buenísimo
El pato no es precisamente bonito, pero está buenísimoMÒNICA ESCUDERO

El confit de pato es un salvavidas en toda regla que cualquier vagoneta, persona que quiera impresionar a otra u otras con sus habilidades culinarias –con erótico resultado o no– o improvisador compulsivo de cenas "aquí te pillo, aquí te mato" debería tener siempre en la despensa. Estos muslos, cocinados lentamente durante en la propia grasa del pato, solo necesitan un toque de horno para que la carne se caliente, la piel cruja y empiece el festival.

Yo suelo agenciarme algunas latas cuando cruzo la frontera francesa desde la Cerdaña y voy a ese paraíso en la tierra que es el Carrefour de Bourg Madame, un supermercado gigante en el que se pueden encontrar muchísimos quesos artesanos, chocolates infinitos, unas rillettes de la muerte y pato a precio de risa. Aunque su precio aquí es algo más elevado, tampoco es prohibitivo, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de un producto ya preparado y que tampoco es para tomar cada día.

Esta receta es perfecta para usar las primeras ciruelas, esas que todavía te hacen poner caras raras cuando las muerdes porque no están demasiado dulces. El punto ácido de la fruta compensa el sabor y la textura grasas del pato, lo refresca y le da vidilla. Unas cuantas especias le dan un punto árabe, que refuerzan el jengibre y el cilantro.

Esta receta podría funcionar igual de bien con albaricoques o melocotones: si la hacéis más adelante, cuando la fruta esté más madura, es posible que la textura de la fruta varíe y en lugar de gajos sueltos os quede una especie de compota. Estará igual de bien en ese formato, aunque a lo mejor necesitáis añadirle un chorrito de limón para compensar el dulzor. Si creéis que necesitáis otro acompañamiento más condundente, haced unas patatas a la panadera con un poco de la grasa del confit y sentid la lujuria a cada bocado.

Dificultad: Si no tienes que confitar el pato, es más fácil que hacer un bocata.

Ingredientes

Para 4 personas

  • 4 muslos de pato en confit
  • 3 ciruelas amarillas
  • 3 ciruelas rojas
  • Un puñado de hojas de cilantro
  • 1 pellizco generoso de canela
  • 1 cucharadita muy rasa de za'atar (se puede sustituir por una mezcla de tomillo y sésamo)
  • 1 cucharadita muy rasa de semillas de hinojo
  • 1 cucharadita de jengibre rallado
  •  Sal
  • Pimienta

Instrucciones

1.
Encender el horno a 200 grados. Cuando esté caliente, poner el confit limpio de grasa –tampoco hace falta que esté limpio del todo, pero sin demasiada grasa– durante unos 20 minutos o hasta que la piel esté dorada y crujiente.
2.
Mientras, abrir las ciruelas por la mitad, deshuesarlas y cortarlas en gajos gorditos. Saltearlas a fuego alegre con una cucharada de la grasa y la canela, el hinojo, el zaatar y el jengibre. Salmpimentar y dejar enfriar.
3.
Servir el pato bien caliente salpimentado, con las ciruelas a temperatura ambiente con unas hojas de cilantro como acompañamiento.

¿Has intentado hacer esta receta u otras de El Comidista, y no te han salido bien? Quéjate a la Defensora del Cocinero enviando un mail a defensoracomidista@gmail.com

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