Póntelo fácil en julio: 11 platos únicos sin encender el fuego

Una sección mensual para solucionar las comidas y cenas del día a día, con consejos para sacar el máximo partido a cada preparación, ingredientes que facilitan la vida y platos de temporada

Pipirrana garbancera.El Comidista

Si el verano ha pasado de ser un piscineo infinito con tardes a la sombra comiendo pipas y polos a un momento en el que necesitas vacaciones hasta de ti, no te apetece hacer nada porque el calor te deja KO y además tienes que alimentar a más gente mediodía y noche con el fin de curso, lo sentimos pero te has convertido oficialmente en una persona adulta. Respecto lo primero no podemos hacer mucho -excepto solidarizarnos, porque estamos igual-, pero en lo de comer bien hasta con el cerebro fundido, esperamos que sí. La sección “póntelo fácil” está aquí para ayudarte a optimizar recursos, tener a mano fórmulas, ingredientes o técnicas que nos ayudarán a comer bien con ingredientes de temporada sin dejarnos ni el sueldo ni media vida en ello.

Después de las recetas que saben a pasta -pero no lo son-, ideas para cocinar con las conservas que tengamos en la despensa de abril, recetas primaverales con cuatro ingredientes y ensaladas veraniegas, vamos con 11 platos únicos para los que no es necesario encender los fogones. Antes de que creáis que nos hemos pasado a la dieta crudi-paleo-hiper-raw-proteica, matizamos que lo hacemos con la ayuda de procesados saludables como las legumbres de bote, conservas de pescado y verdura; electrodomésticos tan comunes como el microondas -ideal para preparar ciertos alimentos-, marisco macerado, bocatas fenomenales y otros trucos para vagos o personas acaloradas (que viene a ser lo mismo).

Además de recetas, cada mes damos una lista “más fácil todavía” para cocinar una vez y comer varias, comprar congelados o embotados que formen parte de las diferentes recetas que vayamos a proponer. También habrá ideas para acompañarlos y completarlos, además de algunas sugerencias de fondo de despensa que pidan poco tiempo de cocción para esos momentos en los que la rapidez marca la diferencia. Todas las recetas son para cuatro personas, a no ser que se indique lo contrario (al final encontrarás buenos motivos para duplicar algunas y congelarlas o darles otros usos culinarios).

Labneh, alubias negras, alcachofas y pimiento en conserva, lascas de queso curado

Por la mañana, pon tres yogures mezclados con un poco de sal sobre un colador fino con un paño de algodón limpio o un par de capas de papel de cocina grueso (si es fino se romperá y pegará). Déjalos en la nevera sobre un bol un poco más grande, o pon algo para que el colador no toque el fondo y el yogur pueda drenar parte de su suero. A la hora de comer, reparte el labneh en cuatro platos, haciendo un lecho sobre el que montaremos el resto. Reparte también 800 gramos de alubias negras cocidas bien escurridas, unos 200 de alcachofas en conserva -cortadas por la mitad a lo largo, y después cada mitad en tres- y 300 de pimiento asado de bote en tiras. Remata con una cebolla dulce pequeña cortada a pluma, un par de cogollos de lechuga, unos 120 gramos de queso curado en lascas y una vinagreta con aceite, un poco de comino, sal, pimienta y ralladura de limón. Si no tomas yogur, puedes sustituirlo por tofummus, que dará una base cremosa similar; el queso curado puede sustituirse por una mezcla de frutos secos picados y levadura nutricional.

Labneh concentrado en bolitas con sésamoMIKEL LÓPEZ ITURRIAGA | UNTO

Ensalada de cuscús con melón, cebolla encurtida, perejil, queso y almendras

Aprovechamos que el cuscús o sémola de trigo pueden hidratarse sin hervir agua para preparar esta receta. Por la mañana o la noche anterior, pon en un bol una taza grande de cuscús, la misma cantidad de agua, sal y un chorrito de aceite de oliva. Remueve, tapa con un plato y deja un rato a temperatura ambiente (puede tardar hasta una hora en absorber el líquido). Mientras, pela y corta a pluma una cebolla roja y pasa a otro bol con un poco de zumo de limón y sal, dándole unas vueltas para que se empape bien. Corta 700 gramos de melón en trozos de bocado, y separa dos puñados de hojas tiernas de perejil. Monta la ensalada combinando todos los ingredientes, aliña con aceite, sal, pimienta y tomillo -la cebolla ya aportará acidez, pero puedes ponerle más limón- y remata con un puñado de almendras y un poco de queso. Puedes escoger un queso tipo feta, fácil de encontrar y con un punto salado que le va genial al melón, pero el Cebreiro gallego le aportará también un delicioso toque cremoso.

Aguachile de langostinos con maíz cocido

Convertimos un entrante en una ensalada completa añadiendo maíz cocido de lata: corta dos pepinos pequeños y una cebolla morada en daditos, mezcla con unas 12-16 cucharadas de zumo de lima, sal, chile al gusto despepitado y en daditos -fresco o jalapeño escabechado, o la salsa que tengas por casa- y 500 gramos de langostinos o gambas pelados y sin intestino (si son grandes, cortados por la mitad o en tres trozos). Reserva en la nevera unos diez minutos. Mientras, pon en un bol 800 gramos de maíz cocido, dos aguacates medianos en dados y cilantro al gusto. Remueve, añade el aguachile de la nevera y remueve de nuevo. Ajusta de sal y sirve, si quieres, con un poco más de chile y cilantro por encima: la gracia es comerlo con cuchara para poder coger una buena cantidad del jugo en cada bocado. También puedes prepararlo con moluscos en conserva como navajas, berberechos, mejillones al natural, calamares o pulpo, añadiendo también el líquido de la lata, que potenciará el sabor.

Pipirrana con garbanzos

“La pipirrana lleva huevo cocido, lista”, será lo primero que penséis muchos: efectivamente, y en casi todos los supermercados los venden en este formato. Además, llevan un revestimiento añadido para eliminar la porosidad de la cáscara y protegerlos -el mismo que se usa en la fruta- por lo que se pueden conservar a temperatura ambiente sin riesgo. Así que son una buena opción para apañar esa primera comida o cena de aterrizaje cuando vuelves moribundo de la compra/piscina/trabajo/existencia veraniega en general o después de un viaje en coche al apartamento de la playa. Para preparar la pipirrana, sigue esta vídeorreceta que grabamos con Ana María Gutiérrez de Cocinando entre Olivos; añade a la vez que el tomate entre 600 y 800 gramos de garbanzos cocidos escurridos y ya tienes un plato completo para cuatro.

Sandwich de tartar de ternera, higos y rúcula

Pasar el tartar de ternera de entrante a platazo solo pide un buen pan de hogaza, brioche o de molde, al que podemos dar un punto crujiente pasándolo por la tostadora. Como guarnición, un puñado de hojas que le darán frescura -en este caso, rúcula- y unos higos de, además de estar de temporada, se llevan muy bien con la carne. Para dos bocadillos, pide en tu carnicería de confianza que te corten 300 gramos de solomillo, babilla, cadera, tapa, lomo o tapilla de ternera en filetes muy, muy finos: tendrás una parte importante del trabajo hecha. Termina de picarlos en daditos en casa, y mezcla con un poco de sal, pimienta, una yema de huevo, mostaza al gusto, ¼ de cebolleta picada muy fina. Aliña dos puñados de hojas de rúcula y cuatro higos laminados con aceite de oliva virgen extra, sal, pimienta y unas gotas de vinagre de manzana o limón. Pon sobre cada base de pan tostado la mitad del tartar, reparte por encima la ensalada, pon si quieres unas gotas más de aceite y listo para comer.

Poké de bulgur con lo que tengas en la nevera

En un poké cabe casi todoWikimedia

Igual que el cuscús, el bulgur fino -uno de los ingredientes del tabulé- no necesita hervir para hidratarse, y nos da una buena base sobre la que preparar un bol completo tipo poké. Empieza haciendo una visita al cajón de las verduras para ver qué tienes por ahí: puedes ponerle zanahoria, tomatitos cherry, frutas tropicales como el mango o la piña, rabanitos, pepino o calabacín, cebolleta, repollo, champiñones, aguacate, lombarda o lechuga, jugando con los tamaños y tipos de corte para conseguir diferentes texturas. Si te gustan las algas o los encurtidos, también puedes añadirlos. Como proteína lo habitual es usar desde salmón, atún o bonito hasta tofu en cualquiera de sus formatos, pero unos boquerones en vinagre, atún o sardinas en conserva y restos de pollo o carne asados servirán perfectamente. Es el momento de rematar con frutos secos, sésamo o aromáticas como el cilantro, y preparar la salsa que le dará sentido a todo: tunea una mayonesa con zumo de lima y chile, mezcla soja con un poco de vinagre, aceite de sésamo o girasol y algo picante o prepara una salsa de cacahuete. Remueve, y a comer.

Judías con sardinas marinadas con tomate y aceitunas

Hay muchos motivos para cocinar estas sardinas en salmuera y marinada rápidas de Joan Roca que preparó por aquí Mikel López Iturriaga -AKA el jefe de todo esto- hace algunos añitos. Tomarlas para el vermut es uno, pero si a la receta tal cual está le añades 400 o 500 gramos de judías cocidas, se convierten en un platazo perfecto para comer o cenar dos personas. ¿No tienes legumbres a mano? Cómetelas sobre una tostada o en un bocadillo, añadiendo un puñado de hojas verdes o cortando el tomate en rodajas en lugar de rallarlo.

Patata, judía verde y calabaza al microondas con mejillones y su escabeche

Tienen mucha vida más allá del aperitivoMònica Escudero

Si tienes un microondas, puedes cocinar verduras en su punto sin encender el fuego, usando el agua que contienen, con un chorrito más para generar vapor y que no se sequen. Cocina cinco o seis patatas medianas -unos 600 gramos en total- troceadas en un bol al microondas, con un poco de agua y tapado con un plato a potencia máxima unos siete u ocho minutos (aquí te dimos todos los detalles). Mientras, corta 500 gramos de calabaza peladas en dados; escurre las patatas, pasa a una ensaladera grande y alíñalas con aceite, un poco de ajo muy picado -el calor de las patatas lo cocinará un poco y rebajará su potencia-, una cebolleta también picada y el escabeche de dos latas de mejillones. Cocina la calabaza seis o siete minutos; mientras, prepara 500 gramos de judías verdes. Escurre y pasa la calabaza a la ensaladera, remueve y cocina las judías entre cuatro y siete minutos -dependiendo de si son frescas o congeladas- parando para removerlas un par de veces en el proceso. Escurre las judías, pasa a la ensaladera, mezcla bien y deja que se temple. Sirve con los mejillones por encima, y si quieres un toque de pimentón.

Lentejas, hojas verdes, hortalizas y queso fresco

Un básico que nunca falla y se adapta a lo que tengas a mano: empieza con 800 gramos de lentejas cocidas, y otro tanto de hortalizas como tomate, cebolla, pimiento, calabacín o pepino, y un puñado de hojas verdes por plato (cualquier tipo de lechuga o cogollos, espinacas baby o rúcula). Prepara una buena vinagreta -aquí tienes 13 ideas-, aliña, mezcla y remata cada ración con tres cucharadas generosas de queso fresco, nueces o tu fruto seco favorito y unas aceitunas.

Bocadillo de pollo asado con mayonesa de curry, pepino y lechuga

Los pollos asados de supermercado no me parecen los mejores para comer enteros, ya que conseguir que su piel quede crujiente y el interior se mantenga tierno es una tarea titánica. Pero sí son ideales para preparar rápidamente otros platos como croquetas, ensaladas, canelones o estos bocadillos, perfectos para una cena veraniega deliciosa y sin complicaciones. Deja el pollo dentro de su envase cerrado fuera de la nevera durante una hora, o el tiempo suficiente para que esté a temperatura ambiente. Mezcla unas ocho cucharadas de mayonesa -casera tradicional, con leche o aquafaba en lugar de huevo o de bote- con curry en polvo al gusto y un chorrito de limón. Abre el pollo y trabaja sobre un bol, al que irán cayendo todos sus jugos. Quita la piel y los huesos, pica la carne con un cuchillo o desmígala con las manos y mezcla en el bol con parte de la salsa -reserva un poco para untar el pan-, un pepino pequeño y lechuga picada al gusto. Mezcla bien, ajusta de sazón -sal, pimienta, curry, limón- y rellena cuatro panecillos grandes o un pan de barra ancho y tierno, que recoja bien el relleno, previamente untado con la mayonesa reservada. Me encanta servirlo con una limonada casera -solo zumo de limón, menta si la tengo, agua con gas- bien fría y una fruta fresca de postre.

¿Se puede convertir una sopa fría en un plato único?

A tope de toppingsMiriam García Martínez

La respuesta corta sería “sí”; la larga, “depende del hambre que tengas”: es posible que un bol de salmorejo con una buena guarnición de hortalizas picadas, huevo duro, jamón, bonito o langostinos cocidos o manzana, queso azul y avellanas sirvan perfectamente si no estás hambriento como para zamparte un tejón, igual que el completísimo gazpacho sopeao. ¿Recuerdas todas las veces que has dicho que el tofu solo no sabe a nada? Haz del vicio una virtud y pónselo a cualquier crema antes de triturarla, para que sea más densa y saciante. Las legumbres con hollejo fino, como las judías, también sirven para esto (y en ambos casos puedes rematarlos con el mismo ingrediente entero o en daditos para poder masticarlo).

Más fácil todavía

  • Tanto el cuscús como el bulgur pueden encontrarse fácilmente en versión integral, más saludable y saciante que la refinada. Tardan un poco más de tiempo y necesitan un poco más de líquido para quedar bien hidratadas, algo que se puede solucionar subiendo el volumen de agua a 1,5 y dejándolo en la nevera el día antes. Si finalmente queda un poco de líquido -la proporción en este caso no es exacta, y depende de muchas cosas-, ponlo sobre un colador de malla fina mientras preparas el resto de ingredientes para eliminarlo y que se temple un poco.

  • Untables que no necesitan fuego como el labneh o el tofummus antes mencionados, u otros como el hummus son una base perfecta para cenas de picoteo, pero también sirven para montar ensaladas, se pueden usar como salsa si se aligeran con un poco de aceite, vinagre y/o zumo de limón, salsa de soja o simplemente agua si queremos una textura más ligera pero no sabores añadidos. Si quieres preparar una buena cantidad para solucionar bastantes comidas, y a la vez no aburrirte de comer siempre lo mismo, haz una versión básica y tunéala cada vez con especias o hierbas secas -pimentón, tomillo, romero, za’atar, curry-, cualquier aromática fresca que tengas a mano, ralladuras de cítricos o frutos secos picados.
  • Prepara dos o tres veces más cebolla roja marinada en limón -la que se usa en la ensalada de cuscús con melón- y guarda el resto en la nevera, podrás usarla en bocadillos, otras ensaladas, tacos o para rematar sopas frías. Su textura cambiará un poco con el paso de las horas, y dura en perfectas condiciones hasta tres días (aunque seguro que te la comes antes).

  • Si dejas desaguar el yogur del labneh durante dos días; haces bolitas del tamaño de una nuez con este labneh concentrado y las rebozas en una mezcla de comino, tomillo y sésamo -lo que vendría a ser za’atar casero-, conseguirás una especie de queso fresco que se conserva bien varios días en un tarro con aceite en la nevera. Puedes servirlo como picoteo, en ensaladas o untarlo en pan tostado.

  • Tener la nevera llena de fruta lista para comer mejora un 200% la existencia en los meses de verano. No solo para tenerla fácilmente a mano y disfrutarla a cualquier hora, sino también para añadirla a las ensaladas o el yogur del desayuno. Desde un táper con melón y sandía en trozos o melocotones con menta y un chorrito de limón hasta un bol con ciruelas, nectarinas o cerezas fresquitas son un éxito asegurado. 

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