El mejor chocolatero del mundo inaugura obrador y tienda de chocolate en un polígono de Cataluña
Eukarya es el nombre de la nueva marca de Lluc Crusellas con la que elabora tabletas, bombones, turrones y grageas
Un enorme elefante de chocolate de 170 kilos, entre otros logros, convirtió a Lluc Crusellas en el mejor chocolatero del mundo hace un año, cuando se alzó con el primer premio del World Chocolate Masters en París, siendo el más joven, con 26 años, en conseguirlo. Un año más tarde, este reconocimiento se ha convertido en un verdadero impulso para el pastelero, que acaba de inaugurar su primer obrador de chocolate, de 700 metros cuadrados, con una tienda con unos 45 productos con base de cacao. Su marca se llama Eukarya, un nombre que se le ocurrió pensando en las células eucariotas, y quiere llegar lejos desde un polígono industrial de Vic (Barcelona).
Amigos, conocidos, curiosos y, por su puesto, chocolateros, fueron los primeros en acercarse este miércoles por la mañana al nuevo espacio del pastelero, en las afueras de su municipio, a pie de carretera y rodeado de naves industriales. El sitio no destila glamur, pero sus creaciones son tratadas como auténticas joyas nada más cruzar la puerta. Con paredes y mobiliario en tono visón, la flamante tienda está presidida por una gran mesa de madera y perfiles metálicos, coronada con una vitrina de cristal. En varias estanterías también lucen los productos, con un cuidado packaging blanco con detalles en color.
Entre el muestrario, abundan las tabletas de chocolate, con distintos tipos de cacao, porcentajes e inclusiones. De momento han empezado con 10 propuestas, como el chocolate con un 70% de cacao de Indonesia (4,30 euros). En el envoltorio, se indica que es una tableta con notas ácidas y de humo, de una elegancia extrema. Este toque ahumado es uno de los preferidos de Lluc, que trabaja a partir de pasta de cacao de la marca Cacao Barry, que es también el principal promotor del World Chocolate Masters.
El café es uno de los ingredientes que mejor combinan con el cacao para Lluc, que lo ha empleado para completar una tableta de chocolate que lleva un 87% de cobertura de chocolate (con un cacao mínimo del 60,1%), cacao en grano y café soluble. Morder los nibs de cacao completa la experiencia, cuenta Lluc, que asegura que la sensación es muy parecida a comerse los granos de café, por el aroma que invade el paladar, aunque en realidad son semillas de cacao tostadas.
También el café acompaña uno de los turrones para estas Navidades. En esta barra (10,95 euros), la infusión está mezclada con chocolate con leche y praliné para conseguir contrastes entre sabores dulces y amargos. De barquillos, de kikos, de pistachos, de la galleta lotus, de arroz inflado o de cítricos son otros de los sabores que el chocolatero ha escogido para endulzar las fiestas. A principios de diciembre, los turrones se podrán comprar en las tiendas Ametller Origen.
No es la única colaboración con la que se ha lanzado al mercado. Desde la semana pasada, sus productos pueden encontrarse en una tienda efímera en el Hotel Yurbban de Barcelona (Trafalgar, 30), mientras que un chocolate de te matcha (6,95 euros), elaborado con praliné de almendra y el té matcha orgánico de Tea Shop, también está disponible en la cadena de venta de té e infusiones. Poco a poco, la intención es ir llegando a diferentes comercios, además de vender a través de la tienda en línea, que ya dispone de todos los productos, excepto los bombones. Por ser más delicados, Crusellas ha preferido que estas piezas se vendan solo en la tienda de momento.
Las estanterías de Eukarya están ahora mismo llenas de otros productos navideños como abetos de chocolate, panettones (que se elaboran en las instalaciones de Pa Vic y se bañan de chocolate en este obrador) o calendarios de Adviento, ilustrados por la reconocida ilustradora catalana Pilarín Bayés. El diseño artístico es una parte importante de la firma, como se nota en las tabletas y turrones con formas de rombos.
Precisamente, una pared con un relieve muy parecido da continuidad entre la tienda y el obrador, que se puede ver a través de un cristal. Allí el espacio se multiplica en dos plantas. La inferior sirve para almacenar las materias primas y los productos listos para enviar a los compradores digitales o a los distintos puntos de venta, entre los que también se encuentran la pastelería El Carme de Vic, donde se ha formado este pastelero, y Gurbi Degustación en el municipio vecino de Gurb. En la primera planta se elaboran todos los productos, entre los cuales también hay bolsas de gotas de chocolate para elaborar postres en casa, cremas untables o rocas de chocolate.
Con un arranque al 25% de su capacidad y ocho trabajadores, Lluc Crussellas y su socio, la empresa Pa Vic han invertido un millón de euros para conseguir unas modernas instalaciones que puedan aumentar la producción a medida que lo haga la demanda. Todavía es pronto para ver como se situará esta nuevísima marca de chocolate entre los consumidores, pero la cabeza de Lluc, que nunca se atempera, ya piensa en abrir nuevos mercados.
Madrid es una ciudad que le tienta, pero el verdadero objetivo sería Asia. “Japón y China son dos países a explorar”, afirma todavía con prudencia. Si algo tiene claro es que el elefante de chocolate va a seguir a su lado. El original está en el Museu de la Xocolata de Barcelona y, con moldes de diferentes medidas, las réplicas se seguirán rellenando de chocolate. Formado en Barcelona, en las escuelas Espai Sucre y en Hofmann, aprendió el oficio en La Pastisseria de Josep Maria Rodríguez, también en la capital catalana, y luego volvió a casa para dirigir la pastelería de la empresa Pa Vic. Si hace un año se convertía en el mejor chocolatero del mundo, con Eukarya acaba de despegar con nombre propio.
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