Irene Montero, sobre Sumar: “Ser transversal no es ver por dónde sopla el viento”
La exministra de Igualdad aspira a ser candidata de Podemos a las próximas elecciones europeas de junio. “Tenemos que cuidar con responsabilidad la unidad del bloque democrático”
Han pasado solo cuatro semanas desde que Irene Montero (Madrid, 35 años) dejó el Ministerio de Igualdad y ya ha asumido el próximo reto: presentarse a las primarias de Podemos para ser su candidata en las elecciones europeas del próximo junio y tratar de reflotar al partido, que atraviesa una profunda crisis y ha roto con Sumar en el Congreso. La número dos de la formación hace poca autocrítica e insiste en que “pasa página” de la tormentosa relación con la coalición de Yolanda Díaz.
Pregunta. ¿Por qué es necesaria una papeleta de Podemos en las elecciones europeas? ¿No hay suficientes opciones a la izquierda del PSOE?
Respuesta. Hay muchísima gente que no quiere conformarse ni con el “no se puede” de la socialdemocracia ni con los recortes de derechos que plantean PP y Vox. Que sabe que es necesario cambiar muchas cosas y que no bastan retoques. Que hay una crisis de cuidados muy profunda, una enorme desigualdad, y que los de arriba se tienen que apretar todavía más el cinturón para que los de abajo tengan derechos.
P. ¿Y Sumar se conforma, en su opinión?
R. Somos fuerzas políticas diferentes y tanto con Sumar como con el PSOE vamos a negociar y trabajar. Y sí, creo que hasta quien no ha votado nunca a Podemos sabe que nosotras no estamos en las instituciones para repartirnos el poder del bipartidismo a cambio de silencio o a cambio de que las cosas se queden como están.
P. ¿El de Yolanda Díaz es un proyecto que se conforma con las migajas del bipartidismo, en sus palabras del pasado sábado?
R. Somos formaciones políticas distintas. Las formaciones políticas nos definimos por lo que somos capaces de hacer y yo solo puedo desearles lo mejor y explicar lo que es Podemos. Todo el mundo puede ver que somos distintos, que no es nada fácil estar en posiciones de poder y hacer lo que dices que vas a hacer.
P. ¿Sumar no lo ha hecho?
R. Quien tiene que juzgar eso es la ciudadanía. Nosotras pasamos página ya de esa relación.
P. ¿Contemplan pactar en las europeas con fuerzas nacionalistas como ERC o EH Bildu?
R. Podemos tiene su propio camino. Así lo han decidido los inscritos y las inscritas. Somos muy conscientes de que en el bloque democrático hay otras muchas fuerzas con las que ya tenemos una relación de confianza. Hay muchas formas de colaborar.
P. ¿Usted da por concluida ya su etapa en la política interna española?
R. Voy a estar siempre a disposición de lo que diga mi partido y de lo que digan los inscritos e inscritas. Ahora quiero comprometerme con ese trabajo como candidata a las elecciones europeas, que no solamente hace preguntas sobre Europa, también sobre España.
P. Si sale elegida, ¿se compromete a estar los cinco años en Bruselas? Es difícil no establecer un paralelismo con lo que ocurrió hace 10 años con la candidatura de Pablo Iglesias, que le sirvió de trampolín para presentarse como cabeza de lista en las generales de 2015.
R. Es imposible saber lo que va a pasar después. Yo me comprometo a dejarme la piel.
P. Han pasado 10 años de su irrupción en la política española, también con esas elecciones al Parlamento Europeo. ¿Qué queda de aquel Podemos?
R. La esperanza y las razones intactas. En estos 10 años hemos sido enormemente útiles para nuestro país. Nadie creía que era posible un Gobierno de coalición, que en España gobernase alguien distinto al PSOE o al PP. Cuando decíamos “se puede subir el salario mínimo” y nos decían “se va a hundir la economía”, nos lo decía el PP y el PSOE también. Nadie pensaba que era posible intervenir los sectores estratégicos de la economía, como hicimos en la pandemia. Hemos avanzado mucho y, aunque España ya es otra, sigue quedando mucho por hacer. Por eso es el momento de seguir haciendo política. Que las razones y la esperanza sigan intactas es motivo suficiente para curar esas heridas, para cuidar esta herramienta política y salir adelante.
P. Sin embargo, ustedes nacieron con un proyecto transversal y ahora se reivindican como la auténtica izquierda. ¿Qué ha pasado para que hayan cambiado y ahora miren esa transversalidad que puede representar Sumar como un proyecto más tibio?
R. La palabra transversal se ha vaciado un poco de su contenido. Ser transversal no es ver por dónde sopla el viento y decir: ‘¿Dónde va Vicente? A donde va la gente’; no es ver cómo está la opinión pública y entonces un día digo que hay que respetar a los jueces y al día siguiente digo que existe derecha judicial. Transversalidad es tener una propuesta política que sabes que permite garantizar un derecho, que puede ampliar las oportunidades de felicidad y conseguir que se convierta en mayoría.
P. Han durado cuatro meses dentro de Sumar, han incumplido un acuerdo bilateral que firmaron al presentarse a las elecciones para permanecer en el grupo parlamentario y muchos los consideran tránsfugas. Más allá de su militancia, ¿cree que el electorado progresista ha entendido algo?
R. La gente entiende que es necesario que exista una fuerza que asume el coste político de plantear las transformaciones que son necesarias. Y que hay mucha gente que sabe que gracias a que Podemos ha estado en el Gobierno o a que tiene representación en el Parlamento se puede decir que lo que está pasando en Palestina es un genocidio, se ha podido sacar adelante una ley trans, una subida del salario mínimo, o una intervención del mercado del alquiler.
P. A la vista de lo sucedido, ¿considera un error nombrar a Yolanda Díaz líder del espacio?
R. Tendríamos que haber defendido que hubiese primarias. Lo dijo Pablo en el momento en el que propuso a Yolanda, que tenía que haber decisiones democráticas de las formaciones que estábamos en Unidas Podemos. Pero la verdad, pasamos página.
P. En una entrevista con este diario, el exministro Alberto Garzón decía que Sumar nunca fue una operación para acabar con Podemos. ¿Comparte esta reflexión?
R. No pienses en un elefante.
P. ¿Le sorprendió el fichaje de Noelia Vera, su ex número dos en el ministerio y antigua portavoz de Podemos, como directora de comunicación de Yolanda Díaz?
R. No me lo esperaba, pero le deseo lo mejor a Noe trabajando con Yolanda.
P. ¿Qué ha pasado para que Podemos haya ido perdiendo a tanta gente, también dentro de sus propios cuadros, de su dirección?
R. Tenemos que hacer autocrítica. Ione [Belarra] lo decía el sábado también, especialmente respecto a la capacidad de implantación territorial: es una de las cuestiones a la que más nos tenemos que dedicar ahora. Claro que hay heridas, cansancio. También la guerra judicial y mediática va de eso, de que digas “¿merece la pena seguir defendiendo mis ideas y las propuestas políticas de transformación con tanta determinación o es mejor quedarse callado al menos un tiempo para que deje de existir esta agresividad y esta violencia constante?”
P. ¿Pero por qué no han sabido integrar las críticas?
R. Si hay una formación política en la que la crítica y las cuestiones internas han estado siempre en el centro del debate político, es Podemos.
P. ¿Quién toma las decisiones en Podemos?
R. La militancia.
P. ¿Durará la legislatura cuatro años?
R. Eso hay que preguntárselo al presidente del Gobierno.
P ¿Ustedes van a poner en riesgo votaciones clave? Es decir, Podemos, por ejemplo, si considera que un avance no es lo suficientemente ambicioso, ¿votará en contra?
R. Vamos a defender que avancemos lo más rápido y lo más profundamente posible. Vamos a seguir siendo Podemos. No es Podemos quien ha roto el bloque democrático y ahora, no solamente para frenar a las derechas sino para avanzar en derechos, tenemos que ser capaces de cuidar con responsabilidad la unidad del bloque democrático.
P. Han puesto el foco en las europeas, pero quizás haya antes elecciones en Galicia y en Euskadi. ¿Qué apuesta tienen para esas comunidades? Hay conversaciones en marcha, incluso para ir con Sumar, al menos en el País Vasco.
R. Nuestras direcciones autonómicas son las que llevan las negociaciones y las que tienen que decidir. Podemos va a estar presente en esas elecciones con mucha humildad, pero también con determinación.
P. Decía Ione Belarra hace un año que PP y Vox la odian a usted más que a Pablo Iglesias. ¿Cree que se ha juzgado su figura política y su trabajo injustamente, precisamente por su relación con él?
R. Que ese ha sido un elemento de la reacción machista, no solo contra mí sino contra todas las mujeres que estamos en Podemos, no lo dude. Ninguna mujer debería sufrir ese machismo. La forma de intentar que no le vuelva a pasar a nadie más es que sepan que aquí vamos a seguir y que toda su reacción machista no es más poderosa que las feministas haciendo política y queriendo transformar.
P. ¿Qué balance hace de estos últimos cuatro años y qué hubiese hecho de forma diferente?
R. España ya es otra en materia feminista: por primera vez estamos en el cuarto puesto en el Índice Europeo de Igualdad de Género. Hemos sacado adelante tres leyes. Los Presupuestos más grandes de la historia de la democracia para los derechos de las mujeres. Hemos intentado traducir a política pública y a leyes lo que el movimiento feminista ya está desbordando y esa es la clave: un movimiento que es el más poderoso de todos los que hay.
P. ¿Se arrepiente de algo?
R. De no haber empezado a tramitar la ley antirracista ni la de trata, que están redactadas pero nos faltó encontrar la forma de buscar consensos con el PSOE. Me arrepiento de no haber hecho más.
P. Como ministra, ¿podría haber hecho usted más por coser la herida que se abrió dentro del movimiento feminista?
R. No creo que sea responsabilidad de ninguna responsable institucional decirle al movimiento feminista lo que tiene que hacer, cuáles son sus tiempos o los consensos que tiene que alcanzar. Nosotras lo que creíamos que teníamos que hacer es escuchar al movimiento feminista en sus grandes puntos de encuentro, que siempre han existido, existiendo también siempre las diferencias, y ver cómo podíamos convertir en política pública y en legislación esas reivindicaciones.
P. Si se hubiese quedado al frente del ministerio, ¿dónde hubiese puesto el foco en las políticas públicas de igualdad en los próximos años?
R. No querría que esto se entienda como un ponerle tareas a nadie o una crítica. No basta con que las leyes estén hechas, hay que trabajar activamente para que los derechos reconocidos lleguen a todo el mundo. Era y es muy importante el despliegue de la ley del solo sí es sí, de la ley del aborto, de la ley trans, ampliar el Plan Corresponsables y, por supuesto, la ley de trata y la ley antirracista.
“Europa se pone en juego a sí misma en estas elecciones”
P. En estas elecciones europeas se espera un ascenso de la ultraderecha, ¿qué es lo que se ha hecho mal desde la izquierda para que la derecha y la ultraderecha parezca que vayan a ganar la batalla, también en la calle e incluso entre los más jóvenes?
R. La forma actual de organizar la economía o la sociedad o la vida no funciona, no permite hacer felices a la mayoría de las personas y vulnera derechos. Si lo que decimos es que por miedo a que venga una derecha o una extrema derecha que va a recortar derechos, la única posibilidad es quedarse como estamos, si la gente no tiene esperanza y no hay nadie que le diga que otro mundo es posible, al final va a ganar la derecha y la extrema derecha, que son los que están defendiendo sin complejos el estado de cosas actual.
P. ¿Le ha parecido poco valiente el presidente Sánchez durante su visita a Oriente Próximo, con sus palabras que provocaron la crisis con Israel?
R. Tenemos que hacer más. No es el momento de ver qué pequeña cosa nos puede distinguir, pero que al final deje las cosas igual. Es el momento de tener una gran claridad ideológica y también una gran claridad ética y moral. Eso lo dijo Ione Belarra el sábado y yo lo pienso igual. Es el momento de la valentía. Y sí, España y el Gobierno de España podría haber hecho y puede hacer más: romper relaciones diplomáticas con Israel, promover que se impongan sanciones económicas ejemplares contra los responsables de este genocidio, como hemos hecho con Putin y con el caso de la invasión de Ucrania, que cumplan con sus responsabilidades o que rindan cuentas Netanyahu, su ministro de Defensa, los responsables del genocidio ante la Corte Penal Internacional.
P. ¿Debe replantearse Europa la ayuda a Ucrania?
R. Tenemos que ser capaces de hacer una apuesta valiente por la paz. Europa tiene capacidad, si hay voluntad política, que de momento no la ha tenido, para hacer una apuesta por la paz y para que se abran todas las vías diplomáticas para resolver los conflictos. Y de hecho, eso está en la identidad fundadora de Europa como espacio de trabajo entre países. El antifascismo y la defensa de los derechos humanos son líneas fundadoras. Europa, en estas elecciones, se pone en juego a sí misma.
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