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Las grandes giras se comen al músico pequeño: “La gente ha dejado de ir a las salas”

La ‘Taylor Swift tax’ propone que una libra de cada entrada vendida para un concierto masivo en el Reino Unido se done para salvar el agonizante circuito de salas

Taylor Swift, durante la gira 'The Eras Tour' a su paso por París el pasado mayo.
Taylor Swift, durante la gira 'The Eras Tour' a su paso por París el pasado mayo.Manuel Vázquez
Julia Roiz

En el Reino Unido cerraron 125 salas de conciertos en 2023, el 16% de los 960 locales que estaban censados en el país. Music Venue Trust, una organización que vela por la seguridad y viabilidad de estos establecimientos, planteó un remedio: la tasa Taylor Swift (Taylor Swift tax). Esta medida consiste en la donación de una libra esterlina por cada entrada de un concierto en grandes estadios a las salas de música en directo pequeñas y medianas. La solución lleva el nombre de la cantante estado­unidense por el revuelo que han despertado sus espectáculos en el Reino Unido: el precio en reventa de las entradas para su show en Wembley del 22 de junio superó las 6.000 libras (casi 7.000 euros).

En España, la asociación estatal de salas de conciertos ACCES, con 300 espacios afiliados, ve claras diferencias entre este país y el Reino Unido. “El cierre de salas en España ha sido a cuentagotas en los últimos cinco años, con unas tres o cuatro anuales”, cifra Elda Gómez, coordinadora de la organización. “Pero tememos que lo que ha pasado en el Reino Unido se repita aquí en unos meses”, añade. “No es una lucha entre festivales y salas. Tenemos que buscar sinergias. Y la Taylor Swift tax puede ser buena opción”.

En 2023 la industria musical española batió récords: la música en directo facturó cerca de 579 millones de euros a través de la venta de entradas. Máximo histórico. Pero solo para algunos. Los artistas emergentes, que no tienen la oportunidad de hacerse un hueco en los grandes espacios, han visto reducida la venta de tiques en el último año.

En marzo, a la vez que Dani Martín, exvocalista de El Canto del Loco, colgaba el cartel de sold out en sus ocho conciertos en el WiZink Center en 2025, Andrea Santiago, artista casi primeriza, se encontraba en sus antípodas. “Mi realidad y la de muchos grupos emergentes es que, en algunas ciudades, tienes una o dos entradas vendidas”, escribió en su cuenta en X. “Hoy me he planteado cancelar en Valencia, pero voy a seguir adelante, sea lo que sea al final”. En conversación con El País Semanal, ahonda en el problema: “Hay muchísimo overbooking, muchísima oferta, listas de espera para tocar en ciertos espacios o en festivales. Yo siento que la gente, quizá, se reserva para esos acontecimientos más potentes, mientras el circuito de los directos en salas se ha ido debilitando”.

Rocío Saiz, cantante y actriz madrileña que dejó de realizar giras por salas de forma continuada hace casi dos años, es más tajante. “La gente ha dejado de ir. Creo que la culpa, además de los abusivos precios de algunos eventos y de la escasez de apoyo institucional, es del público. Hay que mirar la letra pequeña de Spotify [los artistas menos reconocidos], buscar más allá”, reclama.

No hay equilibrio en la balanza. “Si alguien ya ha comprado la entrada de Dani Martín, ya ha hecho un gasto relevante. Y aunque nuestro concierto sean solo 10 euros, como mucho 12 o 15, se nota”, admite Claudia Duque, de nombre artístico Claudia León. Esta artista madrileña de 21 años se adentró en la escena hace tres. A ella se suma Lidia Aguilar (Madrid, 22 años), cantautora que este verano hará una pequeña gira por España junto a Claudia León: “La cultura va más allá de lo mainstream. Los artistas emergentes también necesitamos nuestro espacio”. Las artistas coinciden con ACCES: la industria musical necesita apoyo institucional y, quizá, medidas como una Taylor Swift tax puedan ofrecer un remedio para revitalizar el circuito.

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