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Temor al coronavirus en los campos de refugiados de Somalia

Unos 2,6 millones de personas desplazadas viven en campamentos donde es difícil mantener la distancia de seguridad y lavarse las manos con frecuencia

Una mujer residente en el campo de desplazados internos de Weydow, cerca de Mogadiscio (Somalia)  es informada por un trabajador humanitario sobre cómo protegerse para evitar contagiarse de covid-19 el 10 de junio de 2020.
Una mujer residente en el campo de desplazados internos de Weydow, cerca de Mogadiscio (Somalia) es informada por un trabajador humanitario sobre cómo protegerse para evitar contagiarse de covid-19 el 10 de junio de 2020.Hamza Osman (AP Photo)

El nuevo coronavirus puede estar extendiéndose sin ser detectado por los campos de refugiados de toda Somalia, unos superpoblados asentamientos que hoy acogen a unas 2,6 millones de personas desplazadas a causa de las inundaciones y los conflictos. Según Naciones Unidas, las recientes lluvias torrenciales que anegaron numerosas zonas de Somalia central en los últimos meses han forzado a casi medio millón de personas a dejar sus hogares. Esta nueva miriada de desposeídos ha aumentado la presión demográfica en los cerca de 2.000 campamentos dispersos por este país del Cuerno de África, sumido en un conflicto armado desde 1991 que no tiene visos de terminar.

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“Nos preocupa que haya muchos casos de covid-19 no detectados, en especial en los campamentos de desplazados internos”, señala en una declaración Ana María Guzmán, coordinadora sanitaria del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR). Esta organización ha sido la primera en alarmar acerca del riesgo de que el nuevo coronavirus se está propagando sin ser detectado en tren la población refugiada.

Somalia, un país empobrecido, sufre con regularidad sequías prolongadas e inundaciones repentinas que amenazan los medios de vida de sus habitantes y empeoran el hambre en medio del conflicto entre el Gobierno, respaldado por Occidente, y el grupo militante islamista Al-Shabab.

“Debido al conflicto permanente en Somalia, y también a las inundaciones que padece en estos momentos el país, está aumentando el número de desplazados hacia las zonas urbanas, y esto crea el ambiente perfecto para las enfermedades infecciosas”, describe Guzmán. Somalia, con cerca de 15 millones de habitantes, ha registrado al menos 2.900 casos y unas 90 muertes por coronavirus, según el cómputo de la Universidad Johns Hopkins.

Los trabajadores de las organizaciones de ayuda humanitaria consideran que el virus podría extenderse silenciosamente por los campamentos con facilidad, ya que en ellos es muy difícil mantener la distancia de seguridad y disponer de agua y jabón para lavarse las manos. Preocupa en especial la capital, Mogadiscio, donde residen unas 800.000 personas desplazadas.

Las autoridades del Ministerio de Sanidad somalí no han hecho comentarios acerca de esta preocupación. Si las han realizado desde el Gobierno. “Por el momento, no se han registrado casos de covid-19 en los campamentos de Mogadiscio”, ha declarado el portavoz del Ejecutivo, Ismail Mukhtar Omar. “El Gobierno ha tomado medidas firmes e importantes para controlar el virus y aumentar la concienciación entre los desplazados internos, y hemos logrado proporcionarles materiales de prevención, como equipos de higiene”.

Rastrear casos es complicado porque muchos de los enfermos no pueden proporcionar datos de sus contactos ni disponen de teléfonos móviles

La mayoría de los desplazados internos viven en congestionados campamentos ubicados en pueblos y ciudades de todo el país, trabajan a jornal y tienen un acceso limitado a la sanidad y los servicios de saneamiento adecuados. Según Guzmán, en algunas de las clínicas ya se han atendido casos de diarrea acuosa aguda y sarampión.

El CICR colabora con voluntarios de la Media Luna Roja somalí para desinfectar los asentamientos, hacer pruebas de detección y seguimiento de contactos, explica Guzmán, que añade que es una tarea compleja, dado que muchos de los enfermos no pueden proporcionar datos de los contactos ni disponen de teléfonos móviles.

“Me parece enormemente probable que haya casos no detectados en los campos de desplazados internos”, coincide Suze van Meegen, representante del Consejo Noruego para los Refugiados, que recientemente llevó a cabo un estudio sobre el impacto de la covid-19 entre la población refugiada de Mogadiscio.

“Hablamos con líderes comunitarios… Y nueve de ellos nos dijeron que les parecía que se habían producido muertes por covid-19. Es solo una percepción, pero me parece indicativo de la probabilidad de que haya casos en los campamentos”.

Este es un reportaje realizado por Thomson Reuters Foundation, la sección benéfica de Thomson Reuters, que informa sobre la vida de quienes luchan por vivir con libertad y justicia. 

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