¿Es necesario donar productos insanos a los bancos de alimentos?
Dietistas-nutricionistas recomiendan no incluir productos como azúcar o cacao soluble
En plena campaña prenavideña, se ha reavivado el debate sobre el contenido que deberían tener las donaciones de comida por parte de los bancos de alimentos. ¿Tienen las personas con pocos recursos facilidades para acceder a alimentos saludables? Y la verdadera pregunta que todos deberíamos hacernos: ¿es necesario donar productos insanos?
Comer para cubrir nuestras necesidades nutricionales, no solo energéticas, debe de ser nuestro principal objetivo. No podemos combatir la desnutrición fomentando la malnutrición
Las enfermedades no transmisibles, como el cáncer, los accidentes cerebrovasculares, la obesidad o la diabetes, matan a 41 millones de personas cada año en todo el mundo. La prevalencia de estas enfermedades, prevenibles mediante un estilo de vida saludable, está directamente relacionada con una mala alimentación.
A pesar de estas cifras, hay personas que siguen defendiendo el argumento de que se puede recomendar comer de todo con moderación. Mientras tanto, vivimos inmersos en un ambiente obesogénico, repleto de productos ultraprocesados, muy baratos y cuyo consumo aumenta el riesgo de muerte.
No es lo mismo comer, que alimentarse bien
En la actualidad, las tasas de sobrepeso y obesidad no dejan de aumentar y son inversamente proporcionales al nivel de ingresos. Las personas con pocos recursos económicos suelen tener una dieta deficiente en nutrientes con un consumo elevado de productos ultraprocesados altos en calorías baratas, como la bollería industrial, la comida precocinada o las bebidas azucaradas.
Así que, podemos estar alimentándonos a base de comida que nos aporta un exceso de energía, pero a la vez estar malnutridos. Comer para cubrir nuestras necesidades nutricionales, no solo energéticas, debe de ser nuestro principal objetivo. No podemos combatir la desnutrición fomentando la malnutrición.
Los alimentos no tienen poderes mágicos
La falsa apariencia de que consumir determinados productos alimenticios nos hace sentir más felices, no es más que un invento del marketing, en el que la industria alimentaria invierte mucho dinero a través de la publicidad. No debemos olvidarnos de que a las personas nos encanta escuchar solo lo que queremos oír, y si nos hace felices aunque sea un ratito, mucho mejor.
Sé que esto va a levantar ampollas, pero alguien tiene que decirlo; un vaso de leche con cacao azucarado y galletas es, y siempre lo será, una mala opción dietética. Por muy rico que esté, o por muy felices que nos haga tomárnoslo. Si esta mezcla tiene algún superpoder, es el de malnutrirnos. Así que los argumentos que tratan de defender su consumo, asociándolo a la felicidad o el bienestar, son de una gran irresponsabilidad.
Sanidad desnutrida
Mientras que los médicos hacen lo que pueden dando consejo dietético a las personas sin tener el tiempo ni la formación adecuada para ello. Nuestro sistema nacional de salud sigue sin incluir la figura del dietista-nutricionista en atención primaria y hospitalaria. Las personas con pocos recursos que quieren mejorar su alimentación no pueden permitirse pagar una consulta privada con un nutricionista y esta situación contribuye a fomentar la desinformación, impidiendo que puedan adquirir los conocimientos y las herramientas necesarias para mejorar su alimentación.
Las personas con pocos recursos que quieren mejorar su alimentación no pueden permitirse pagar una consulta privada con un nutricionista y esta situación contribuye a fomentar la desinformación
El hecho de realizar unas buenas elecciones alimentarias depende de muchos factores. Las personas saben de sobra que es mejor cocinar su propia comida en casa que comprarla precocinada en un supermercado. Pero si no pueden hacerlo por falta de tiempo, es muy fácil que recurran a productos ultraprocesados que, además de comprarse listos para consumir, suelen ser muy baratos.
La forma de alimentarse no depende únicamente de los recursos económicos de los que se disponga, sino que se trata de algo mucho más complejo. Si queremos contribuir a mejorar la alimentación de las personas debemos fomentar políticas y medidas que promuevan e incentiven la elección de alimentos saludables, informando de forma clara a los consumidores sobre los ingredientes de los productos y controlando la publicidad de los ultraprocesados.
Recurrir a la caridad para solucionar los problemas de alimentación de las personas con pocos recursos no debería ser la única opción, pero si lo hacemos mejor hacerlo bien. En esta infografía, creada por los dietistas-nutricionistas Lucía Martínez y Aitor Sánchez, se proponen opciones saludables si se quiere donar comida a los bancos de alimentos.
Laura Saavedra (@laurascasanova) es dietista-nutricionista, defensora de la comida real y del consejo basado siempre en la evidencia científica.
NUTRIR CON CIENCIA es una sección sobre alimentación basada en evidencias científicas y en el conocimiento contrastado por especialistas. Comer es mucho más que un placer y una necesidad: la dieta y los hábitos alimenticios son ahora mismo el factor de salud pública que más puede ayudarnos a prevenir numerosas enfermedades, desde muchos tipos de cáncer hasta la diabetes. Un equipo de dietistas-nutricionistas nos ayudará a conocer mejor la importancia de la alimentación y a derribar, gracias a la ciencia, los mitos que nos llevan a comer mal.
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