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IDEAS | LA PUNTA DE LA LENGUA
Columna
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Se compromete al Gobierno y al idioma

Cada vez que escucho “interés general” pienso que en realidad están diciendo “interés electoral”

Presentación de los Presupuestos Generales del Estado en el Congreso.
Presentación de los Presupuestos Generales del Estado en el Congreso.Uly Martín
Álex Grijelmo

El poder engaña al poder. La sensación de que se dispone de los resortes necesarios para cumplir una “voluntad política” hace que el gobernante experimente la singular sensación de que pensar es hacer. Si Hacienda no piensa transferir 4.600 millones a las autonomías porque eso conviene políticamente (para forzar la formación de Gobierno), se usan los argumentos que lo impiden. Si al cabo de dos meses sí piensa aplicar ese traspaso (porque conviene electoralmente), se buscan argumentos que lo permitan. Aunque se contradigan entre sí.

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Las normas legales están compuestas por palabras que permiten o prohíben, que delimitan, regulan, prevén, se anticipan, enmarcan. Y los políticos proclaman su disciplina frente al derecho. De esa forma, si el derecho contiene palabras inconvenientes, no se cambiará el derecho, ni se podrán cambiar las palabras: se alterarán sus significados.

La abogacía del Estado en Hacienda entendió que un Gobierno provisional no puede disponer de 4.600 millones que no figuran en las cuentas vigentes de este año, porque, según la jurisprudencia del Supremo, eso compromete la libertad de decisión del futuro Gobierno de pleno derecho.

De ese modo, el verbo “comprometer” se erige en barrera que impide al poder el ejercicio del poder. Y como el poder cree que lo puede todo, se ha aplicado a cambiar el significado de “comprometer”, con la ayuda de la abogada general del Estado, que por algo fue nombrada como cargo de confianza.

Una visita al Diccionario nos permite verificar que “comprometer” se usa cuando se adjudica a alguien una obligación o una responsabilidad, sentido que corresponde a este contexto. El hecho de que se esté acabando el año, y con él las previsiones presupuestarias de 2019, no significa que esos 4.600 millones se volatilicen y desaparezcan de la caja el 31 de diciembre. Al ser transferidos ahora, el nuevo Ejecutivo se habrá quedado en 2020 sin ellos y, por tanto, obligado (comprometido) por una asignación y un reparto que le habría correspondido decidir a él. Bueno, pues ya hemos cambiado el verbo “comprometer”, al dotarlo de una caducidad no prevista en el Diccionario.

Después vienen las “entregas a cuenta”. Si la citada cantidad se considera “entrega a cuenta”, nos preguntaremos a cuenta de qué (y a cuento de qué). Se ha argumentado políticamente que “no hay presupuestos”, pues no se aprobaron este año por la debilidad parlamentaria y negociadora del PSOE. Pero sí los hay, porque se prorrogan los del año anterior. Y esos presupuestos vigentes no incluyen la referida cantidad para las comunidades, por lo que no se puede transferir algo a cuenta de una partida que no existe.

En tercer lugar, aparece la palabra “urgencia”. Porque la urgencia puede justificar, parece, que se esquive la ley. Sin embargo, el significado de “urgencia” no ha cambiado en octubre respecto del que tenía en agosto, cuando se explicaba la imposibilidad del traspaso. Y además se hace difícil pensar en que ese dinero se vaya a destinar solamente a urgencias...

Finalmente aparece el “interés general”. Y cada vez que escucho “interés general” pienso que están diciendo “interés electoral”. Suelen coincidir.

Cuánto sufren las palabras. Porque aquí no sólo se “compromete” al nuevo Gobierno, sino al idioma. Y eso no nos sale a cuenta ni con entregas a cuenta. Lo “urgente” sería acabar con estas manipulaciones, porque el verdadero “interés general” suele consistir en comprometerse con las leyes y con todos sus vocablos. 

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Sobre la firma

Álex Grijelmo
Doctor en Periodismo, y PADE (dirección de empresas) por el IESE. Estuvo vinculado a los equipos directivos de EL PAÍS y Prisa desde 1983 hasta 2022, excepto cuando presidió Efe (2004-2012), etapa en la que creó la Fundéu. Ha publicado una docena de libros sobre lenguaje y comunicación. En 2019 recibió el premio Castilla y León de Humanidades

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