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la música es el mensaje

Música para conectar el mundo desde las escuelas

La iniciativa Playing for Change la ha convertido en herramienta de transformación social

Niños con instrumentos de música en la escuela de Kirina, en Mali.
Niños con instrumentos de música en la escuela de Kirina, en Mali. Playing for Change
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No había clase a la que Boubacar Guem faltase. Durante los últimos ocho años, este joven de Bamako recorría más de 100 kilómetros movido por la música. Durante todo ese tiempo la escuela de Kirina, en la ciudad de Kulikoró, se convirtió en su segunda casa. “No importaba lo lejos que estuviese, la música me ha dado muchas cosas y aprender a tocar la kora cambió mi vida”, cuenta este maliense de 25 años.

Boubacar es uno de los más de 2.000 niños que forman parte del programa de educación musical de la Fundación Playing for Change. Un proyecto creado en 2007 por el productor musical Mark Johnson que promueve la conexión entre personas de muy diversa procedencia y condición a través de la música. La iniciativa comenzó con una campaña multimedia en la que las actuaciones de diferentes artistas del mundo se unieron para versionar la canción Stand by Me. Aquella campaña se viralizó en 2005, cuando Johnson grabó al músico callejero Roger Ridley. Fue entonces cuando el tema de Ben E. King dio la vuelta al planeta y convirtió a Playing for Change en un movimiento global. “El empuje que nos dio aquello nos permitió poner en marcha la fundación y dio lugar a algo mucho más ambicioso”, cuenta su cofundador y director de programas François Viguié.

Hasta la fecha, sus programas se desarrollan en 15 escuelas repartidas por mundo, la mayoría en África, aunque su proyección se extenderá en los próximos años a otros lugares de Latinoamérica como Colombia. La filosofía es clara, apunta Viguié: “Música como herramienta de cambio social y transformadora”. Un objetivo que se extiende a las comunidades. “La idea no es solo centrarnos en los más jóvenes, también ayudamos a la conservación del patrimonio cultural de estos países. En la escuela de música de países como Malí o Senegal, cuna de la cultura mandinga, nuestro empeño persigue también la conservación de sus tradiciones orales”, continúa el cofundador de Playing for Change. Del mismo modo, sus programas dan trabajo a miles de docentes locales en las diferentes escuelas que la fundación ha puesto en marcha.

Boubacar Guem, con una kora.
Boubacar Guem, con una kora.Playing for Change

Jóvenes como Boubacar han hallado un refugio en la música y han tenido la oportunidad de encontrarse con sus raíces. “Se quedó fascinado con la kora y es un ejemplo de superación. Boubacar estudiaba el instrumento unas seis horas al día con una determinación increíble”, cuenta Viguié. En la escuela de Kirina también ha tenido la oportunidad de aprender inglés y ahora confiesa que su sueño es convertir su pasión por la música en una profesión y algún día llegar a ser como Toumani Diabaté, que además forma parte de la fundación desde hace nueve años.

Junto a Toumani, cientos de músicos internacionales se han sumado a esta gran iniciativa como Alejandro Sanz o Damon Albarn, que ha unido puentes entre su proyecto personal África Express y el de Mark Johnson. Los últimos en añadirse son artistas de la talla de Robbie Robertson, mítico guitarrista de The Band, o Ringo Starr. Ambos forman parte del último vídeo de Playing for Change, en el que voces de 10 países diferentes se han unido para versionar The Weight. Una canción compuesta por el propio Robertson que, como dice su propia letra, "trasciende el tiempo y el espacio".

Jóvenes como Boubacar han hallado un refugio en la música y han tenido la oportunidad de encontrarse con sus raíces

A todo ello se suma el grupo de músicos del mundo Playing For Change Band, los verdaderos mensajeros del proyecto, y la celebración del Playing for Change Day, un evento creado en 2011 que tiene lugar cada año a finales de septiembre y que apoya la acción de la fundación en una decena de ciudades por los cinco continentes. Entre ellas, las localidades españolas de Madrid, Ibiza y Tarifa. Un proyecto global que reivindica el poder de la música como un idioma universal, capaz de crear puentes a través de la música.

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