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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Las derechas se quedan como Pepe Isbert

Mientras el PP y C's recogen los banderines del domingo, Sánchez lanza el órdago electoral. Sólo cabe pedir política, y no juego

Berna González Harbour
Una manifestante en el entorno de la plaza de Colón, el domingo.
Una manifestante en el entorno de la plaza de Colón, el domingo.Daniel Gonzalez (GTRES)

Se equivocó Pedro Sánchez al soltar en pleno tablero de parchís (donde se jugaban los Presupuestos) un par de figuras que cogió furtivamente del de ajedrez (donde se juega el Estado). Caballo y reina (por poner un nombre al relator y a la mesa de partidos sui generis que habían ideado para negociar con cierta parte de Cataluña, que no toda) intentaron moverse unos días en tablero ajeno. Pero duraron poco. Liaron tales choques sobre el terreno de juego que el Gobierno tuvo que rectificar, parar el marcador e intentar buscar otra salida. Otra táctica. Otra estrategia. Stop, catástrofe.

La oposición, mientras tanto, se quedó el domingo como Pepe Isbert tras pasar la comitiva americana en Bienvenido, Mister Marshall: guardando banderines y comprobando que, a pesar de todo el esfuerzo y la ilusión, no había cambiado nada. Con una diferencia, a peor: la derecha está tan troceada que difícilmente puede vender como un éxito una movilización mediana que tiene que dividir en tres.

Y ahí estábamos ayer, con el reloj parado y los rivales buscando aliento tras recoger las pancartas, cuando el Gobierno buscó el comodín de la llamada y planteó un posible adelanto electoral. La fecha del 14 abril, de enorme simbolismo para la izquierda por ser el Día de la República, saltó al tablero, junto con el anuncio de que —este viernes sí es sí— los restos de Franco serán exhumados en breve.

Del parchís hemos saltado al ajedrez y de ahí a los envites, los guiños o el órdago de una cita electoral que Sánchez debió haber acometido mucho antes y que ahora su entorno deja caer off the record para tensionar a izquierdas, derechas e independentistas a la vez.

Las derechas directamente no están jugando al parchís, al ajedrez ni al mus, sino que libran la batalla a hachazos por su hegemonía. Los independentistas solo tienen hoy una misión: convertir el juicio a 12 dirigentes en el juicio a un país y denigrar la imagen del Estado de derecho que ellos precisamente intentaron descomponer. El acusado acusa a los demás. Y la izquierda, o las izquierdas, intenta defenderse de todos, y especialmente de sí mismos.

Complejo escenario donde solo cabe pedir política, y no juego. O, si no hay más remedio, que las cartas estén siempre boca arriba.

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Sobre la firma

Berna González Harbour
Presenta ¿Qué estás leyendo?, el podcast de libros de EL PAÍS. Escribe en Cultura y en Babelia. Es columnista en Opinión y analista de ‘Hoy por Hoy’. Ha sido enviada en zonas en conflicto, corresponsal en Moscú y subdirectora en varias áreas. Premio Dashiell Hammett por 'El sueño de la razón', su último libro es ‘Goya en el país de los garrotazos’.

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