Los 10 africanos de 2018
Una lista de las personas más destacadas en ámbitos como la política, el deporte, el medio ambiente, la filosofía, la cultura, el cine y la defensa de los Derechos Humanos
Fiel a su cita anual, el blog África no es un país propone una lista abierta de africanos y africanas que han sido noticia o que han jugado algún papel relevante en el año 2018 que ahora acaba. Del ámbito de la política al deporte, pasando por el medio ambiente, la filosofía, la cultura, el cine o la defensa de los Derechos Humanos. Personalidades que proceden de las cinco grandes regiones del continente, hombres y mujeres que no dejan indiferente.
Winnie Mandela, la madre de la nación sudafricana
El pasado 2 de abril el mundo se conmovía con la muerte de Winnie Mandela, la controvertida segunda esposa de Nelson Mandela (se divorciaron en 1996) y activista contra el apartheid que recibió el apelativo de “madre de la nación sudafricana”. Nacida en 1936, esta trabajadora social y firme defensora de los derechos de los negros adquirió un enorme protagonismo durante el encarcelamiento de su marido, convirtiéndose en un símbolo de la lucha contra la segregación racial no sólo en Sudáfrica sino en todo el mundo.
Nabandle Nomzano Winfreda Madizikela, su verdadero nombre, también pasó largos periodos en prisión, pero ello no le impidió seguir abanderando la defensa de los más desfavorecidos. Aunque su implicación en el secuestro y asesinato de un joven militante al que se consideraba un soplón de la policía, su posterior condena por robo y fraude y una cierta ostentación de una vida de lujos envolvieron sus últimos años en la polémica, lo cierto es que fue miembro activo del Congreso Nacional Africano hasta el final. El pueblo sudafricano la despidió puño en alto.
Yacouba Sawadogo, el hombre que paró el desierto
Tras una sucesión de severas sequías que tuvo lugar a principios de los años ochenta en el norte de Burkina Faso, el agricultor y comerciante Yacouba Sawadogo tuvo una idea: utilizar técnicas tradicionales conocidas como Zaï para recuperar tierras arrasadas. Mediante la excavación de agujeros y el uso de piedras para retener el agua y la biomasa, Sawadogo logró generar un bosque de 40 hectáreas en el que conviven más de 60 especies de árboles diferentes, uno de los ecosistemas más diversos gestionados por el ser humanos en el Sahel. Por todo ello el pasado 23 de noviembre recibió el Premio de la Fundación Right Livelihood en Estocolmo.
Su labor no siempre fue reconocida. Al principio le consideraban un loco y llegaron incluso a quemarle el bosque. Pero perseveró y siguió innovando su técnica, introduciendo cultivos como el mijo, sorgo y maíz en las tierras que iba regenerando, produciendo forraje para el ganado y creando nuevas oportunidades de negocio, como la apicultura. El éxito de Sawadogo hizo que muchos se interesaran por su técnica y puso en marcha los mercados Zaï y formaciones para divulgar sus conocimientos. Ello ha contribuido a regenerar decenas de miles de hectáreas no sólo en su país sino en otros de la región.
Denis Mukwege, un médico que combate el horror
El pasado 5 de octubre el Comité Noruego anunciaba la concesión del Premio Nobel de la Paz al ginecólogo congolés Denis Mukwege, compartido con la activista iraquí Nadia Murad. Nacido en Bukavu, al este de la República Democrática del Congo, y tras estudiar Medicina en Burundi y Ginecología en Francia, decidió regresar a su ciudad natal donde se puso al frente del hospital de Lemera. Sin embargo, hasta allí mismo fue a buscarle una guerra que comenzó en 1996 y que ha afectado, de manera muy intensa, a mujeres convertidas en víctimas de una desgarradora violencia sexual que se fue extendiendo por toda la región.
El doctor Mukwege, horrorizado por las primeras violaciones, se puso manos a la obra y comenzó a operar terribles lesiones genitales provocadas por las agresiones, muchas de ellas en grupo, que en ocasiones incluían amputaciones, golpes y disparos. Poco después fundó el hospital Panzi. Se calcula que por sus manos han pasado más de 50.000 mujeres violadas y unas 85.000 que han sufrido otro tipo de lesiones. Sin embargo, el empecinado Mukwege no es sólo un esforzado médico y un investigador, sino que se ha convertido en la voz que denuncia el horror y la impunidad, por lo que también han ido a por él. Difícil será callarle.
Al Sisi, otro dictador al frente de la Unión Africana
La edulcorada farsa electoral que vivió Egipto el pasado mes de marzo tuvo su guinda al conocerse los resultados el 2 de abril: el exmariscal Abdelfatá Al Sisi, el golpista que derrocó al islamista Mohamed Morsi (hoy enfermo y encarcelado), el tirano que aplasta a todo aquel que se atreva a contradecirle, el hábil militar con ínfulas de faraón, ganaba los comicios presidenciales con un 97% de los votos (y un 60% de abstención). Con el ejército a sus espaldas, el general que apoyó la Primavera Árabe y la caída de Mubarak se presenta ahora como el hombre fuerte necesario para controlar sus excesos.
Pero Al Sisi vivirá otro momento de gloria este año 2019 cuando sea entronizado, si todo va según lo previsto, como presidente de turno de la Unión Africana el próximo mes de enero. Sucede en el cargo al ruandés Paul Kagame, quien lanzó dos iniciativas de peso: una profunda reforma del organismo panafricano para tratar de ganar independencia económica mediante la aplicación de una tasa del 0,2% a la importación de bienes que reportaría unos 1.000 millones de euros anuales y la creación de la Zona de Libre Comercio Continental (ZLEC, según sus siglas en francés). Ambos proyectos están en construcción con numerosas dificultades y la tarea de Al Sisi será llevarlos a término, aunque muchos dudan de su carisma para hacerlo.
Laeïla Adjovi, la nueva mirada de África
El pasado 3 de mayo la periodista y fotógrafa franco-beninesa Laeïla Adjovi, de 36 años, recibía el Gran Premio Léopold Sédar Senghor de la Bienal de Dakar por su trabajo titulado Malaîka Dotou Sankofa, una serie de fotografías en las que denuncia la estereotipada imagen que Occidente tiene sobre el continente africano pero también con la que ha querido mostrar la capacidad de crear, soñar e inventar de los propios africanos. Sus imágenes alegóricas muestran a una joven vestida con traje masculino que porta unas gigantes alas confeccionadas con diferentes telas de wax pero que está como encerrada en un decrépito edificio (el antiguo Palacio de Justicia de Dakar).
Adjovi, que obtuvo esta distinción junto al documentalista Loic Hoquet, reside en la capital senegalesa desde 2010. Licenciada en Ciencias Políticas y Periodismo, comenzó con la fotografía durante una estancia en Nueva Delhi a la edad de 20 años y desde entonces se ha ido moviendo entre el fotoperiodismo y la expresión artística. La serie viene acompañada de un poema. “Hemos querido representar que la identidad africana debe ser también el instrumento de nuestra liberación”, aseguraba la propia Adjovi durante una entrevista, en la que también reconoció sentirse influenciada por la figura de Thomas Sankara, el presidente burkinés asesinado en 1987, y en concreto por su frase: “Hay que vivir africano, es la única manera de vivir dignos y libres”.
Lupita Nyong’o, la pantera negra de Hollywood
Era una de las películas más esperadas por los seguidores de Marvel y los filmes de superhéroes, no en vano el pasado 16 de febrero se convirtió en el mejor quinto estreno en taquilla de Hollywood en toda su historia, y es sin duda uno de los fenómenos cinematográficos del año. Es cierto que el resultado final de Black Panther, la adaptación al cine de las aventuras de Pantera Negra con toda su estética afro y sus superpoderes negros, resulta bastante decepcionante, pero en ella brilla de nuevo el talento de Lupita Nyong’o, la actriz keniana nacida en México en 1983 y ganadora de un Óscar en 2013.
En esta ocasión, Nyong’o se mete en la piel de Nakia, la fascinante exnovia del superhéroe. La actriz pasó toda su infancia en Kenia y cursó sus estudios entre la Universidad de Nairobi y Estados Unidos, donde acabó su formación teatral, participando en varias producciones. Sin embargo el primer gran éxito le llegó con su desgarradora interpretación de Patsey en la cinta 12 años de esclavitud, estrenada en 2013, que le valió no solo el Óscar y el premio del Sindicato de Actores como mejor actriz de reparto, sino estar nominada al Globo de Oro y al galardón BAFTA.
Murielle Ahouré, la marfileña voladora
Birmingham. Campeonato Mundial de Atletismo en Pista Cubierta, final femenina de los 60 metros lisos. Ocho corredoras saltan al tartán mientras la megafonía anuncia sus nombres. En la calle número cuatro, con el dorsal 645, se encuentra Murielle Ahouré. Hacía tan solo unas semanas, su padre había fallecido de cáncer. Desde el pistoletazo de salida, la atleta marfileña de 30 años se sitúa en primera posición y en apenas un pestañear de ojos alcanza la meta con una notable diferencia sobre sus rivales. Había hecho una espectacular marca de 6,97 segundos. Era no solo su primera victoria en un campeonato mundial, sino la primera vez que un velocista africano, hombre o mujer, ganaba la prueba de 60 metros.
Señalando al cielo y entre lágrimas, Murielle Ahouré se lo dedicaba a su padre. Debido al trabajo de este como oficial de las Fuerzas Armadas y tras sus tres primeros años en Abijan pasó su infancia de un país a otro, entre Francia, Japón, China y Alemania. Fue cuando estudiaba en Estados Unidos cuando se unió al equipo de atletismo de su escuela y ha sido en este país donde ha desarrollado su carrera deportiva. Tras conseguir espectaculares resultados en los 200 y 100 metros lisos, entre los que destacan dos medallas de plata en campeonatos mundiales, el pasado 2 de marzo lograba al fin el primer oro de su carrera. En Abijan la recibieron días después como una auténtica heroína.
Sahle-Work Zewde, la única presidenta africana
El 25 de octubre la diplomática Sahle-Work Zewde se convertía en la primera presidenta de Etiopía en su historia y en la única mujer jefa de Estado en el continente africano en la actualidad. Con el viento en popa de los profundos cambios emprendidos por el primer ministro Abiy Ahmed, la veterana embajadora y representante de su país en Naciones Unidas, de 68 años, llega decidida a jugar un papel de impulso de las reformas en marcha, en especial en materia de género. “Si alguien piensa que hablo mucho de las mujeres, que espere a escuchar todo lo que tengo que decir”, aseguró nada más ser elegida por el Parlamento.
Licenciada en Ciencias Naturales por la Universidad de Montpellier, en Francia, mantiene una especial relación con este país europeo en el que fue representante de Etiopía durante cuatro años. Con una indudable capacidad para el diálogo, Zewde parece dispuesta a jugar su rol institucional a favor de la cultura, el desarrollo y el medio ambiente, tratando de mantenerse ajena, como hasta ahora, de las luchas partidistas y étnicas que tanto han desangrado a la élite políticas de su país. Mientras tanto, Etiopía, con una mujer también al frente del Tribunal Supremo y un Gobierno paritario, sigue dando buenas noticias. La persona nominada para velar por la limpieza de las elecciones de 2020 será una opositora, Birtukan Mideksa.
Joao Lourenço, todo el poder en sus manos
Aunque creció bajo la hégira del todopoderoso Eduardo dos Santos, el nuevo presidente de Angola ha mostrado tras un año al frente del país su intención de marcar distancias respecto a su mentor. Cuando el pasado 8 de septiembre se hizo con las riendas del Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA), Joao Lourenço daba por terminada su maniobra para acumular todo el poder. En este tiempo ha perseguido con ahínco la corrupción que gangrena el país, empezando por la riquísima hija de su antecesor, Isabel dos Santos, y ha tratado de limpiar de malas hierbas las estructuras del partido y el Gobierno.
Militar formado en la ex Unión Soviética, Lourenço nunca ocultó sus ambiciones. En 2002, después de postularse para suceder a Dos Santos y ser rechazado, tuvo que vivir su particular travesía del desierto. Como una hormiguita fue escalando posiciones en el partido y en el Ejecutivo, alcanzando la cabeza del Ministerio de Defensa en 2014 y la vicepresidencia del MPLA en 2016. Con el Ejército a su favor y considerado un moderado, el resto era esperar. Sin embargo, nada más llegar a la Presidencia ha marcado estilo. El pasado mes de mayo abroncó a sus colaboradores por el gasto excesivo previsto para una visita a Francia. “No estamos para derroches”, dijo.
Felwine Sarr, repensando África
El senegalés Felwine Sarr (Niodior, 1972) es uno de los mejores representantes de la nueva generación de intelectuales africanos. Profesor universitario, economista, escritor y músico, es autor, entre otras obras, de Afrotopia (2016), un libro en el que plantea la necesidad de descolonizar las mentes y crear una nueva filosofía africana y que acaba de ser traducido al español. Este año recibió el encargo del Elíseo, junto con la historiadora del Arte Bénédicte Savoy, de llevar a cabo una misión de estudio sobre la restitución de obras de arte africanas que se encuentran en Europa a museos africanos, una tarea que ya está dando sus primeros frutos.
Desde 2016, en colaboración con el camerunés Achile Mbembé, dirige los Talleres del Pensamiento en Senegal, un espacio de debate compartido entre Dakar y Saint Louis pero abierto a todo el continente, en el que universitarios, intelectuales y pensadores africanos discuten sobre asuntos como el feminismo o la relación de África con el mundo. Junto a los escritores Boubacar Boris Diop y Nafissatou Dia ha creado la editorial Jimsaan. Aunque parezca increíble, Felwine Sarr también tiene tiempo (cada vez menos) para la música y ha publicado tres discos. Miembro de una saga de ocho hermanos, todos artistas y creadores entre los que destaca la figura del músico y documentalista Saliou Sarr (Alibeta), su compromiso y espíritu crítico pone de manifiesto el dinamismo de una África que muchos perciben equivocadamente como una foto fija.
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