"Siempre han estado asociadas al aumento de masa muscular", concede Marques. "Sin embargo, la masa muscular también necesita otros nutrientes como agua, glucosa, vitaminas y minerales". Además, no por más ingerirlas se multiplican sus efectos: "Cuando las tomas en exceso el organismo las metaboliza para eliminarlas. No las almacena más allá de sus necesidades".
Marques resalta también su papel saciante y su digestión prolongada, lo que provoca que el organismo gaste más calorías para poder digerirlas, absorberlas y metabolizarlas en comparación con otros nutrientes. A esto se suma su bajo aporte calórico inicial, señala Quintas: cuatro kilocalorías por cada gramos de proteína.
"El mito que más persigue a las proteínas es que las dietas altas en este nutriente dañan los riñones", acusa Quintas, "aunque actualmente sabemos que cantidades mayores de los 0,83 gramos por kilo de peso al día son seguras", y que el cuerpo metaboliza y elimina las que no necesita, "esto no significa que podamos ni debamos comer todas las proteínas que queramos, ya que consumir tanta cantidad desplazaría el consumo de otros grupos de alimentos esenciales". Además, no hay que olvidar la necesidad de combinar la ingesta de proteínas animales y vegetales.