Las joyas construidas como edificios de la diseñadora Catalina D'Anglade
Frank Lloyd Wright, Oscar Niemeyer o la Bauhaus son las referencias de las colecciones de objetos de edición limitada que crea esta firma que, también, colabora con el Museo Thyssen-Bornemisza
Decía Frank Lloyd Wright que “todo gran arquitecto, necesariamente, es un gran poeta”. Ampliaba así, el maestro del organicismo, a diferentes artes las referencias de la que bebía su trabajo: la pintura, la artesanía, la propia naturaleza… A la inversa esta influencia también se imprime y, a veces, una joya tiene más de arquitectura que de orfebrería. La diseñadora de joyas Catalina D’Anglade (Madrid, 1973) es ese ejemplo.
“La arquitectura están tan presente en mis diseños que mi primera colección, New York, es un homenaje a la arquitectura de la ciudad”, cuenta la creadora. D’Anglade creó su firma de diseño de joyas y objetos en 2016, desde entonces ya ha colaborado con modistas como Elena Benarroch, la artista Fernanda Fragateiro, o el museo Thyssen-Bornemisza. Sus colecciones tienen influencias de la Bauhaus, de Óscar Niemeyer y del mencionado Lloyd Writght: “La arquitectura racionalista también me interesa muchísimo por las formas geométricas simples, por la concepción dinámica del espacio; mi firma es un laboratorio donde tienen cabida nuevos materiales en el diseño de joyas, como en su época fueron el acero, el hormigón y el vidrio”.
Así, en sus colecciones, que caminan entre el minimalismo y el pop, ha llegado a unir el metacrilato con el oro o el latón con elementos flúor: “En la arquitectura y en el diseño de joyas, la premisa es la búsqueda de la belleza, nuestras piezas se consideran esculturas y el estudio de volúmenes que hacemos es similar”. De hecho, la relación entre ambas disciplinas ya se había visto en nombres como el escultor David Rodríguez Caballero o el arquitecto Frank Gehry, que también han lanzado sus propias ediciones de joyas de edición limitada. “Mis piezas son como edificios, me gusta el aluminio quirúrgico mezclado con el negro, el gris, el acero... me recuerda a las ciudades”, añade.
Pablo Palazuelo, Eduardo Chillida, Oskar Schelemmer, Issey Miyake, Alexander Calder o Lygia Clark son algunos de los nombres de creadores referentes de Catalina D’Anglade. De hecho, su vinculación con el arte es mayúscula y, desde hace dos ediciones, la feria Arcomadrid otorga el premio Catalina D’Anglade, cuyo ganador –el pasado año fue el madrileño Secundino Hernández– pasa a formar parte de la colección de arte de la propia firma. “Busco potenciar lo hecho en España, tenemos gente con talento; y me gusta que se conozca a los artistas fuera de la pintura o la escultura”. De momento, su firma ha lanzado una serie de alfombras en edición limitada en colaboración con el artista Rafa Macarrón.
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