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700.000 salmones ‘dopados’ escapan de una piscifactoría en Chile

La ONG Greenpeace denuncia que los peces tienen "altas dosis de antibióticos"

Vista de un centro de cultivo de salmón cerca de la isla de Chiloé en el sur de Chile.
Vista de un centro de cultivo de salmón cerca de la isla de Chiloé en el sur de Chile. Getty Images

Es una de las mayores fugas de peces en Chile. Cerca de 700.000 salmones se han escapado de las jaulas del centro de cultivo de la empresa noruega Marine Harvest, ubicada cerca de la Isla Huar, en el sur del país latinoamericano, después de que una tormenta dañara las instalaciones. La organización no gubernamental Greenpeace ha denunciado que la fuga es un desastre medioambiental con graves consecuencias, ya que muchos de los peces contienen altas dosis de antibióticos. Por su parte, el Gobierno, que ha interpuesto una demanda a la salmonera, ha alertado del riesgo de ser consumidos por humanos. 

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"Es un potencial desastre ambiental, cuyas consecuencias para el área aún no se conocen, pero podrían ser muy grave", ha señalado Estefania González, coordinadora de océanos de Greenpeace Chile. El antibiótico inyectado en los peces se llama Florfenicol, pero la empresa ha minimizado el peligro, alegando que "existe muy poco riesgo de que pueda generar resistencia en los organismos humanos".

El gerente de Marine Harvest, Fernando Villarroel ha explicado que la compañía está haciendo pruebas en los salmones que se lograron recuperar. "Hasta ahora, el 80% de las pruebas no muestran rastro del antibiótico y el 20% restante tiene niveles un 50% inferiores al límite establecido en las regulaciones sanitarias de Chile", ha asegurado.

El Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura de Chile (Sernapesca) ha interpuesto una demanda este miércoles contra la empresa noruega por la fuga de estos salmones y por considerar que, "efectivamente, puede haber un incumplimiento de la empresa respecto a las garantías de que las estructuras puedan resistir eventos como el que ocurrió", según ha explicado Ruth Alarcón, subdirectora de acuicultura del servicio.

La legislación chilena establece un plazo de 30 días para que la empresa recupere al menos el 10% del pescado que ha escapado. De no ser así, se presume la existencia de un daño ambiental y el tribunal correspondiente podría obligar a la empresa a pagar una multa de hasta 220.000 dólares (cerca de 190.000 euros) o cerrar definitivamente la instalación. 

"Estamos monitoreando todos los esfuerzos de recuperación, asegurándonos que estos peces sean llevados a una planta procesadora de harina de pescado porque, obviamente, no pueden ser consumidos directamente por los humanos", ha asegurado Alarcón. Hasta ahora, solo se ha recuperado el 5,7% de los peces, según la agencia France Presse.

Los pescadores chilenos están trabajando para tratar de recuperar más salmones y las autoridades chilenas han permitido a Marine Harvest usar un buque con una ecosonda para facilitar la detección de los salmones. Greenpeace ha denunciado también el hecho de que "en el centro no había personal disponible para activar planes de contingencia". Según la ONG, "lo más grave es que, en vez de ser la propia empresa la que responda con un plan de reacción serio y propio, están siendo los pescadores artesanales los que han debido ir al rescate de la empresa". 

El pasado 6 de julio, una tormenta dañó nueve jaulas del centro de cultivo Punta Redonda de la empresa Marine Harvest, ubicado en las cercanías de la Isla Huar, a unos 20 kilómetros al sur de la ciudad de Puerto Montt. Marine Harvest es uno de los mayores productores de salmón del mundo.

"Es necesario que las autoridades investiguen las causas de esta fuga y procedan con las sanciones correspondientes. No puede ser que un simple temporal, nada fuera de lo común en la zona, genere una emergencia de esta magnitud", ha lamentado Greenpeace, que precisó que en todo el año 2017, la industria salmonera chilena registró la fuga de 212.000 peces.

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