_
_
_
_

Una madre, condenada a un curso de reeducación por no dejar a sus hijos ver a su padre gay

El caso ocurrido en Sudáfrica pone de manifiesto la descriminación que existe todavía contra los homosexuales en el país, a pesar de ser legal el matrimonio entre personas del mismo sexo

getty

Una madre divorciada que no quería que sus hijos, de nueve y 11 años, vieran y pasaran tiempo con su padre homosexual por “miedo a su estilo de vida gay” ha sido demandada y sentenciada. La mujer de Pretoria (Sudáfrica) “deberá restituir, de inmediato, las visitas y además acudir a clases de educación parental”, según ha determinado un juzgado de este país.

Más información
Mis hijos tienen dos papás
Los colegios que se implican con los niños trans
“¡Eso sí que es tener huevos!”

Tras varios intentos fallidos de ver a sus hijos, el progenitor, ahora soltero y que vive con su pareja, un hombre, demandó a la que una vez fue su mujer. La madre llegó a impedir de forma total que los viera. Para tomar esta decisión, esta alegaba que sentía temor por sus pequeños, debido al estilo de vida del hombre. Esto contradice la sentencia de divorcio, firmada el pasado mes de febrero, que determina que el demandante tiene acceso total a los niños. A pesar de esta situación amarga, el padre ha seguido pagando la pensión correspondiente a la progenitora.

La mujer ha llegado, incluso, a mandarle citaciones judiciales, criticando su “forma de promover su orientación sexual y modo de vida con sus hijos”. En las que, además, solicitaba que los niños no vieran a sus amigos hombres, punto que también ha rechazado el juzgado. Un experto en psicología ha asegurado que los niños no tienen ningún tipo de trauma.

Según ha defendido la madre en su alegato, ella ha crecido en una cultura en la que la homosexualidad es considerada un pecado. Esto fue muy discutido en la corte ya que mostraba cómo la mujer diferenciada claramente su  pensamiento "sobre los gais, que describió como personas que solo tienen preocupaciones sexuales, y sobre los heterosexuales que, por el contrario, ocupan su tiempo en muchas actividades y que, ocasionalmente, practican sexo”.

El divorcio sucedió en 2014

Tras la separación en 2014, el padre pudo ver a sus hijos sin problemas, a pesar de convivir con un varón, pero la situación cambió con el divorcio. Aunque al principio parecía que la mujer aceptaba su estilo de vida, “poco a poco empezó a mostrar una actitud más parcial, pensando que todos los homosexuales son personas que abusan de menores o pedófilos”, según se explica en la demanda presentada. “Su conducta era cruel y maliciosa y parecía creer que mi pareja -varón- podía infectar a los niños con la misma enfermedad”, denunció el padre. Según él, la mujer usaba a los niños para castigarlo. Además, subraya que amó muchísimo a la madre de sus hijos y que tuvo un amante varón para intentar que su matrimonio siguiera vivo, “pero finalmente tuve que confesarle mi orientación sexual”. El apoyo necesario para enfrentar la situación la obtuvo de amigos y otras parejas homosexuales.

Tras determinar que los miedos de la progenitora se deben a su concepción errónea en referencia a la comunidad gay, el tribunal ha sentenciado que el padre puede seguir viendo a sus hijos y que la madre asista a un curso de educación parental.

A pesar de que Sudáfrica fue el primer país del mundo en tener una Ley constitucional de discriminación basada en la orientación sexual, también ha sido el primer país de África en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo, aunque todavía muchos gais se enfrentan a la violencia y la marginación.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_