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La odisea de dos madres para inscribir a su hijo

Más de 10 años después de la aprobación del matrimonio gay, los colectivos LGTBI denuncian la discriminación que sufren en el Registro Civil en los temas de filiación

Brenda y María José con sus hijos mayores, mientras esperaban la llegada de Lennon.
Brenda y María José con sus hijos mayores, mientras esperaban la llegada de Lennon.moonmamas.eu

El día que el pequeño Lennon nació, antes de tiempo y casi sin avisar, sus madres se repartieron las tareas para salir cuanto antes del centro hospitalario. Mientras Brenda, la madre biológica, se recuperaba del parto, María José, la madre no gestante, acudía a la ventanilla única del hospital, donde se supone que se puede hacer la inscripción telemática en el Registro Civil de los recién nacidos. Varios mensajes de error después, el administrativo tiró la toalla: “Por lo que sea no puedo inscribir al niño en el sistema; da un error. Tendrá que registrarle en su ayuntamiento”. ¿El error sería por llamarse Lennon? ¿O por tener dos madres? Por increíble que parezca, en pleno año 2016, más de una década después de la aprobación de ley del matrimonio homosexual, el programa informático del Registro Civil no concibe siquiera esa posibilidad. O padre y madre, o madre soltera.

Discriminación sexual

Las parejas de mujeres tienen que estar casadas y presentar un certificado de la clínica de reproducción asistida. Algo que no sucede con las parejas heterosexuales”

“Nos hemos sentido discriminadas tres veces. Y esto no nos había pasado con el nacimiento de nuestros hijos mayores en otro municipio: los inscribimos sin problemas hace siete años en un solo libro de familia donde se reconoce a sus dos madres. Pero con el nacimiento de Lennon empezamos a sentir el trato discriminatorio en el hospital, cuando el programa informático del Ministerio de Justicia -diseñado para acortar la burocracia y que los nuevos padres puedan estar con los recién nacidos-  no nos reconocía”, explica María José. “Todos los bebés que nacieron en aquel hospital el mismo día que Lennon fueron inscritos por sus padres allí mismo. Menos nosotras. En el ayuntamiento nos volvieron a discriminar: no lo podríamos hacer en nuestro municipio y nos pidieron que nos desplazásemos al Registro de Denia, a más de media hora de distancia en coche, y además nos reclamaban un certificado de la clínica reproductiva. Sin ese papel no lo podríamos registrar. Nos discriminaban por tercera vez. Yo esperaba que me reconocieran la presunción de maternidad, como se da por hecho la paternidad a los hombres en las parejas heterosexuales que registran a sus hijos, pero nos dijeron que no, que lo tendría que decidir un juez. Para formar una familia, las parejas de mujeres tenemos que estar casadas por obligación y además presentar ese documento de una clínica para evitar una hipotética demanda de paternidad; dos requisitos que no se exigen a las parejas heterosexuales”, insiste la madre no gestante de Lennon.

Tres semanas después, el juez, en una interpretación estricta de la ley, dio una respuesta: el niño tendría que ser inscrito en un libro de familia independiente donde solo aparecería Brenda, como madre soltera. De repente, en los papeles, Lennon se había convertido en un menor con una sola madre y sin sus dos hermanos mayores. Además, se da la circunstancia de que la madre biológica, Brenda, es irlandesa, por lo que el niño todavía no tiene la nacionalidad española, con todo lo que eso conlleva. En el supuesto hipotético de que la pareja se divorciara mañana, Brenda podría negar a María José el contacto con su hijo, como ya ha sucedido en otras ocasiones. Incluso, en el peor de los casos, si la madre gestante falleciera en este lapso, en ningún documento oficial quedaría registrado que el niño tiene familia numerosa en España.

Este periódico ha consultado a la Dirección General del Registro Civil sobre el caso y la respuesta ha sido que “se estudiará si la ley 19/2015 de 13 de julio ha modificado o no la Ley sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida y permite, por tanto, no hacer discriminación entre hombre y mujer en aquellos casos en los que el padre o madre no gestante esté casado con la madre gestante". "Otra cosa distinta", prosiguen, "es que esa ley deba ser reformada y actualizada para contemplar casos que en estos momentos requieren esa actualización. Es decir, hay una necesidad de reforma legislativa, pero esto no puede atribuirse a discriminaciones ejercidas por los jueces, ya que ellos dan cumplimiento a la ley establecida”.

Matrimonio obligatorio

El caso de las madres de Lennon -que han promovido una campaña de recogida de firmas en Change.org para reivindicar sus derechos- no es un hecho aislado ni su bebé el único menor que quedaría desprotegido en los papeles. Según explica Charo Alises, abogada y coordinadora del servicio jurídico de la FELGTB, este problema se plantea cada vez que una pareja del mismo sexo quiere registrar a su hijo. “Nos encontramos ante una violación del derecho del menor, de la ley de protección a la Infancia y la Adolescencia. Debido a esta situación absurda e injusta, la madre no reconocida tendría que hacerse tutora legal del niño e iniciar el proceso de adopción, que es un parche, una puerta de atrás para arreglar algo que la ley no arregla. Tenemos un menor que de momento es irlandés y ni siquiera tiene los derechos que tendría si fuera español. Además, está el principio de discriminación entre hermanos: los dos niños mayores tienen a sus dos madres reconocidas, pero el hermano pequeño no. No hablamos de orientación sexual, hablamos de defender los derechos de un menor”.

Alises recuerda el caso de una pareja de mujeres que esperaba el nacimiento de sus hijas gemelas. De repente, la madre gestante sufrió una amenaza de parto prematuro y no les dio tiempo a casarse, como pretendían hacer antes de que nacieran sus hijas. ¿Consecuencia? Tuvieron que iniciar el proceso de adopción posteriormente, con el gasto económico y de tiempo que implica. “Las parejas de mujeres se ven obligadas a casarse para tener hijos. Algo inconcebible en las parejas heterosexuales. Pero no es solo eso: pedir un certificado de una clínica de reproducción asistida es una violación de la intimidad. Con ese certificado de donante anónimo se puede agilizar el dichoso proceso de adopción, pero si una pareja no lo presenta vemos los problemas que tienen para registrar a sus hijos. ¿Por qué piden a las mujeres ese certificado y no una prueba de ADN a los padres heterosexuales?”, añade la abogada.

Reivindicación social

La prevalencia de la realidad biológica sobre la realidad afectiva ha demostrado estar obsoleta. El Tribunal Supremo reconocía en una sentencia pionera de 2015 la “intención de maternidad” y el derecho a filiar a un hijo por la madre no gestante. Maribel Blanco se convertía así en la primera mujer que lograba este reconocimiento, después de más de una década reclamando al hijo que había tenido con su expareja, quien intentó negarle el derecho a ver al niño y que ahora no le facilita el libro de familia.

“Después de que el Juzgado de Primera Instancia de Talavera de la Reina y el Registro Civil hayan tardado 18 meses en cumplir la sentencia firme del Tribunal Supremo, cuando por fin he podido registrar a mi hijo, me encuentro que debo aparecer como “padre”. ¡Padre! Los formularios no nos reconocen como realidad social; no existe otra opción”, describe Maribel Blanco. Al sinsabor de aparecer con un género que no es el suyo en los documentos oficiales se añade la imposibilidad de conseguir un nuevo libro de familia. “En el Registro de Talavera de la Reina me dicen que no pueden emitir un nuevo libro de familia, donde se reconoce que es mi hijo, porque primero hay que entregar el libro obsoleto. Algo que mi expareja no va a hacer. ¿De verdad no pueden emitir un nuevo libro de familia o no quieren hacerlo? Cómo es posible que permitan la falsedad documental y mi hijo vaya con un libro obsoleto con unos apellidos que ya no aparecen en el registro? ¿A nombre de quién van a llegar las notas del instituto de mi hijo, si ahora tiene otros apellidos?”, se lamenta.

La Fundación Triángulo, que sigue su caso y está pendiente de que consiga el libro de familia correcto, considera que esta burocracia no es más que una discriminación administrativa contra el colectivo LGTBI. “Tenemos un problema de acceso real a la justicia: una cosa son las leyes en el papel y otra es la aplicación del día a día. Nos encontramos instituciones como el Registro Civil, resistentes a los cambios sociales, que no se adaptan a los nuevos modelos de familia y no los facilitan”, afirma Raúl González, representante de la Fundación. Y añade: “Que en el programa informático de Registro no se pueda meter los nombres de dos madres ya indica que no hay intención de normalizar las cosas. Ese programa es muy posterior al año 2005, cuando se aprobó la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo. Es una decisión administrativa, no una decisión legal, y lo que hacen es dificultar disimuladamente todo lo posible a las familias”.

Para evitar este posible trato discriminatorio, sea intencionado o no, la FELGTB ha desarrollado una propuesta de Ley de Igualdad LGTBI y de No Discriminación, presentada ante el defensor del pueblo y ante los distintos partidos políticos. Entre otras medidas, esta propuesta de ley recoge los derechos de las parejas del mismo sexo y sus hijos, con independencia de cómo se haya establecido su filiación. También reclama que las administraciones públicas y la documentación administrativa reconozcan la diversidad familiar y las relaciones afectivas LGTBI. Esta propuesta podría llegar al Congreso y Senado de la mano de algún partido político e iniciar los trámites para su debate y aprobación. Quizás si se aprobase esta ley, preparada por el colectivo que más sufre y conoce sus necesidades, no se vuelva a repetir casos como el del pequeño Lennon.

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