La familia Franco pone a la venta otra propiedad de su millonaria herencia

La familia Franco parece estar dispuesta a hacer caja y a deshacerse de algunas de las propiedades que han heredado de Carmen Franco, la única hija del dictador que falleció el pasado 29 de diciembre. Poco más de dos meses después de su muerte sale a la venta una nueva propiedad de esta herencia millonaria, que se estima entre 500 y 600 millones de euros, sobre las que los siete hijos del clan han realizado un pacto de silencio para intentar minimizar la atención mediática que despierta. Sin prisa pero sin pausa, los herederos se han apresurado a poner a la venta la finca de La Piniella, situada a unos 20 kilómetros de Oviedo y que tiene una extensión de unas 50 hectáreas.

La finca, que incluye una vivienda, ha salido a la venta por cinco millones de euros negociables, según informó Antonio Avilés, portavoz de la inmobiliaria MiKeli Luxury Real encargada de la transacción, al diario asturiano El Comercio. Esta misma fuente apunta que La Piniella es la "típica casa solariega asturiana, señorial y blasonada, de planta rectangular, con unos 300 metros cuadrados, dos pisos y bajocubierta, una decena de habitaciones y varios salones y cuartos de baño".

La casa se vende completamente amueblada, y el que desee aventurarse y comprar esta mansión en la que Francisco Franco pasó su corta luna miel, se encontrará con numerosas pertenencias personales de la familia, que incluyen desde retratos del dictador y su mujer a vajillas con el emblema franquista. Además la vivienda cuenta también con un “oratorio con dos retablos, cruces, velones, estampas, rosarios y vírgenes”, apunta Avilés. Desde la inmobiliaria aseguran que se vende con todo incluido porque la familia ya ha sacado todo lo que le interesaba conservar.

Además del edificio principal, el terreno también cuenta con otras edificaciones, en concreto un palomar, una cabaña y una cuadra. El responsable de la inmobiliaria ha manifestado que la finca y la casa se encuentran perfectamente conservadas, ya la parcela ha estado cuidada durante años por dos guardeses que se encargan de mantener la propiedad como estaba hace sesenta años, cuando el dictador y su mujer, Carmen Polo, iban allí a pasar las vacaciones.

Por el momento se desconoce si hay personas interesadas en esta propiedad pero también se ha sabido que los encargados de su venta se han puesto en contacto con la Asociación de Hostelería y Turismo de Asturias ya que, en su opinión, el inmueble y su entorno ofrecen muchas posibilidades para el sector hostelero ya que se trata de "un lugar único".

A finales del pasado mes de febrero la familia Franco fue también noticia porque se conoció que habían encargado la venta del pazo de Meirás –ubicado en el municipio coruñés de Sada– a la misma inmobiliaria asturiana que se encarga de vender esta otra propiedad. La venta de Meirás, que está en el mercado por ocho millones de euros, puede resultar misión imposible, ya que se trata de un regalo al dictador adquirido mediante suscripción popular y supuestas expropiaciones forzosas por parte de las autoridades del régimen, y a que su devolución es reclamada desde hace años por el Ayuntamiento. Desde este verano, también el Gobierno de la Xunta ha pedido públicamente su donación gratuita al pueblo gallego. Dos comisiones impulsadas por la Diputación de A Coruña y la Xunta buscan actualmente vías legales para incorporar al patrimonio público las también conocidas como Torres de Meirás.

El mismo gerente de MiKeli Luxury Real reconoció en ese momento que el revuelo social apoyado por el compromiso político puede "dificultar" la venta porque "hay gente que no quiere problemas". Este inmueble fue declarado Bien de Interés Cultural, y desde ese momento debe abrir a las visitas públicas cuatro días al mes, aunque los Franco han incumplido en numerosas ocasiones esta obligación y en las visitas solo se puede visitar una mínima parte del conjunto.

En cualquier caso, estos movimientos indican que cada miembro de la familia debe tener claro ya quien es el propietario de cada uno de los bienes de la fortuna heredada de su madre y también que tienen prisa por deshacerse de algunos inmuebles, incluido el polémico pazo de Meirás. Un posible intento de sortear las complicaciones que el futuro pueda traer sobre la polémica propiedad de estos bienes.