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Els Escurçons 2015, luna nueva

Leandre Escorsell / Estilismo de Anna Vallès

Nueve de junio de 2015, la luna en Piscis anunciaba tempestad. El rayo golpeó la tierra. Las cepas absorbieron y devolvieron uvas y comprensión.

El incendio cercó el viñedo de Els Escurçons, el fuego y el humo intentaron que todo recomenzara. Personas y cepas se reencontraron tras la tragedia. En silencio, el sentimiento, desnudo ante la visión de la muerte cercana, regala otra oportunidad a la razón. Las uvas crecen y las voces del sol y el rocío, de los pájaros y el viento, de Eurídice convertida en Orfeo, muestran el camino. Y el vino que será sonríe y anuncia que no ha habido muerte, sino sueño entre tinieblas. Empujan las raíces sabias y paren. El olfato y la vista distraen; el tacto, no. Cuando el paladar recibe Els Escurçons 2015, habla la profundidad del monte. Garnacha concentrada e intensa: el cuerpo es pizarra, los ojos pámpanos, los dedos fruta. Amapolas y transparencia, pasmo ante la procesión de hormigas cargadas de arándanos rojos. El vino sonríe, sí: tiene un corazón grande y palpita. Guante de seda rojo sobre la tierra. 

Els Escurçons 2015

Ficha técnica: DOQ Priorat (Tarragona), 14,5%. El vino lleva el nombre del viñedo, garnacha tinta en suelo de llicorella (pizarra ferruginosa) trabajado en ecológico. La uva fermenta espontánea en depósitos de cerámica y reposa, después, en grandes damajuanas. Precio: en torno a 70 euros.

Sensaciones: Las cepas renacen y las personas con ellas. Desaparecen tensión y fuerza, llega con alegría un espacio nuevo y diáfano. Es el vino del corazón.

A través del cristal: Tabla de madera de IDdesign. A la izquierda, copa de degustación para burdeos de Zalto y, a la derecha, copa de Cristal de Sèvres.

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