(GTX)* 2015, feliz pirueta enológica

Cuando alguien elabora un vino y se ufana de no mencionar variedad de uva ni origen, pareciera que tendría que ser una de dos: o un fraude vestido de provocación o un truco más de marketing para llamar la atención en el competitivo mundo del vino. Pues en este caso no es ni lo uno ni lo otro. Es la ingeniosa solución que han encontrado los bodegueros mallorquines de Ànima Negra, cuyo buen hacer está sobradamente acreditado para elaborar una soberbia garnacha —garnatxa en catalán, de ahí el nombre del vino, GTX— de unas escasas viñas muy viejas, cultivadas en el aragonés Alto Moncayo (Calatayud), a 1.000 metros de altura, y hacerlo en una bodega amiga del Penedés con la vendimia de 2015, bajo el paraguas de Terra de Falanis. ¡Menuda pirueta! Pero no hay más misterio, como no lo tiene su elaboración: fermentación y maloláctica en tinos de roble francés extrafino de un año, y posterior crianza de un año en ellos. Es decir, todo se apuesta a la singularidad de unas cepas prodigiosas, con la mínima, pero esencial, aportación de la madera. Así logran que el vino se exprese con carácter y delicadeza, y proyecte un fresco paisaje aromático, rico en matices, con la madura frutosidad guarnida de balsámicas hierbas de monte y especias.