Pésico 2013, cuando el deshielo es rojo
Nicolás Marcos, viñatero, tiene la solidez de los pésicos (los habitantes prerromanos del valle del Narcea) y el encanto de quien sabe conquistar
CIRUELAS maduras en el porche, frescor de atardecer atlántico. Pésico 2013 es un globo aerostático lleno de fruta roja y azul añil, una enorme cereza moteada de mirto. Humedad, calidez y oscuridad: la masa crece, silenciosa, con el empuje de la levadura. Bizcocho de cerezas y frambuesas salvajes. Con el reposo y unos pocos años, el vino sigue desbordando con la frescura, amabilidad y complicidad de la niñez. Como si el deshielo en los montes astures se transformara en un río teñido de rojo. Clafoutis de zarzamora y picotas: se produce un encuentro feliz en el paladar entre la masa bien horneada, mullida y amable, y el corazón de las picotas, que se deshace en acidez y correntías de sabor. Es un mundo que renace, hielo que se transforma en agua, agua que vira del azul al rojo, transparencias de cielo y de atardecer. Sensaciones de esfera, de musgo, de cereza y de arrayán en la copa.
Ficha técnica: Dominio del Urogallo, Pésico 2013. Producto de España en Cangas del Narcea, 13,5%. Sobre suelos arcillo-limosos crecen las cepas de uva tinta propias de la tierra astur: albarín, verdejo tinto, mencía y carrasquín. Despalillados los racimos, fermenta la uva libremente en acero inoxidable. Hace la maloláctica en barricas francesas de 225 litros, donde pasa un año. No se filtra ni clarifica. Precio: 17 euros aproximadamente.
Sensaciones: Es una sutil confluencia entre la cereza, la frambuesa y el arándano. Es un trago montaraz y alegre, de enorme placer y profundidad. Reconforta porque satisface.
A través del cristal: Tabla y portavelas de Habitat. A la izquierda, copa para borgoña, y a la derecha, copa universal, ambas de Zalto.