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Google y Facebook cierran los ojos a la desigualdad

Rechazan la orden federal de compartir datos de la brecha salarial entre hombres y mujeres

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El campus de Google en Silicon Valley, Estados Unidos.
El campus de Google en Silicon Valley, Estados Unidos.AP

Silicon Valley promete cambiar el mundo para hacerlo mejor. En esta esquina del mundo se asumen retos de grandes magnitudes e impacto. Cómo acabar con las pandemias, detener el envejecimiento, finiquitar la pobreza y dar por terminado el trabajo físico con un ejército de robots asumiendo las tareas más molestas. Se termina, finalmente, por querer echar un pulso a la muerte.

En las carreteras comienzan a circular coches sin que un humano tenga que prestar atención al volante. Unos pequeños robots rodantes que pasan por la calle a la altura de la rodilla hacen pruebas para repartir comida. Son fases previas a su conquista final. En Silicon Valley los datos se vuelcan en la finalidad de elevar a los humanos. Google asumió la misión de ordenar toda la información de Internet; Facebook, la de convertir a los humanos en comunidades compactas que comparten recuerdos en armonía.

Pero ambas empresas quieren evitar que quede al descubierto uno de sus hechos más sonrojantes, que evidencia la brecha entre la realidad y la imagen que proyectan. Ni la red social ni el buscador van a cooperar con una orden federal que les pide compartir datos con el Gobierno sobre desigualdad salarial entre sexos.

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Mientras que Google ha puesto como excusa la incapacidad para crear un informe certero antes de final de año, incluso alegan falta de recursos para la toma de datos y su análisis, Facebook ha sido más clara, aunque igual de incongruente. La red social con más de 1.800 millones de perfiles activos, cuyo modelo de negocio se basa en desmenuzar al detalle y ofrecer anuncios a medida, considera que no conviene que el dato salga a la luz. Argumentan que no cuenta con el visto bueno de los accionistas mayoritarios.

Ellos que todo lo pueden se muestran indefensos ante un flagrante caso de desigualdad que no solo no atajan, sino que obvian y minimizan con excusas impropias de empresas punteras en ingresos y valoración bursátil cuyo valor reside en la gestión y análisis de datos.

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