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Hombre, 50 años, muchos orgasmos seguidos… ¿es posible o lo he soñado?

Eyacular varias veces es una gesta limitada a los más jóvenes, pero un clímax continuado está al alcance de cualquiera que se entrene

Después de un buen rato bajo las sábanas ha llegado al clímax, la excitación puede que siga existiendo, pero ¿se ha acabado el placer? Si estuviéramos describiendo un orgasmo femenino, podríamos casi afirmar que, si la estimulación continuase, sería posible revivir el éxtasis. ¿Y si se trata de un hombre? ¿Existe el multiorgasmo masculino?

Los expertos afirman que sí. "Lo que ocurre es que la inercia de la costumbre y la desinformación propia de nuestra cultura sexual suele reservar esas mieles para los que se atreven a buscarlo o los afortunados que lo encuentran casi por casualidad", interpreta el divulgador sexual Óscar Ferrani. En el caso de los que descubren fortuitamente su capacidad de llegar varias veces al orgasmo en una misma erección, "suele ocurrir que, a través de práctica toman una nueva conciencia de sus mecanismos de respuesta sexual, aprendiendo a encadenar sus clímax a voluntad", insiste el experto. Por norma general, estos “suelen ser hombres jóvenes y fogosos, menos expuestos a imperativos culturales y más abiertos a descubrir sensaciones sin juzgarlas”, mientras que los que alcanzan este nuevo estado a base de buscarlo “han de recorrer un camino de conciencia e información para descubrir su potencial multiorgásmico variando algunas de sus rutinas”.

El funcionamiento del orgasmo masculino

El problema natural que se encuentran los hombres para concatenar orgasmos es el período refractario, es decir, el momento en el que, tras la eyaculación, el pene tiende a perder su erección. Aunque Carlos Balmori, urólogo especialista en Medicina Sexual. afirma que este proceso, también llamado detumescencia peneana,tiene distinta duración según el individuo, "y existe la posibilidad de que un hombre llegue a eyacular varias veces sin momentos de flacidez".

"La eyaculación y el orgasmo son procesos diferentes y es posible que exista uno sin el otro”, Carlos Balmori

La capacidad para ello “depende de los distintos niveles de hormona prolactina que se liberan tras eyacular. Existen estudios que indican que los niveles altos aumentan el período refractario y favorecen la somnolencia”, aclara el médico. “Los sujetos con baja producción de esta sustancia podrían mantener la erección después de eyacular, sobre todo si son jóvenes, cuentan con un sistema vascular y hormonal íntegro y están expuestos a un estímulo sexual intenso”, prosigue el experto. Sin embargo, la naturaleza a veces es determinante y “aunque médicamente es posible modificar sus niveles, no hay ningún tratamiento con autorización sanitaria para poder realizarlo. Tampoco existen métodos basados en hábitos de vida que puedan servir de ayuda: la realidad es que cada persona tiene una regulación propia de prolactina”. Con esta información, parece claro que ignorar el período refractario después de la eyaculación es un don reservado a unos pocos afortunados. Entonces, ¿cómo puede conseguir el multiorgasmo el resto de los mortales?

Eyaculación y orgasmo, ¿van siempre de la mano?

La clave está en saber que los varones pueden llegar al clímax sin eyacular. "Son procesos diferentes, pero muy difíciles de separar para la inmensa mayoría de los hombres. Sin embargo, es posible que exista uno sin el otro", afirma Balmori. Para diferenciarlos, explica que el orgasmo abarca una experiencia corporal completa con taquicardia, hiperventilación, aumento de tensión arterial, contracciones musculares y finalmente relajación completa y sensación de bienestar. En cambio, “la eyaculación solo es el espasmo o contracción de las glándulas y estructuras genitales que favorecen la emisión del semen. Es una pequeña fracción, aunque intensa y placentera, que puede formar parte de la culminación, o no".

¿Y qué ventajas puede proporcionar este orgasmo? El experto expone que “la capacidad de emitir semen varias veces seguidas sin perder la erección es más frecuente en hombres jóvenes, pero la posibilidad de tener varios clímax depende del control que se consiga sobre las sensaciones corporales inmediatamente previas a la eyaculación, y esto, por suerte, no tiene edad”. En cuanto a si existe diferencia entre unos y otros, “puede que los que no van acompañados de la eyaculación sean menos intensos, pero contribuyen a acumular sensibilidad, de tal forma que el momento final acompañado de la eyaculación puede ser explosivo”.

En el libro El Hombre multiorgásmico, sus autores, expertos en sexualidad taoísta Mantak Chia y Douglas Abrams, insisten en que para llegar a alcanzar esta meta es necesario trabajar la respiración y la concentración, pero también los músculos sexuales, concretamente la musculatura pubococcígea (PC), que forma el suelo pélvico. Es decir, realizar los conocidos ejercicios Kegel. Explican que la forma más sencilla "de localizar el músculo PC es detener el flujo de orina, cerrando los músculos de la pelvis al ir al baño" y aprender a controlarlo a voluntad. Esto ayudará a controlar la eyaculación, porque tanto el conducto urinario como el eyaculatorio y el de la vesícula seminal pasan por la próstata". Así, según el texto, "aprendiendo a presionar la próstata, durante la fase contráctil [cuando se contrae y vacía el semen de la uretra] se puede evitar pasar de esa fase de contracción [orgasmo] a la de eyaculación".

"Los hombres estamos algo peor dotados para la actividad orgásmica que las féminas por fisiología, cultura y pésimos referentes sexuales", Óscar Ferrani

Para Óscar Ferrani, es necesaria "una primera fase (breve) de abstinencia sexual, que abre paso a unas series pautadas de ejercicios y rutinas, para tomar conciencia real de los órganos (especialmente los músculos del suelo pélvico) y procesos fisiológicos". Este autoconocimiento lleva a identificar cada vez mejor el “punto de no retorno, que precede al reflejo eyaculatorio, espasmo muscular que detona la eyaculación, para ser más capaces de controlarla", concluye el divulgador sexual. Sin embargo, estas ideas tienen muchos matices, y por ello, recomienda para los que quieran ir más allá de la ejercitación autodidacta, "talleres de dinamización sexual o ponernos en manos de profesionales de la sexología competentes que pueden orientarnos e ilustrarnos en los pasos a seguir para desarrollar nuestro potencial multiorgásmico: No es magia, es conciencia de nuestro propio cuerpo... y un poquito de práctica”.

¿Es igual que el multiorgasmo femenino?

Una de las mayores curiosidades del ser humano es saber cómo experimenta el orgasmo el otro sexo. O el multiorgasmo en este caso. Ferrani cree que es difícil contestar a la pregunta de si este fenómeno en los hombres es similar al femenino. “Siempre nos quedará la duda. Muchos varones encuentran multitud de similitudes cuando escuchan a mujeres narrar sus experiencias, pero recientes estudios sobre fisiología, actividad cerebral y neurología nos dejan en clara desventaja en puestos de actividad y potencial orgásmico”.

Según el especialista, “el problema es que en esos estudios no se especifican con claridad las plataformas orgásmicas afectadas, ni las formas de estimulación empleadas con los y las participantes de cada estudio”, por lo que resulta muy difícil hacer comparaciones. Pese a ello, considera muy posible que, en general, "los hombres estemos algo peor dotados para la actividad orgásmica que las féminas y no solo por nuestra fisiología, también por nuestra cultura y pésimos referentes sexuales. Pero esa posible desventaja inicial no implica que no seamos capaces de encadenar nuestros orgasmos en un mismo encuentro sexual".

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