Yllera estrena bodega para producir vinos de alta gama
Entrecastillos, en la Ribera del Duero, se nutre de vides centenarias
El grupo Yllera ha estrenado bodega esta vendimia, una finca ubicada en Curiel de Duero (Valladolid) flanqueada por las fortalezas de Curiel y Peñafiel. Entrecastillos, como se llama la nueva instalación, está destinada a producir vinos de alta gama gracias a la suma del fruto de vides centenarias y la última tecnología del sector vitivinícola.
Sus depósitos, con capacidad para 350.000 kilos, se están llenando ahora por primera vez con uvas que proceden de distintos terrenos en los que predominan los suelos arenosos o arcillosos. “Los mejores suelos para la uva son los más pobres, porque la raíz penetra buscando los nutrientes y saca todas sus características”, comenta Marcos Yllera, quien junto a su hermano Carlos es la sexta generación de la familia que está al frente del negocio. Y es que aunque el grupo lo fundaron en 1970 Jesús Yllera —quien a sus 76 años todavía se ocupa de la empresa—, su hermano José y Ramón Martínez, la familia ya hacía vino hace más de 150 años.
“Al ser la primera vez que se fermenta en esta bodega, la uva procedente de viñedos tan viejos, como los de La Aguilera que se cultivan a 850 metros de altitud, va a fermentar con su propia levadura, lo que permitirá obtener el máximo sabor de cada suelo y cada cepa. Esa será una de las características del vino de alta gama que salga de aquí”, explica el enólogo Moncho Martínez, director técnico de las Bodegas Yllera junto a 45 barricas de roble francés, con capacidad para 500 litros cada una, que han estrenado el sótano de Entrecastillos.
El edificio, construido por el estudio de arquitectos vallisoletano Polo Villacorta, se terminó en 2008 , pero la crisis del ladrillo dio al traste con el proyecto y la bodega, con sus 24 hectáreas de viñedo propio, permanecía cerrada desde entonces. Después de una inversión de nueve millones de euros, para dotar al conjunto de las modernas técnicas de elaboración del vino, las primeras cubas de uva comenzaron a llegar el pasado 29 de septiembre.
“Las escasas lluvias de este invierno y las altas temperaturas del verano han reducido la cosecha en un 20% en la Ribera del Duero, pero han dado una uva de una calidad excepcional”, afirma Jesús Yllera, el patriarca de un negocio con 150 hectáreas de viñedos repartidos en cuatro bodegas en las Denominaciones de Origen de Rueda, Ribera y Rioja.
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