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Los alumnos desfavorecidos con buenos resultados llegan a ser el doble en unas comunidades autónomas que en otras

Castilla y León, Cantabria y La Rioja son los territorios donde más lo logran. Andalucía, País Vasco y Canarias, donde menos

Alumnos desfavorecidos
Primer día de clase, este martes, en el colegio público Juan Ramón Jiménez de Sevilla.Alejandro Ruesga
Ignacio Zafra

Hay distintas maneras de intentar medir la calidad de un sistema educativo. Una de ellas es calcular en qué medida el tercio del alumnado socieconómicamente menos favorecido logra buenos resultados, mejorando lo que, en promedio, cabría esperar de su rendimiento educativo; según multitud de evidencias, la clase social en la que nace un niño es lo que más determina su desempeño escolar. Un informe publicado este martes por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) y la Fundación Ramón Areces, basado en los datos del último Informe PISA, la evaluación internacional en competencia matemática, de lectura y ciencia de estudiantes de 15 años que efectúa la OCDE, refleja que en España, el porcentaje de quienes lo consiguen varía considerablemente entre unas comunidades y otras. A la cabeza en lo que los autores llaman resiliencia educativa figuran Castilla y León (donde lo logra un 40,2% en el promedio de las tres competencias), Cantabria (39%) y La Rioja (37%). A la cola, Canarias (25,8%), País Vasco (25,7%) y Andalucía (25,6%). La media española se sitúa en el 30,3%. En matemáticas, la diferencia entre territorios llega a ser más del doble, con el 42,5% en Castilla y León y el 21,4% en Canarias.

En educación todo es multifactorial, y las conclusiones siempre requieren muchos matices. De entrada, las tres comunidades que figuran arriba en el nuevo estudio, titulado Resiliencia e igualdad de oportunidades educativas en el ámbito regional, también figuran entre las autonomías españolas que mejor resultados obtienen en el conjunto de PISA. Para que un territorio salga bien en la prueba necesita que su alumnado, incluido el tercio más desfavorecido, tenga un buen rendimiento en los exámenes. Las tres comunidades con alumnado resistente a la adversidad socioeconómica comparten, además, una serie de rasgos: han recibido una financiación autonómica per cápita del Estado superior al promedio, según el cálculo que hizo la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea); se sitúan en torno a la media de PIB per cápita; forman parte del autonomías con menor ratio de estudiantes por profesor, y son herederas de un capital cultural que viene de muy lejos: en 1860 ya eran tres de las cuatro autonomías con mayor tasa de alfabetización, según la tabla elaborada en su día por el sociólogo José Saturnino Martínez García.

Casi lo mismo, pero en sentido contrario, cabe decir respecto a dos de las tres últimas en términos de resiliencia, Canarias y Andalucía. Euskadi constituye, en cambio, un caso aparte. A pesar de ser una de las autonomías más ricas, y tener, con diferencia, la inversión por estudiante más alta de España, obtiene unos resultados decepcionantes en PISA, por debajo de la media estatal, que se suman a otras señales de alarma que viene emitiendo desde hace tiempo su sistema educativo, reforzando la idea de que el rendimiento educativo es el resultado de un cóctel complejo. En el caso vasco, los análisis han apuntado a factores como la elevada segregación escolar, el modelo de inmersión lingüística, y el hecho de que una parte significativa de alumnado que tiene como lengua en casa el castellano realice las pruebas de PISA en euskera.

El orden del resto de comunidades en la clasificación de alumnado resiliente es el siguiente: Galicia (35,9%), Aragón (35,7%), Murcia (35,1%), Navarra (35%), Asturias (34,9%), Madrid (33,8%), Comunidad Valenciana (32,4%), Baleares (29,6%), Extremadura (29,3%), Castilla-La Mancha (28,8%), y Cataluña (27,1%). El estudio lo firman José Manuel Pastor, Lorenzo Serrano, Ángel Soler, Iván Vicente, Silvia Mollá, y Fernando Pascual. Los autores obtienen los porcentajes de resiliencia tomando, por un lado, al alumnado situado en el tercio más bajo del índice socioeconómico y cultural de cada territorio -el Informe PISA, además de ejercicios, incluye cuestionarios, y dicho índice se calcula con elementos como la ocupación y el nivel educativo de los progenitores, y los recursos culturales existentes en el hogar, como el número de libros-. A dicho grupo de alumnos, los investigadores les aplican una metodología estadística desarrollada por ellos mismos destinada a determinar si superan el rendimiento que cabría esperar, dado su estatus socioeconómico en dicha comunidad autónoma en concreto.

Mayor diferencia en matemáticas

Las diferencias entre territorios resultan especialmente elevadas en el caso de matemáticas: 21,1 puntos separan la proporción de estudiantes resilientes de Castilla y León (42,5%) y Canarias (21,4%). En Ciencias la brecha es de 18,1 puntos (con Castilla y León en un extremo, 39,6%, y País Vasco en el otro, 21,5%). Y en lectura, de 14,1 (Castilla y León 38,7, Euskadi, 24,6%).

Los autores no creen que exista una relación entre el gasto educativo por alumno y el grado de resiliencia. Una conclusión a la que llegan, en buena medida, por el caso del País Vasco, donde confluyen diversos factores. Y se centran en la relación de la resiliencia con otros factores. El porcentaje es menor entre el alumnado inmigrante que en el autóctono, pero si se toma solo lo que PISA define como inmigrantes de segunda generación (hijos de extranjeros nacidos en España), su resistencia supera a la de los españoles hijos de españoles (36,7% frente a 33,2% en matemáticas).

El efecto de ir a clase en el 0-3

Los estudiantes que cursaron un año o más del primer ciclo de educación infantil, el 0-3, más que duplican la resiliencia de los que fueron menos tiempo a dicha etapa o no lo hicieron. La diferencia es de 33,9% a 15% en matemáticas, y todavía mayor, de 20 puntos, en lectura. Los chavales que aseguran haber sufrido acoso escolar son menos resilientes (24,2% en matemáticas) que los que no (35,9%). Y las chicas son más resilientes en lectura (35% frente a 26,6%), mientras los chicos lo son en matemáticas (35,3% y 28,4% respectivamente) y ciencias (30,5% y 20,6%).

El informe detecta mayor resiliencia en el alumnado de los centros privados y concertados (40,1% en matemáticas) que en los públicos (29,7%). Si bien añade que la escuela pública acoge a 8 de cada 10 estudiantes desfavorecidos, cuando el peso de dicha red educativa sobre el total del sistema es claramente inferior ―66,7% en el año 2022 en cuarto de la ESO, el curso al que asistía la mayor parte de chavales que se examinaron de PISA―lo que puede reflejar el impedimento añadido, a la hora de ser resiliente, que supone asistir a un centro guetizado.

Los alumnos que han repetido son mucho menos resilientes (10,8%) que quienes no lo han hecho (44,4%). Asistir a clases de 25 alumnos o menos se asocia a una mayor resiliencia (32,8%) que hacerlo a aulas con 26 a 35 (29,7%). Y los que tienen expectativas de llegar a la universidad son más resistentes (40,5%) que los que no esperan hacerlo (29,2%).

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.
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