El Gobierno calcula que el 95% de la inflación de los alimentos en 2022 se debió a costes importados
El Ejecutivo asegura a Bruselas que los componentes domésticos de los precios no están en el origen de las tensiones en el IPC
El Gobierno está convencido de que las subidas sin precedentes que han sufrido los precios de los alimentos no se deben a los márgenes de la cadena alimentaria en España. Los motivos hay que buscarlos en factores internacionales. Y así se lo ha asegurado a Bruselas: “Los costes importados explican el 95% del incremento de los precios de los alimentos”, sostiene en el Programa de Estabilidad que acaba de enviar a la Comisión Europea, el documento que incluye la hoja de ruta del Ejecutivo sobre las cuentas públicas y la política económica.
En este papel se recoge un estudio sobre la evolución de los precios de los alimentos. Las conclusiones son tajantes: de acuerdo con sus cálculos, “a lo largo de 2022 el incremento de la cotizaciones internacionales de las materias primas, incluyendo las alimentarias, contribuyó en 11 puntos a la subida de los precios de los alimentos”. Dado que el IPC de la alimentación registró un alza del 11,6% en 2022, el 95% del aumento de esta rúbrica se correspondió con factores externos. “La evolución de los componentes domésticos de los precios —márgenes y salarios de la cadena alimentaria— no está en el origen de este tensionamiento de precios”, concluye el Ministerio de Economía tomando datos del INE y de la Agencia Tributaria. También se ha usado un robot para hacer muestreos de internet.
Tales afirmaciones entran de lleno en el debate sobre si los supermercados están especulando y haciéndose de oro a costa de los bolsillos de las familias, tal y como han defendido destacados miembros de Podemos como la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, cuya formación insiste en que hay que intervenir el mercado, topar los precios o, incluso, crear unos supermercados públicos. La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha insistido en que los supermercados ofrezcan una cesta de productos asequibles y ha llegado a sugerir que no pueda repartir dividendo el que no lo haga. En cambio, la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, ha pedido rebajar el tono de esta discusión. Los precios de los alimentos escalaron en marzo un 16,5% interanual.
“A partir del último trimestre de 2022, los precios de los alimentos se convirtieron en el principal factor de contribución a la inflación”, señala el estudio. Las razones que esgrime van desde el encarecimiento de los carburantes y fertilizantes hasta la sequía. Aunque los precios energéticos fueron el principal responsable de la escalada del IPC, estas alzas se acabaron filtrando con fuerza a otros productos, como la química o los alimentos elaborados. “La guerra de Ucrania también tensionó los mercados de materias primas alimentarias, como el de los cereales, que tuvo un impacto sobre los alimentos, tanto directo como indirecto a través de un encarecimiento de los piensos”, explica. Por último, el papel apunta que la sequía ha estado teniendo un efecto sobre las hortalizas, algunas frutas y, sobre todo, el aceite de oliva.
El Banco de España ya calculó que el 90% de la rebaja del IVA en productos básicos se estaba trasladando al consumidor. Para ello comparó con la senda que seguían los precios de otros alimentos y con el comportamiento que han tenido los precios de esos mismos productos en otros países. Ahora el Gobierno también llega en su estudio a conclusiones similares.
La cadena alimentaria
La explicación que ofrece el Gobierno a Bruselas concuerda con los análisis del Ministerio de Agricultura, que se encarga de supervisar que las reglas se cumplan a lo largo de la cadena alimentaria, desde los productores hasta los fabricantes y la distribución. El titular de la cartera, Luis Planas, ha insistido, ante las críticas de Unidas Podemos, que las empresas no son las culpables de la subida de precios, sino que se trata principalmente de una inflación de costes que ha afectado a toda la UE y que ha puesto por las nubes la cesta de la compra.
La subida de los costes de la cadena alimentaria empezó a mediados de 2021 y se fue acelerando durante todo el año pasado, aunque en los últimos meses se percibe una tendencia general a la moderación. El factor fundamental que desató la escalada de precios fue el incremento de los costes energéticos, que se dispararon en el verano de 2021 y alcanzaron máximos en los meses posteriores al estallido de la guerra en Ucrania. Desde entonces, las alzas de precios han ido remitiendo: en el conjunto del año pasado la subida fue del 88%, según datos de OMIE, el operador del mercado eléctrico en España. La electricidad supone uno de los principales costes de los supermercados, sobre todo por las instalaciones de frío.
Tras la energía, los piensos y los fertilizantes son elementos clave para los costes agrarios. Según cálculos del sector, la suma de los tres factores supone un 70% del gasto de producción. Los piensos subieron un 30% el año pasado de media en la UE, según datos de la Comisión Europea. Los fertilizantes, un 87%. Todo ello ha empujado al alza el precio de los alimentos desde el productor a la venta directa.
Otro elemento crucial han sido los precios agrícolas en origen, muy dependientes de las cotizaciones en los mercados internacionales, como sucede por ejemplo con los cereales y el azúcar. Estos precios en origen también dependen en gran medida de la meteorología. Y una acusada sequía ha reducido sustancialmente las cosechas, por ejemplo en España ha caído un 50% la del aceite de oliva. Aun así, estas materias primas encadenaron en marzo el duodécimo mes consecutivo con los precios internacionales desacelerándose, según el índice de la FAO. Pese a la moderación, este indicador todavía sigue en niveles históricamente altos. Además, los precios de los mercados internacionales han encarecido también los piensos con los que se alimentan los animales y con los que se elaboran algunos productos.
No obstante, esta combinación al alza de costes ha empezado a remitir, según las estimaciones del Gobierno. Así al menos lo consideran en Agricultura, que ha pedido recientemente al sector que repercuta cuanto antes la reducción de costes que ya se está detectando. El sector de los supermercados ha confirmado que empieza a notar una moderación en los costes que podrá trasladarse poco a poco a la cesta de la compra.
Costes y márgenes
Según cifras de 2022 de la Agencia Tributaria, los márgenes de las empresas mayoristas sí que están subiendo. Fuentes gubernamentales lo achacan principalmente a la distribución de combustibles. Pero no sucede así con el comercio minorista, donde están incluidos los supermercados y las grandes superficies. Este grupo está sufriendo una disminución de los márgenes por la erosión de los costes. El Banco de España ha hecho un seguimiento de cómo se está plasmando la subida de costes en una serie de productos seleccionados, como el pan y la leche. Y ha concluido que no se están traspasando al completo. El aumento de precio de los cereales es mayor que lo que ha subido el pan. En el caso de la leche, el encarecimiento del pienso ha provocado que se sacrifiquen más vacas para carne, reduciendo la oferta de leche y, por tanto, elevando los precios.
Los datos de Agricultura también indican que los diferentes eslabones de la cadena alimentaria han ido conteniendo la subida de costes en sus márgenes, al menos en términos generales. Así, los precios que pagan agricultores y ganaderos por lo que utilizan para producir, desde semillas a fertilizantes, crecieron en conjunto un 33,4% anual en noviembre, según los últimos datos comparables. Pero los precios que percibieron por los productos que venden subieron menos, un 23,4% de media. Es decir, no han trasladado todo el incremento de costes y han absorbido una parte.
Esta tendencia de contención se mantiene en el siguiente eslabón de la cadena, la fabricación. Los precios industriales subieron un 17,2% en el mismo periodo, según el INE. Y se notó también una cierta moderación en la venta final al público, en los distribuidores, donde el incremento fue del 11,3%, según el IPC alimentario de noviembre pasado.
Donde más han subido por tanto los precios es en origen. Pero no porque se lo hayan llevado los productores. No al menos en términos generales: la renta agraria cayó un 5,5% en 2022, según Agricultura. “El fuerte aumento de los costes de producción del sector motivado por la guerra de Ucrania no ha sido compensado en su totalidad por el incremento de valor de la producción de la rama agraria”, afirma el ministerio. Además, la meteorología ha causado importantes descensos de la producción en determinados cultivos, algo que en consecuencia disminuye los ingresos y, por lo tanto, los márgenes.
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