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La pandemia frena en seco la convergencia entre países pobres y ricos

Las pérdidas de renta per cápita ocasionadas por la crisis sanitaria serán mayores en el bloque de ingresos medios y bajos, China al margen, que en las economías avanzadas

Ignacio Fariza
Una sanitaria recibe una dosis de la vacuna contra la covid-19 en Dakar (Senegal) este miércoles.
Una sanitaria recibe una dosis de la vacuna contra la covid-19 en Dakar (Senegal) este miércoles.ZOHRA BENSEMRA (Reuters)

La última ola de la globalización trajo consigo, en líneas generales, un aumento de la desigualdad dentro de los países y un acelerón en la convergencia entre las economías en desarrollo y las avanzadas. La crisis del coronavirus, sin embargo, va camino de echar por tierra esta segunda parte de la historia: mientras la renta por habitante sufrirá hasta 2022 una merma del 22% en los países emergentes (China al margen) y del 18% en los países más pobres, el retroceso se quedará en el 13% en el bloque rico. Todos saldrán perdiendo, pero los que más necesitan el crecimiento para reducir sus brechas sociales serán también los que salgan peor parados de la covid-19, según los datos publicados este miércoles por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Una tendencia que exacerbará el, hasta la fecha, lento despliegue de las vacunas en las naciones con menos recursos.

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(FILES) In this file photo taken on April 15, 2020 a woman wearing a face mask stands above a graffiti by artist Marcos Costa, or Spray Cabuloso, at the entrance of the Solar de Unhao favela in Salvador, Bahia state, Brazil. - The governor of the northeastern state of Bahia declared a curfew on February 16, 2021 due to an increase in the number of cases of COVID-19, which nears overflowing hospitals. (Photo by ANTONELLO VENERI / AFP)
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“La economía mundial está ante una encrucijada, y la pregunta es si se tomarán medidas para evitar esta Gran Divergencia”, escribe la directora gerente del Fondo, Kristalina Georgieva, en una contundente entrada en el blog del organismo con un destinatario claro: los ministros de Finanzas y los banqueros centrales del G20 (el foro que agrupa a las mayores potencias económicas del planeta), que se reúnen telemáticamente el viernes para pasar revista a la crisis. “Hay un riesgo importante de que las economías avanzadas y algunas pocas emergentes se recuperen más rápido mientras la mayoría de países en desarrollo languidecen en los próximos años, (...) especialmente aquellos que más expuestos están a los sectores más golpeados como el turismo o el petróleo”.

Antes de que el patógeno pusiera el mundo patas arriba, el FMI pronosticaba que el abismo —aunque decreciente— de ingresos entre los países ricos y 110 en vías de desarrollo seguiría cerrándose entre 2020 y 2022. Pero las cosas han cambiado mucho desde entonces: menos de un año después cree que solo 52 naciones de ingreso medio y bajo logren acortar la distancia que les separa del mundo rico; el resto “se quedará atrás”.

Las vacunas y el apoyo fiscal, claves

“En parte, esto tiene que ver con el acceso desigual a la vacunación. En el mejor de los casos, el grueso de las economías en desarrollo alcanzarán una cobertura generalizada a finales de 2022”, remarca la jefa del organismo con sede en Washington, que en la última década ha pasado de la ortodoxia a la defensa de posiciones más sociales y que ahora hace un nítido llamamiento para que los países ricos apoyen a los pobres en la contención del virus. “Los argumentos para una acción coordinada [en la vacunación] son abrumadores: un progreso rápido en acabar con la crisis sanitaria aumentaría el producto global en nueve billones de dólares [7,4 billones de euros, más de seis veces el PIB de España y más de siete veces el de México] entre 2020 y 2025″, agrega Georgieva. En ese escenario, el rédito para las economías avanzadas sería de unos cuatro billones de dólares. “Una cifra que supera con creces el coste de la vacunación”, enfatiza.

Aun siendo un factor esencial, no todo tiene que ver con el calendario de despliegue del fármaco. El año pasado, los países ricos —que cuentan, por lo general, con mayor espacio fiscal, bancos centrales más sólidos y creíbles y monedas mucho más resistentes a los vaivenes de los mercados financieros— desplegaron una batería de estímulos fiscales equivalentes al 24% de su PIB, cuatro veces más que los emergentes (6%) y doce más que los de ingreso bajo (2%). “Y las comparativas entre naciones muestran cómo un apoyo [público] mayor se asocia a menores pérdidas de empleo”.

“La alternativa, dejar atrás a los países pobres, no solo consolidaría la desigualdad: peor aún, supondría una gran amenaza para la estabilidad económica y social mundial y sería una oportunidad histórica perdida”, avisa la jefa del Fondo. “Podemos inspirarnos en la espectacular cooperación internacional que nos ha proporcionado vacunas eficaces en un tiempo récord: ese espíritu es ahora más importante que nunca para superar esta crisis y asegurar una recuperación sólida e inclusiva”.

El FMI pide al G20 más medidas para aliviar la deuda del bloque en desarrollo

Con todas las alarmas sonando en el mundo en desarrollo, en abril del año pasado el G20 presentó un plan de alivio que pasaba por una moratoria en el repago de los préstamos asumidos por los países más pobres. En noviembre, el club de la veintena de mayores potencias globales amplió en seis meses su duración, pero al Fondo Monetario le sabe a poco. "Ha liberado recursos vitales, pero puede ir aún más lejos, "modificando el perfil del servicio de la deuda para ayudar a los países que enfrentan grandes necesidades de financiación y un alivio más profundo donde la carga se ha vuelto insostenible".

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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