Nadie para a los limones tucumanos
Los problemas del mercado de EE UU no afectan a la argentina San Miguel, líder en cítricos frescos
El lunes, a tres días del cambio de Gobierno en Washington, el Servicio de Inspección de Plantas y Animales de Estados Unidos (Aphis, por sus siglas en inglés) anunció que quedaba suspendido temporalmente el acuerdo por el que Argentina iba a poder exportar limones a partir de esa misma fecha. En el país sudamericano, la noticia, además de causar revuelo, hizo que las acciones de la tucumana San Miguel, la mayor exportadora de cítricos frescos del hemisferio sur, cayeran casi un 8%. Pero esa reacción del mercado parece exagerada si se miran los números de la empresa: de unas 500.000 toneladas de cítricos producidas por año, las exportaciones de fruta fresca representan alrededor de un quinto de las ventas al exterior. El resto, son alimentos con valor agregado que la compañía procesa en plantas de Argentina, Uruguay y Sudáfrica, y que ya se exportan tanto a Estados Unidos como a varias decenas de países alrededor del mundo.
"De las hectáreas que tiene la empresa en Tucumán, solo el 25% ha sido certificada para exportar fruta a EE UU. La medida es exclusivamente para el fresco, pero ya vendemos limón procesado, por ejemplo a Coca-Cola, desde hace varias décadas. Para nosotros la entrada al mercado estadounidense no va a significar exportaciones de gran volumen, sino algo pequeño. La mayor consecuencia va a ser la mejora de la calidad de la fruta para todos los países a los que exportamos, porque las nuevas exigencias van a traer una subida de la vara para toda la producción", afirma el consejero delegado de San Miguel, Roman Corneille.
Tanto en la empresa como en el Gobierno argentino se muestran optimistas con el futuro de los limones tucumanos en EE UU. Ambos confían en que la demora del permiso es parte de la orden general del nuevo inquilino de la Casa Blanca de poner en revisión todas las medidas que tomó el Gobierno de Barack Obama en el último mes y que no han entrado en vigencia, como ocurre habitualmente tras un recambio presidencial.
Si la medida resultara permanente, no sería la primera vez que el lobby de los productores de cítricos de Estados Unidos, concentrados en California, impide las importaciones desde Argentina. En 2001, los californianos lograron que la justicia frenara un permiso aprobado por la Administración de Bill Clinton un año antes. "Hay un mito de que Argentina produce más de un millón de toneladas de limón y que va a destruir el negocio en California, pero no se toma nota de que hay dos tercios que ya se procesan. Además, en San Miguel creemos en el modelo colaborativo, en la idea de enviar productos de altísima calidad para los periodos en que las góndolas de algunos Estados, los más lejanos a California, se quedan sin fruta, lo que va a hacer que el consumo se mantenga", afirma Corneille.
Mercado diversificado
Los cítricos frescos de San Miguel, sin embargo, ya tienen buenos compradores en Europa, Oriente Próximo, África y en países como Rusia y Canadá. Entre sus clientes están Tesco, Carrefour, Auchan, Lidl, Mercadona, El Corte Inglés y Eroski. En la compañía aseguran que su posición es dominante en los principales mercados del hemisferio norte durante la llamada contraestación. "Hoy vendemos más fruta dulce (naranjas, mandarinas y pomelos) que limones", cuenta Corneille. Mientras, los aceites, aromas, jugos y cáscara deshidratada los utilizan Coca-Cola, Pepsi, Dr. Pepper, AmBev, Danone, Givaudan, Orangina y Firmenich, por mencionar algunas marcas. Del total de la facturación, cerca del 90% procede de las exportaciones.
La vocación exportadora ha marcado a San Miguel desde sus inicios. La empresa fue fundada en 1954 por una familia de inmigrantes del sur de España que trajeron de allí sus técnicas para el cultivo de cítricos a principio del siglo XX. "Las familias Mata y Mena probaron lo que sabían hacer y funcionó bien en Tucumán, a pesar de que es una provincia con unas condiciones naturales muy diferentes de las de las otras regiones del mundo en las que se producen cítricos. En España, Grecia, Sudáfrica o Italia tienen climas más áridos, utilizan riego artificial y tienen influencia del mar, cosas que no existen en las producciones de Argentina, donde la tierra es más fértil", explica Corneille.
En 1963 comenzaron a procesar los primeros limones y ese mismo año, con una cosecha de unas 400 toneladas, hicieron sus primeras ventas de aceite a Coca-Cola, que marcó el inicio del despegue industrial e internacional de la empresa. La búsqueda del mayor valor agregado para sus productos también ha sido una constante en la historia de San Miguel. Prueba de ello es que la primera exportación de fruta fresca no se haría sino hasta una década más tarde, con el envío de 300.000 cajas de limones a Polonia.
"No somos una empresa agrícola que trate de empujar desde el campo la venta de su producción como una commodity. Nosotros, a partir de la demanda, de lo que se elige en la góndola, construimos hacia atrás y tratamos de avanzar lo más posible en la cadena de valor, con productos a medida para cada cliente", explica el consejero delegado. En los años setenta, las fincas de la compañía alcanzaron las 3.000 hectáreas y su personal, con nuevos profesionales e investigadores especializados en citricultura, era de unas 3.000 personas. En la actualidad, San Miguel tiene plantaciones en más de 7.740 hectáreas entre propias y arrendadas a terceros. El procesamiento se hace tanto en su planta de Tucumán como las de Uruguay y Sudáfrica, donde opera con socios locales desde 2003 y 2008, respectivamente. Para entonces, la familia fundadora ya había vendido la empresa a un grupo inversor con sede en Buenos Aires, después de sufrir las turbulencias económicas de Argentina en los ochenta y unos años de fuertes sequías.
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