El Gobierno socialista fue el menos certero en las previsiones de 2011
El INE confirma que el PIB creció un 0,7% el año pasado, cuando el Ejecutivo preveía un 1,3% Organismos internacionales y analistas privados, más atinados
El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero volvió a tropezar en 2011 en la piedra de las previsiones económicas. Tal y como adelantó la semana pasada el Banco de España, la economía española entró en recesión en el último trimestre de 2011, con un descenso del 0,3% en el PIB respecto al trimestre anterior. El dato, confirmado ayer por el Instituto Nacional de Estadística, permite hacer balance del año pasado, un ejercicio que se explica por sus extremos: lo que parecía una recuperación sólida al principio, se deshizo en verano para acabar en recaída. La síntesis es un avance anual del 0,7%, apenas la mitad del pronóstico, un crecimiento del 1,3%, que formuló el equipo de la exvicepresidenta económica, Elena Salgado, para 2011.
El Gobierno socialista se aferró a su pronóstico económico hasta el final de la legislatura, pese a que no revisaba las cuentas desde la primavera de 2011 y, sobre todo, pese a que analistas privados y organismos internacionales habían empezado ya a aventurar el inicio de otra recesión. El Ejecutivo blandió razones técnicas —como no elaboró presupuestos para 2012, no era obligado corregir las previsiones—, donde pesaban más los motivos políticos: la cercanía de las elecciones del 20-N desaconsejaba hacer oficial un mal augurio. Aún así, en las últimas semanas, el Ministerio Economía ya solo mantenía la letra, no el espíritu. Y dio por bueno que la economía cerraría el año con un avance anual cercano al 0,8%.
La estadística oficial corrobora también el inicio de la recesión
El pronóstico del anterior Gobierno sobre 2011 queda así como el más optimista entre los formulados por el Banco de España, los organismos internacionales (FMI, OCDE, Comisión Europea) y los servicios de estudios españoles. El equipo de Salgado había estado entre los más certeros en 2010, en claro contraste con lo que ocurrió en los dos primeros años de la legislatura, cuando el Gobierno socialista minusvaloró el efecto de la crisis económica.
En todo caso, el exceso de optimismo en el pronóstico oficial sobre 2011 no se debe solo a la falta de correcciones en los últimos meses. El pronóstico del Ministerio de Economía surge en mayo de 2010, tras el anuncio de contundentes medidas de ajuste (recorte del sueldo de los funcionarios, tijeretazo al gasto público). Ahí, Economía revisa a la baja su previsión, del 1,8% al 1,3%. Ya entonces su pronóstico quedaba muy por encima del que formulan analistas privados (en promedio, un 0,5%) y organismos internacionales (entre el 0,8% y el 0,9%).
Economía mantuvo el pronóstico para 2011 al elaborar los presupuestos (en otoño de 2010) y en abril del año pasado, cuando actualizó el programa de estabilidad que se pacta cada año con la Comisión Europea. El buen arranque de 2011 lleva a algunos analistas privados a mejorar su previsión (en promedio, un 0,7%) aunque nunca llegan a ser tan optimistas con las del Gobierno.
Como adelantó el Banco de España, el PIB bajó un 0,3% en el último trimestre
En verano, la crisis financiera vuelve a arreciar en los mercados europeos, y cambian el signo de las previsiones. En todo este tiempo, el Gobierno apenas cambia su vaticinio de 2012, que queda totalmente desfasado. En los documentos del Ministerio de Economía sigue figurando como pronóstico oficial que este año se crecerá un 2,3%, cuando el Banco de España y el Fondo Monetaria Internacional acaban de anunciar una dura recesión, con un retroceso cercano al 1,5%.
El PP, ahora en el Gobierno, no ha dudado en explotar ese desfase en las previsiones del anterior Ejecutivo —aunque ningún experto la tenía en cuenta ya— como una de las razones que hacen casi imposible cumplir con los objetivos presupuestarios (reducir el déficit público del 8% al 4,4% este año).
El pronóstico del Ejecutivo socialista queda peor parado si el análisis se centra en el mercado laboral. El equipo de Elena Salgado creía que la tasa de paro, en promedio, no superaría el 20%. La última Encuesta de Población Activa ha dejado la media de 2011 en el 21,6%. Y el empleo ha descendido un 1,7%, cuando se anticipaba un aumento del 0,3%.
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