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Reportaje:COCINA

Barcelona a bocados

En la Barcelona preolímpica de 1987 existían dos tipos de locales, los restaurantes clásicos y los bares-cafeterías. Nosotros decidimos abrir un pequeño restaurante que cubriera ese hueco de mercado, sin los protocolos de los primeros ni la simplicidad de los segundos", explica Tomás Tarruella, socio fundador, junto a su madre, Rosa María Esteva, del mítico Mordisco. Escogieron para esta aventura un local de la familia con pocas mesas y con una cocina muy pequeña. Del diseño se hizo cargo su hermana Sandra (entonces con los estudios de interiorismo recién terminados y hoy diseñadora de cabecera del Grupo Tragaluz). Un bufé de ensaladas entretenía a los clientes mientras se preparaban bocadillos enrollados o las hamburguesas que les hicieron famosos. "Era ágil, informal, rápido, fácil, apetecible… nada que ver con la tradición española de pasarse horas comiendo como en el XVIII" comenta Xavier Mariscal, uno de sus habituales de aquella época.

Mariscal dibujó en un mantel de papel la mascota de Barcelona 92. Ese día, 'Cobi' daba sus primeros pasos

El Mordisco fue el germen de la quincena de restaurantes y el hotel que hoy componen el Grupo Tragaluz. "Rosa María decía: 'Querríamos ampliar un poco el local, pero es que afectaría al garaje de mi padre', y todos le decíamos: '¡Tía, amplía ya!", recuerda Mariscal. Amplió. Y, mientras tanto, el Mordisco se fue transformando en uno de los think tanks de la Barcelona preolímpica. Tanto, que una vez Mariscal y otros artistas y diseñadores se pusieron a hacer sobre los manteles de papel bocetos y propuestas de lo que podría ser la mascota de Barcelona 92. Aquel día, Cobi daba sus primeros pasos.

Entre los habituales estaban Barceló, Fernando Salas, Pepe Cortés, Peret o Fernando Amat… Este último, fundador de Vinçon, recuerda cómo Rosa le contó que quería montar un restaurante debajo de su casa y que lo iba a llamar Mordisco. "Yo le dije que era una mala idea. Que no sabía nada del oficio y que hasta el nombre era malo. Digamos que fue uno de mis momentos desafortunados. Por suerte, no me hizo caso y abrió el Mordisco para placer de un grupo de amigos que nos reuníamos casi cada día para comer, reír, arreglar el mundo y en alguna ocasión incluso intentar ligar. Así sucedió cuando dos rubias nos aceptaron un café. De ello hace más de 20 años y aún sigo feliz como el primer día con una de las dos. ¡Ese sí fue mi gran momento afortunado!".

Hace 10 años, el restaurante cerró porque el edificio donde estaba ubicado se iba a convertir en el hotel Omm. Los Tarruella siguieron abriendo restaurantes, pero sus amigos añoraban el Mordisco. "Nosotros, en cambio, preferimos quedarnos con el buen recuerdo, como una peli que te gustó en su momento y que por miedo a que te defraude no quieres volver a ver", explica Tomás.

El caso es que esta película sí va a ser repuesta. Un día, los Tarruella se enteraron de que estaba disponible una casa de varias plantas en el Passatge de la Concepció, donde tienen otros restaurantes. Había llegado la hora, y así el nuevo Mordisco surge en un momento en el que aquella fórmula de éxito vuelve a funcionar: cocina sencilla, precios razonables y espacio agradable. El restaurante es un reflejo de la evolución del Grupo, pero parte del mismo concepto, aunque todo sea distinto. Barcelona ya no es la misma, "no bulle como entonces", dice Tomás. El público es más exigente; a los habituales de entonces, que han vuelto, ahora se suman Guardiola, Montilla, así como nuevos diseñadores y artistas. "Eso sí, todo el mundo se sorprende de que las hamburguesas sean las mismas que las de hace 15 años", confiesa Tomás. Mariscal reconoce que la primera vez que entró en el nuevo Mordisco pensó: "Es increíble, ¡es el Mordisco! A pesar de lo mucho que todo ha cambiado, se ha creado el mismo ambiente".

<b>Nueva vida.
El nuevo Mordisco consta de una zona 'take away', una pequeña 'boutique' que cambiará de productos cíclicamente, un salón en la parte de arriba donde se sirven los cafés y las copas, 
y un comedor en el que el bufé de ensaladas mira a un mural de Mariscal. </b>
Nueva vida. El nuevo Mordisco consta de una zona 'take away', una pequeña 'boutique' que cambiará de productos cíclicamente, un salón en la parte de arriba donde se sirven los cafés y las copas, y un comedor en el que el bufé de ensaladas mira a un mural de Mariscal. PAULA OSPINA
En la foto, Tomás Tarruella, Sandra Tarruella, Xavier Mariscal, Josep Juanpere, Rosa María Esteva, Peret, Pepe Cortés, Pati Núñez y Mario Eskenazi
En la foto, Tomás Tarruella, Sandra Tarruella, Xavier Mariscal, Josep Juanpere, Rosa María Esteva, Peret, Pepe Cortés, Pati Núñez y Mario EskenaziPAULA OSPINA
El nuevo Mordisco
El nuevo MordiscoPAULA OSPINA

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