El día siguiente a la sentencia
El recorte del Estatuto por el Tribunal Constitucional desembocó ayer en la manifestación más grande de la historia de la democracia en Cataluña. Decenas de miles de personas marcharon por el centro de Barcelona en un acto que vino a confirmar que cuatro años de rifirrafes en el Tribunal Constitucional sobre el Estatuto han actuado como una verdadera fábrica de soberanistas.
El éxito de la manifestación estuvo en peligro hasta casi el último momento por las disputas por el lema protagonizadas por los partidos políticos. El guirigay lo acabaron pagando los representantes que encabezaron la marcha y especialmente el presidente de la Generalitat, José Montilla.
Desde bebés a ancianos. De Girona a las tierras del Ebro. Nacidos en Cataluña o en África. La variedad dominó la manifestación de ayer en Barcelona. Algunos, veteranos de las protestas a favor del autogobierno catalán. Como Rosa Casals, de 75 años y procedente de Rubí (Barcelona), que estuvo en las manifestaciones de 1975 de Sant Feliu del Llobregat y la del 1977 de Barcelona.
La sentencia del Tribunal Constitucional que ayer llevó a la calle a miles de catalanes anula 14 artículos de los 128 que recurrió el PP y dicta interpretaciones restrictivas sobre otros 27 preceptos. Mayoritariamente, las tachaduras de inconstitucionalidad versan sobre aspectos simbólicos, aunque en otros casos derrumban alguna de las paredes maestras de la carta autonómica.
Ante el debate del estado de la nación
José Luis Rodríguez Zapatero comparece el miércoles en el debate del estado de la nación más difícil de sus seis años de mandato. El debate sorprende a Zapatero en pleno proceso de reformas estructurales y a los dos meses de haber adoptado la decisión más traumática de su mandato ,la congelación de las pensiones y la reducción del sueldo de los funcionarios.
Esta vez es imposible perder. Esa es la idea instalada entre los estrategas del PP. Por fin, después de seis años de dificultades en los debates sobre el estado de la nación, Mariano Rajoy llegará al Congreso el miércoles con casi todo a favor. El Gobierno está en sus horas más bajas, enfrentado a su electorado natural, con una huelga en ciernes y el PP le saca 10 puntos.
Ningún grupo parlamentario mostrará la más mínima simpatía o empatía con el presidente del Gobierno en el segundo debate del estado de la nación de la legislatura. Por el contrario, la gama de actitudes y posiciones políticas se moverá entre la descalificación rotunda, el distanciamiento y la regañina por "haber llegado tarde".
"Yo, señor Rajoy, he dicho que no hay que hacer una reforma laboral". La frase corresponde al debate sobre el estado de la nación del año pasado y fue pronunciada por Zapatero, que puso mucho énfasis en "dejarlo muy claro delante de todos los ciudadanos".
"El PNV tiene que salir a dar explicaciones". El presidente del Senado, Javier Rojo, pasó ayer de la estupefacción a la profunda indignación al saberse espiado, al menos durante los gobiernos de Ibarretxe, por ertzainas que transmitían la información a dirigentes del PNV.