Zapatero: el PP cabalga sobre la crisis

José Luis Rodríguez Zapatero comparece el miércoles en el debate del estado de la nación más difícil de sus seis años de mandato. El debate sorprende a Zapatero en pleno proceso de reformas estructurales y a los dos meses de haber adoptado la decisión más traumática de su mandato -la congelación de las pensiones y la reducción del sueldo de los funcionarios- para atajar una urgente reducción del déficit, lo que ha acarreado la caída del PSOE en picado -10 puntos por debajo del PP en las encuestas, cuando en el debate de hace un año estaban empatados- y una soledad política aún mayor.

Zapatero tiene la oportunidad de explicar el porqué y el para qué de los sacrificios que está reclamando a los españoles. La Moncloa sabe que la explicación que ofreció el presidente del drástico recorte social en mayo fue insuficiente y que fue en ese momento cuando se produjo la caída en picado del PSOE.

Por eso la primera intervención de Zapatero estará dirigida a los ciudadanos, a los que tratará de presentar, con lenguaje sencillo, un relato coherente de sus movimientos en estos meses en los que medidas necesarias, como la reducción del déficit, se han convertido en inaplazables, debido a los vaivenes de los mercados financieros europeos. Y tratará de explicar el giro desde su política de defensa firme del estado del bienestar y pacto con los sindicatos hasta la asunción de un fuerte recorte social y el conflicto con las centrales obreras.

Zapatero, que está preparando a conciencia el debate, apoyado por su Gabinete de la Moncloa, jugará fuerte la carta de que su actual política -la de la reducción del déficit y las reformas del mercado laboral, del sistema financiero, de las pensiones- es en el actual contexto de crisis global y de ataques al euro la única posible para salir de la crisis, aunque acarree medidas impopulares a corto plazo que pongan en riesgo su futuro político.

El presidente tiene interiorizado que lo más importante, ahora, es fijar las bases para la salida de la crisis, que identifica con el cambio del modelo productivo, que será la garantía del futuro del Estado del bienestar y que será juzgado a largo plazo por su comportamiento ante esta prueba. En este contexto, sus expectativas electorales quedan en un plano secundario y no se esperan sorpresas políticas, como el anuncio de un cambio de Gobierno o de un anticipo electoral. Tiene asumidas, según su entorno, las posibilidades de que la recuperación económica y la creación de empleo no lleguen a tiempo de que pueda rentabilizarlas electoralmente dentro de dos años.

Zapatero centrará la segunda parte del debate en el cara a cara con el líder de la oposición, Mariano Rajoy, al que tratará de ganar, una vez más, por anteponer sus intereses electorales a la colaboración contra la crisis al sesgar un reto global, como esta, convirtiéndola en una cuestión nacional, y por su falta de alternativa. Tratará de evitar el enfrentamiento con los demás pues necesita aliados en la negociación clave del otoño, los Presupuestos. Se ve obligado a defender al Tribunal Constitucional, tras el fallo del Estatuto de Cataluña, aunque tratará de ser comprensivo con la reacción crítica catalana, como mostró la masiva manifestación de ayer.