De la presidencia europea al G-20
El debate servirá para que el Congreso haga balance de la presidencia española de la UE, que concluyó el 30 de junio. Ya el pasado día 24, cuando Zapatero informó sobre el Consejo Europeo de primavera, la mayoría de los grupos adelantó su valoración, no precisamente complaciente. En los días siguientes, España sumó a su bagaje la apertura de un capítulo en la negociación para el ingreso de Turquía, el lanzamiento del Servicio Europeo de Acción Exterior y el acuerdo Swift para la transmisión de datos bancarios a EE UU. Ya en la prórroga, Moratinos consiguió en Cuba el anuncio de la liberación de 52 presos políticos.
No parece que esto sea suficiente para cambiar la opinión del PP, que considera que España, lejos de liderar la UE, ha sido un lastre para sus socios por su abultado paro, las dudas sobre su solvencia y los ataque contra su deuda; casi todos infundados y algunos, como los procedentes de la banca alemana, interesados. Zapatero presumirá de que ha convertido a España en invitado fijo del G-20, el foro donde se debate la gobernanza económica global.
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