Cumbre de Pittsburgh
La cumbre de Pittsburgh cargaba con la pesada herencia de hacer realidad el sueño de un nuevo orden financiero internacional, tal y como proclamaron en abril los mandatarios de países avanzados y emergentes. Pero la complejidad del envite ha desbordado al G-20.
"Hoy nombramos al G-20 como foro principal para nuestra cooperación económica internacional". El mensaje de la cumbre de Pittsburgh es nítido. La convocatoria a marchas forzadas de la primera reunión de mandatarios de países emergentes y avanzados en Washington hace un año se ha consolidado en la lucha contra la recesión mundial.
José Luis Rodríguez Zapatero se mostró ayer convencido de que España, subrepresentada en el Fondo Monetario Internacional (su peso es del 1,6%, frente al 2,1% que supone en el conjunto de la economía mundial), mejorará su posición tras la reforma del organismo multilateral prevista para 2011.
Los países del G-20 están de acuerdo en que todo aquello que fomente la contaminación de la atmósfera debe ser eliminado. Sin plazos concretos, el comunicado final de la cumbre recoge el propósito de "retirar paulatinamente, en el medio plazo, los ineficientes subsidios a los combustibles fósiles, al tiempo que se proporciona apoyo a los países más pobres".
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se comprometió en el debate de investidura a subir una media del 26% las pensiones mínimas durante la legislatura. Para asegurarlo, los sindicatos exigieron ayer al Ejecutivo un calendario de cumplimiento para lo que queda de legislatura.
La Bolsa ensalzó ayer el valor de Zeltia, al conocer que podrá comercializar su fármaco estrella en Europa, con la misma visceralidad con la que hace dos meses la hundió al recibir una negativa en Estados Unidos. Los títulos del grupo gallego escalaron hasta un 34,5% en el parqué, de 3,59 a 4,83 euros por título.