"Para fomentar la lectura hay que apagar la 'tele"
El nuevo académico de la RAE, José María Merino, ha cultivado diversos géneros literarios, pero siempre ha tenido una especial predilección por el cuento, que, a su juicio, "debe servir para formar el gusto literario y como prólogo de la enseñanza de la literatura". "Profundizar en el cuento literario", señalaba ayer pocas horas antes de ser elegido académico, "supone intentar que la gente se acerque más a la literatura". No tiene dudas Merino, casado con una catedrática y padre de dos hijas vinculadas al mundo de la cultura, de que "hay que apagar la tele de vez en cuando para fomentar la lectura en los niños y en los jóvenes".
Nacido en A Coruña en 1941 y crecido en León en unos tiempos en los que la tradición oral era fundamental en la literatura y en la vida misma, Merino reconoce que la llamada generación leonesa a la que pertenece intentó buscar lo universal a partir de lo particular. "Autores como Luis Mateo Díez, Juan Carlos Aparicio o yo mismo descubrimos a escritores como William Faulkner, Antón Chéjov, Franz Kafka, Julio Cortázar o Thomas Mann que marcaron nuestra trayectoria literaria". Esta amplitud de miras no está reñida, en opinión de Merino, con la influencia de su memoria sentimental repartida entre León, Galicia, Asturias y Madrid, donde el escritor reside desde hace más de 30 años.
"De cualquier modo", aclara, "los territorios de ficción e inventados, como Celama en el caso de la obra de Luis Mateo Díez, también representan un espacio real y vivo". Y hablando de seres vivos, el nuevo académico incluye, por supuesto, a las palabras. "Claro que las palabras son seres vivos en continua transformación y el lenguaje integra todo un ecosistema. Por eso creo que los académicos de la RAE deben ejercer la misma función de los vigilantes de los parques naturales, sólo que con las palabras. Por todo ello hay que tener muy en cuenta la evolución del lenguaje vivo".
José María Merino, que ha publicado novelas, cuentos, poesía y artículos a lo largo de una dilatada carrera, está de acuerdo en que la RAE incluya tanto a escritores, que aportan más la faceta práctica, como a filólogos, que prestan el conocimiento científico del lenguaje. Responde rápido que aportará a la Academia, sobre todo, su curiosidad y contesta con la misma rotundidad que la institución debe abrirse a los nuevos tiempos e integrar cada vez a más mujeres. "Voy a apoyar por muchas razones que ingresen más mujeres en la RAE", concluye.
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