Ian Gibson afirma que recuperar la memoria histórica "no es revanchismo, es justicia"

El hispanista irlandés Ian Gibson apremió ayer a los investigadores y a los editores a publicar biografías como camino para recuperar la memoria histórica, en unos momentos en los que se escuchan "barbaridades" contra la II República como las de Manuel Fraga. El fundador del PP llamó "botarates" a los que desentierran "fantasmas del pasado". Gibson (Dublín, 1939) se revolvió ayer contra esta corriente de opinión, durante la presentación de su monumental obra Ligero de equipaje. La vida de Antonio Machado (Aguilar). "No es revanchismo es justicia", subrayó.

Gibson y el diputado socialista Alfonso Guerra llenaron el salón de actos donde se presentó la biografía sobre el poeta andaluz, en uno de los actos organizados por la Feria del Libro de Sevilla. Llenaron y entretuvieron. El segundo, con una minuciosa autopsia de la obra del escritor "español casi irlandés", hasta el punto de regañarle por citar a Joaquín Gómez Burón, autor del libro Exilio y muerte de Antonio Machado, al que Guerra no recomienda "porque no es de fiar", ya que da datos erróneos sobre los últimos días de vida de Machado en Colliure (Francia). "No es cierto que Machado llevara un joyero con tierra de España y pidiera que lo enterraran con él", precisó.

El ex vicepresidente del Gobierno no ahorró adjetivos por el trabajo de 760 páginas de Gibson, es decir, de seis años de investigación. "Excelente", "extraordinario" y "exhaustivo", comentó Guerra, quien calificó de "arqueólogo" la labor de Gibson sobre las 36 cartas que sobrevivieron al fuego de las 200 que se cruzaron Machado y su último amor, Pilar de Valderrama, la Guiomar de sus poemas.

El diputado apoyó la tesis de Gibson de que Valderrama pretendió utilizar al poeta para sus aspiraciones como poetisa, pero dijo no compartir la interrogante que el hispano irlandés plantea en su libro de si no hubiera sido mejor que Machado no la hubiera conocido. Terminada la presentación de Guerra, a Gibson no lo quedó más remedio que reconocer "que no le quedaba nada por decir" ante lo que calificó de "clase magistral".

Lo que transmitió Gibson fue lo bien que se lo pasó durante sus seis años de trabajo para elaborar la biografía, que en realidad inició a sus 18 años cuando empezó a leer a Machado y animó a los investigadores a bucear en los padrones de la época para descubrir el "gran amor" de Machado durante su infancia en Sevilla, una hipótesis que deduce de la lectura de Soledades y que Guerra dijo no compartir.

El recorrido de la vida y de la obra de Machado - "el poeta del destierro", como lo llamó el político socialista- llevó a Gibson a pedir que se publiquen más biografías. Lo dijo al hilo de las críticas lanzadas por los que se oponen a la recuperación de la memoria histórica. "Si yo tuviera a mi abuelo tirado en la cuneta como un perro, yo lo buscaría", dijo el escritor, para quien hacer biografías es "participar" en ese proceso. "Esto no es revanchismo es justicia. Aquí ha habido una discontinuidad histórica y un país sin biografías anda un poco cojo".