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El periodismo más vivo de Josep Pla

Destino publica en castellano las crónicas sobre la Segunda República del escritor ampurdanés

Rocío García

En la madrugada del 15 de abril de 1931, pocas horas después de la proclamación de la Segunda República en España, Josep Pla (1897-1981) descendía en Madrid del tren expreso que le traía desde Barcelona. Tres días más tarde, el escritor ampurdanés comenzó a escribir crónicas políticas sobre cinco años cruciales de la historia española, como corresponsal en Madrid de La Veu de Catalunya (órgano de la Lliga Regionalista). Todas estas crónicas, escritas en catalán, junto con otros artículos en castellano realizados para otros periódicos regionales, son publicadas ahora por la editorial Destino bajo el título La Segunda República Española. Una crónica, 1931-1936. Son 1.061 textos escritos entre el 18 de abril de 1931 y el 2 de abril de 1936.

Fue repasando día a día los acontecimientos de esos años tan cruciales para la historia de España
En un principio, Pla, que era un hombre de orden, apostó por la necesidad de una derecha civilizada
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El viaje en tren desde Barcelona lo hizo acompañado de Francesc Cambó, político catalanista, fundador y militante de la Lliga Regionalista, para quien Josep Pla trabajaba como periodista en el órgano del partido La Veu de Catalunya. Tenía 34 años y había dejado de ser, según Valentí Puig -gran conocedor de la figura del escritor y prologuista de este volumen-, el enfant terrible que había sido en su adolescencia para convertirse en un analista maduro,-gracias en parte a sus años vividos en Francia-, en un catalanista moderado y liberal. Apenas abandonó Madrid durante esos cinco años que trabajó como corresponsal de La Veu de Catalunya, en los que también operaba como agente político de Cambó. Desde los pasillos de las Cortes, en las tertulias de los cafés y en la rotonda del hotel Palace, Pla fue repasando día a día los acontecimientos de esos años tan cruciales para la historia de España.

Pla compatibilizaba su corresponsalía de La Veu de Catalunya con colaboraciones para otros periódicos regionales como El Día, de Palma de Mallorca; Las Provincias, de Valencia; El Norte de Castilla, El Sol, Informaciones y El Noticiero Sevillano. El libro presentado ayer recoge, en orden cronológico, todas las crónicas, artículos y reportajes escritos por este testigo de excepción desde el 18 de abril de 1931 hasta el 2 de abril de 1936. Esta última, la escribe ya desde su refugio en El Ampurdán, adonde huye desde Madrid a finales de marzo y de donde sale definitivamente hacia el exilio marsellés en septiembre de ese mismo año. "Era un hombre miedoso", recordó ayer el editor Xavier Pericay, "y Madrid se había convertido en una ciudad insegura". "También tuvo que abandonar Barcelona por las amenazas de muerte de grupos anarquistas, por eso se refugia en El Ampurdán".

La Segunda República Española. Una crónica, 1931-1936 reúne los 956 textos escritos en catalán para La Veu de Catalunya en ese periodo, traducidos por primera vez al castellano, y los 105 escritos por Pla directamente en castellano y que nunca hasta ahora habían sido publicados en un libro. Muchos de los textos -los publicados en diarios regionales- son inéditos en catalán.

Las crónicas escritas para el órgano oficial de la Lliga Regionalista estaban dirigidas a un público militante muy concreto. Todo lo contrario de las realizadas para el resto de los diarios independientes, en las que Josep Pla añadía elementos explicativos para hacerlas accesibles a un público más amplio. Algunas de ellas eran traducciones alargadas de las realizadas para La Veu... Parece que Pla cobraba por partida doble algunas de esas crónicas publicadas por los distintos diarios. "Es que Cambó era un tacaño y le pagaba una miseria", le disculpó graciosamente ayer Valentí Puig.

El editor Xavier Pericay, que no quiso ocultar su orgullo y pasión por esta gran obra editorial en la que lleva embarcado largo tiempo, resaltó las líneas diferentes que recorren la obra. Además de la escritura en dos idiomas diferentes con crónicas dirigidas a lectores bien distintos -"al militante de la Lliga por un lado, ejemplo de catalanista moderado, y a un público más conservador pero también más heterogéneo, por otro"-, Pericay aseguró que uno de los valores del libro está en la variedad de géneros realizados por Pla. "Hay artículos, crónicas parlamentarias, análisis, reportajes. Empezó escribiendo crónicas pausadas que enviaba por correo a su periódico y terminó haciendo periodismo en directo y por teléfono. Fue el segundo periodista que viajó a Asturias durante la revolución de octubre del 34 para informar en vivo de los acontecimientos".

En un principio Pla, que era un hombre de orden, apostó, según Pericay, por la necesidad de una derecha "civilizada" y "estabilizadora", pero con el paso de los años se dio cuenta de que la política no avanzaba "ni siquiera con el Gobierno de la CEDA y Alejandro Lerroux" y supo aventurar el final trágico que tomarían los acontecimientos. En ese sentido, Pericay aseguró que La Segunda República. La crónica, 1931-1936, es "un libro triste, trágico". "De su lectura tenemos la crónica de un régimen que fracasa y acaba en Guerra Civil. También transmite un cierto fracaso, que aunque no es personal le provoca un cierto desencanto", añadió el editor.

Independientemente de la ideología que puedan transmitir sus escritos, Valentí Puig destacó que Pla "fue uno de los más grandes periodistas del siglo XX", un autor "pertinente y sagaz, pero también prudente", un "intelectual escéptico, pero no cínico". "En sus artículos hay de todo, a veces la precipitación de la crónica dictada a última hora, pero casi siempre llevan la pincelada del escritor que sobrevive a los aludes de la realidad y del tiempo: Pla observa, ve, incluso en las páginas más inanes de su periodismo".

Josep Pla, en una fotografía tomada en su masía de Llofriu (Girona).
Josep Pla, en una fotografía tomada en su masía de Llofriu (Girona).CATALÁ ROCA

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