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Reportaje:CUMBRE EUROMEDITERRÁNEA

Condena unánime del terrorismo

La Cumbre de Barcelona concluye con ambiciosas propuestas de cooperación

Andreu Missé

La Cumbre Euromediterránea finalizó ayer con dos resoluciones que contienen una contundente condena del terrorismo y un ambicioso programa de trabajo para impulsar el desarrollo político y económico de la región durante los próximos cinco años. Las delegaciones de los 35 Estados participantes (los 25 de la UE y 10 de la orilla sur del Mediterráneo) no lograron un acuerdo sobre la declaración política final, por la oposición de Israel a incluir la más mínima referencia al derecho a la resistencia en su conflicto con los palestinos. La reunión pasó por momentos difíciles y se desbloqueó gracias a las gestiones del ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos; su homólogo británico, Jack Straw, y el viceministro israelí, Ehud Olmert.

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El documento sobre el Código de Conducta Antiterrorista, firmado por los 35 Estados, contiene un compromiso "de reforzar la coordinación y cooperación para responder a este desafío global" y ratifica "nuestra total condena del terrorismo en todas sus formas y manifestaciones y nuestra determinación a erradicarlo y a combatir a sus promotores". El primer ministro británico, Tony Blair, destacó la relevancia de este acuerdo y señaló que aunque no se había podido acordar una definición sobre el terrorismo, "lo importante es que todos tenemos la misma convicción de que el terrorismo nunca puede ser justificado".

También el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, destacó que se trataba de un "acuerdo sin precedentes". Para Javier Solana, Alto Representante para la Política Exterior Común de la UE, "el resultado ha sido un éxito mucho más importante de lo previsto". "No podíamos imaginar la firma de una condena tan dura contra el terrorismo por árabes e israelíes juntos", añadió. Solana quitó relevancia a la falta de declaración conjunta. "Esta cumbre no es el marco para resolver el conflicto árabe-israelí", agregó.

El otro documento clave, el programa de acción para los próximos cinco años, plantea respuestas concretas a los principales desafíos de la región, como la liberalización del comercio, el impulso de las instituciones democráticas, aumentar la participación de la mujer en las actividades políticas y sociales y facilitar la inmigración legal.

Sobre este texto, el presidente del Gobierno español expresó su convencimiento de que "la paz, la estabilidad y la democracia es lo que quiere la inmensa mayoría de países árabes". Y ante esta demanda señaló que el compromiso de la UE con los países de la orilla sur del Mediterráneo "es ayudar allí donde los procesos pueden ser más lentos y más difíciles, por tratarse de una zona donde hay muchas fuentes de conflicto".

Emigración

En relación con la emigración, Zapatero propugnó "un proceso ordenado, regular y bien gestionado", y anunció que "la Comisión Europea se va a emplear a fondo porque es un problema que afecta a todos los países y seguramente es el problema más importante de los próximos años".

También el presidente francés, Jacques Chirac, realizó una valoración positiva de la cumbre al indicar: "Hoy se ha dado un gran paso para establecer el objetivo de hacer que el Mediterráneo sea un vínculo y no una barrera". Chirac mostró su satisfacción, porque la presidencia británica y el Gobierno español "han hecho suya la propuesta francesa de crear un Banco de Desarrollo Euromediterráneo, que en principio será una filial del Banco de Europeo de Inversiones".

El presidente del Parlamento Europeo, Josep Borrell, consideró "esperanzadores" los resultados de la cumbre por "la aprobación de un plan de trabajo concreto para los próximos cinco años". Sin embargo, advirtió de que "los documentos aprobados serán útiles para hacer frente a los retos de la región siempre que exista la necesaria voluntad política y se evite que se conviertan en letra muerta". Borrell se mostró partidario de poner en marcha de forma inmediata el plan de acción aprobado "porque cuestiones como la inmigración no pueden esperar ni un día más".

Sin embargo, a pesar de las intensas negociaciones mantenidas a lo largo de toda la madrugada hasta el mediodía de ayer, las delegaciones fueron incapaces de lograr un acuerdo sobre la declaración conjunta final, inicialmente prevista como Visión Común, pero que no prosperó por la doble oposición de árabes e israelíes a las referencias al conflicto de Oriente Próximo. Durante la madrugada, la presidencia rebajó el planteamiento de la Visión Común y lo sustituyó por una simple declaración conjunta del 10º aniversario de la Declaración de Barcelona, que tampoco fue aceptada por Israel. El viceministro israelí, Ehud Olmert, abandonó la cumbre indicando que no tenía mandato para firmar ninguna declaración referente al desarrollo del proceso de paz con los palestinos, según fuentes diplomáticas.

Ante la imposibilidad de alcanzar un acuerdo sobre la Declaración Política final, Moratinos, Straw y Olmert optaron por sustituir este documento por una simple Declaración de la Presidencia, que aunque no estaba firmada por los demás Estados sí se había consensuado su redacción con todos ellos. En este documento, el grupo árabe propuso que se incluyera un párrafo que contuviera la afirmación de que "todos los pueblos tienen derecho a la autodeterminación, incluyendo aquellos que viven bajo la ocupación extranjera y en este contexto dar pasos de acuerdo con el derecho internacional y las Naciones Unidas para realizar este derecho". Sin embargo, posteriormente fueron los propios árabes los que pidieron su retirada porque podía crear una situación embarazosa para algunos países como Marruecos en relación con el Sáhara y Siria con Líbano.

De izquierda a derecha, José Luis Rodríguez Zapatero, Tony Blair y José Manuel Durão Barroso, durante la rueda de prensa final de la cumbre.
De izquierda a derecha, José Luis Rodríguez Zapatero, Tony Blair y José Manuel Durão Barroso, durante la rueda de prensa final de la cumbre.MARCEL·LÍ SÁENZ

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