_
_
_
_
CUMBRE EUROMEDITERRÁNEA
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Las razones de la abuela

"¿Qué quedará de la (Cumbre) Euromediterránea? Poco. Más o menos lo mismo que de la llamada Alianza de Civilizaciones. Mientras esté ZP (José Luis Rodríguez Zapatero) en La Moncloa se hablará de estas cosas. Cuando se vaya, apenas quedará el recuerdo de un esfuerzo cargado de buenas intenciones, pero que, como todo esfuerzo inútil, a la postre acabará en brazos de la melancolía". Así se expresaba ayer el periodista y analista español Fermín Bocos, preso él ya al parecer de la melancolía que augura como único efecto de las iniciativas internacionales del presidente del Gobierno. Si este periodista siempre comprensivo -cuando no simpatizante- con las iniciativas de Zapatero esbozaba un pronóstico tristón, una analista mordaz de la actualidad política y entusiasta seguidora de nuestro gran líder socialista, la directora de la Biblioteca Nacional, Rosa Regàs, aventuraba una explicación para el caso de que los tristes augurios se cumplieran. Regàs se refería al modesto perfil de muchas delegaciones llegadas a Barcelona y sentenciaba incisiva ante un micrófono de Punto Radio que "tras la incomparecencia de líderes árabes puede estar la mano negra de Condoleeza Rice".

Más información
Condena unánime del terrorismo

Era ayer un día en el que tantos se habían cargado de razones que hasta la abuela Regàs sumaba alguna. Es evidente que la mano de Condoleeza Rice es negra, la derecha tanto como la izquierda. Y está perfectamente claro que si Rice, con sus intenciones siempre tan negras como sus manos, hubiera decidido estar en Barcelona, muchos de los líderes árabes habrían tenido la misma idea. No habría sido casualidad. Ninguno de los jefes de Estado árabes habría perdido el tiempo en intentar que Rice aceptara una resolución en la que se diera carta blanca al terrorismo allá donde alguien asegurara sentirse "ocupado" por sus víctimas. Para eso tienen a sus ministros de Exteriores y da la impresión de que no se salieron con la suya porque allí estaban "los israelíes, que están intratables", y Tony Blair, muy cómodo con quienes, como él, saben lo suficiente de terrorismo como para no hacer juegos de palabras con el asunto. A Israel y al Reino Unido, pero también al Estado de Irak y de Jordania, les matan regularmente a sus hijos uniformados o no unos terroristas que apelan al "derecho a la resistencia" que se quería incluir de matute en un documento final sobre terrorismo. Son muchos los políticos de nuevo cuño que no tienen problemas en hacer piruetas con la semántica. Pero los sigue habiendo -y desde luego en el judaísmo y de la política británica- que son hijos de la palabra.

La cumbre no ha sido un hito como pretende Zapatero, pero tampoco una desgracia de la que tengamos que arrepentirnos. Los inmensos riesgos de la improvisación y del como sea en política exterior no la hacían del todo imposible. Bocos tiene razón: si Zapatero pasa a la posteridad no será allende nuestras fronteras. Y Regàs también la tiene en que tenemos la negra con Condoleeza. Dicen que se porta mejor con quienes no la insultan desde un coro venezolano. El Mediterráneo sigue donde estaba y quienes quieran algo de relevancia política allí siguen necesitando claridad de ideas, firmeza para defender los intereses propios y no ser avasallados y fuerza y cohesión interna para merecer respeto ahí fuera, en este mar cálido pero muy duro.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_