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Reportaje:

Menos agua, mejor vino

La falta de lluvias en la región ha propiciado una cosecha de uvas pequeñas pero de muchísima calidad

La sequía que ha afectado a los campos de la región ha traído al menos una ventaja: la cosecha de vinos de 2005, que actualmente se elabora en las bodegas madrileñas, va a ser previsiblemente muy buena, según los expertos. El motivo: la falta de lluvias durante la primavera y el verano ha propiciado una uva pequeña, pero de muchísima calidad.

Por regla general, un año caluroso y seco trae una buena cosecha. "En un clima seco no se propagan las enfermedades ni los hongos y, a menor cantidad de uva macerada en la cepa, mayor concentración de azúcar, color y otras propiedades esenciales para determinar la calidad del vino", explican en el Ayuntamiento de Navalcarnero. "Las cepas hicieron frente al calor y la sequía creciendo menos", agregan algunos viticultores de la localidad, que se quejan de los bajos precios que, a su juicio, pagan los bodegueros por el kilo de uva.

Los pequeños viticultores se quejan de los bajos precios que alcanza la fruta
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Navalcarnero, junto con San Martín de Valdeiglesias y Arganda del Rey, es una de las subzonas productoras de vino de la región con denominación de origen Madrid. Fue en 1990 cuando el Gobierno regional y el Ministerio de Agricultura aprobaron esta denominación, que sirve para dar prestigio y nombre a los vinos, sobre todo en el extranjero.

Los más de 4.000 viticultores que hay en la región producen anualmente, en las 19.000 hectáreas de viñedo existentes, 30 millones de litros de vino.

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Las bodegas empezarán pronto a embotellar sus productos, pero no será hasta la próxima primavera cuando el Consejo Regulador del Vino, organismo que controla la calidad de los vinos y de las uvas, califique la cosecha madrileña como mala, regular, buena, muy buena o excelente.

La sequía se empezó a notar en los viñedos de Navalcarnero a finales de agosto, cuando los viticultores tuvieron que adelantar la recogida de uva (normalmente empieza en septiembre) porque las altas temperaturas y la falta de lluvias habían provocado una maduración acelerada.

Además, la cosecha se vio reducida en un 20% respecto a 2004. "Los viñedos situados en terrenos altos han sufrido mucho; los situados en lugares más bajos han sufrido menos porque la raíz busca el agua y al final la encuentra", explica el bodeguero Fernando Benito. "La uva ha sido de mucha calidad, porque no ha estado vinculada a ninguna enfermedad producida por la humedad como los hongos".

Según Benito, la uva tiene posibilidad de dar "vinos muy buenos", aunque para los de largas crianzas habrá que ver cómo evolucionan "en el tiempo".

No todo son parabienes. El portavoz en Madrid de la Unión de Pequeños Agricultores, Fernando Mediavilla, asegura que el agricultor es el menos beneficiado de todo el proceso de producción. "La denominación de origen de Vinos de Madrid que se anuncia a bombo y platillo al viticultor no le repercute en nada", critica. Los datos que él maneja cifran en 17 céntimos de euro el precio por el que se está pagando "un kilo de uva de 13 grados de fermentación".

"Son unos precios irrisorios, y encima hace dos años pagaban aún menos", agrega. El bodeguero Fernando Benito sube hasta los 30 céntimos de euro el precio del kilo de fruto. Estos precios tan bajos, más el descenso del consumo de vino entre los españoles, están provocando que a los viticultores les cueste salir adelante. "Con estos precios no podemos sobrevivir", sentencia Fernando Mediavilla.

Desde el otro lado, los bodegueros continúan estos días con el trabajo final en la producción de caldos. "Acabamos de prensar las uvas y ahora mismo estamos en el proceso de fermentación", explica Eduardo Casas, de las Bodegas Casas, negocio vinícola de Navalcarnero que lleva funcionando "desde 1920".

Esta empresa vende la mayor parte del vino que produce en el extranjero. "Vendemos más en Centroeuropa, Estados Unidos y Asia que en España", explica Casas, que califica la cosecha de este año como de "muy buena uva".

En el mercado, sus vinos jóvenes, que ya se podrán comprar en enero, costarán "dos euros y medio". Otra cosa son los vinos de reserva y de larga crianza, que en el caso de ésta y de otra bodega, la de la familia Benito, costarán "unos 18 o 20 euros por botella", según Fernando Benito.

Tanto él como Casas coinciden en que el sector está pasando por "momentos difíciles". "Hay muchas bodegas que hacen vinos de alta calidad. La competencia es muy fuerte en la región", explican ambos empresarios.

"La Comunidad de Madrid tendría que hacer más publicidad de los vinos regionales", exige Eduardo Casas. Su bodega, en la que trabajan ocho personas, ha comprado este año a los agricultores 800.000 kilos de uva por una cantidad económica que su propietario no sabe precisar.

Desde el Gobierno regional, los impulsos van encaminados al ámbito de la denominación de origen. Uno de cada tres vinos de Madrid cuenta con este sello oficial, que ha sido reconocido en los últimos cinco años a través de más de 70 premios nacionales e internacionales.

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