Los mandatarios europeos suavizan sus diferencias sobre la globalización
La directiva para la liberalización de los servicios divide todavía a los Veinticinco
Los mandatarios europeos reunidos ayer en el palacio de Hampton Court, en las afueras de Londres, intentaron limar sus diferencias sobre la estrategia a seguir por Europa frente a los retos y oportunidades de la globalización. Para Tony Blair, primer ministro británico y actual presidente de la Unión Europea, la cumbre ha logrado "un amplio acuerdo" para establecer "la buena dirección sobre la política económica y social europea". Según el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, el encuentro tuvo un "buen clima exterior e interior".
Pese a este buen clima, se produjeron vivos debates que evidenciaron la diferencia de posiciones en temas clave como la directiva de servicios. La reunión acabó sin ninguna declaración escrita.
Los debates de la cumbre se centraron en los cinco temas propuestos por el documento elaborado por la Comisión Europea (política energética común, refuerzo de los recursos dedicados a la investigación, coordinación de las universidades, lucha contra la inmigración ilegal, y demografía y organización del trabajo). Las intervenciones pusieron de manifiesto "la coincidencia general en que hay que buscar un nuevo equilibrio entre competencia y solidaridad", según manifestó el presidente del Parlamento europeo Josep Borrell. El presidente del parlamento añadió: "Todos somos conscientes de que hace falta más Europa, los países por sí solos son conscientes de que no pueden abordar la globalización de forma aislada".
En esta lectura positiva del encuentro destacó el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, para quien la cumbre se desarrolló en un "clima que ha sido muy positivo" porque se había "hecho una clara afirmación de confianza en la UE, especialmente puesta de manifiesto por parte de los nuevos países".
Con menos entusiasmo y optimismo se expresaron el presidente francés, Jacques Chirac, quien advirtió de que Francia no estaba dispuesta "a dar un paso más" para rebajar las subvenciones agrícolas en relación con la polémica con Estados Unidos en el marco de las reuniones de la Organización Mundial de Comercio.
En la reunión, que se celebró sin documentos previos, ni asistentes, participaron solamente 30 personas. Los presidentes del Los Veinticinco y los de Rumania y Bulgaria, el Alto representante para la Política Exterior y Seguridad, Javier Solana, el presidente de la Eurocámara, Josep Borrell, y Barroso.
Flexibilidad de contratación
La directiva de Servicios, que introduciría una gran flexibilidad en la contratación de trabajadores de distintos países, fue uno de los temas que planteó debates más intensos. El canciller austriaco, Wolfang Schüssel, planteó la posibilidad de reconsiderar el texto en discusión y modificarlo sustancialmente.
Otro asunto polémico fue la propuesta de creación de un nuevo Fondo de Ajuste para paliar la situación de los trabajadores de las empresas crisis. Este fondo, de unos 500 millones de euros anuales, se crearía fuera del presupuesto con los recursos procedentes de las partidas no gastadas en años anteriores. Países como Holanda, que son contribuyentes netos expresaron sus reticencias.
Uno de los aspectos más remarcables ha sido el cambio de posición del Reino Unido en materia energética. Blair no supo dar ninguna explicación satisfactoria que explicase esta nueva posición británica que hasta ahora se había opuesto a la unificación de las redes energéticas y al diseño de una estrategia común. En la discusión sobre este tema también se evidenciaron las discrepancias sobre el uso de la energía nuclear. El principio de acuerdo es que se compartirían los trabajos de investigación sobre la materia.
En buena medida los líderes aceptaron "un pacto de no agresión", lo que permitió "identificar las prioridades de Europa y salir del bloqueo", según señaló una fuente europea. Los temas concretos como el acuerdo sobre las Perspectivas Financieras se dejaron para la cumbre de diciembre con reiterados compromisos de la mayoría de líderes de realizar todos los esfuerzos necesarios para alcanzar un acuerdo. También sobre emigración se intentará cerrar un acuerdo para antes de final de año.
Adiós de Schröder con regalo a Solana
Gerhard Schröder se despidió ayer del Consejo Europeo con un inesperado regalo a Javier Solana y a la política exterior europea. El canciller alemán defendió ante sus todavía homólogos la necesidad de multiplicar por cinco el presupuesto destinado a intervenciones en misiones de paz en el exterior, que consumen 62 millones de euros al año y Schröder quisiera ver elevados a 300 millones de euros al año.
La UE está presente en nueve escenarios internacionales y es previsible que esos despliegues tiendan a aumentar en el futuro dados los beneficios que conllevan tanto a los países afectados como a la UE, que ve en esas misiones de paz una forma eficaz de aumentar su influencia en la diplomacia mundial. "Allí donde actúa la UE hay más demanda de presencia de la Unión y el papel de la política exterior europea crece", destacó Solana a los miembros del Consejo Europeo.
El responsable de la diplomacia comunitaria señaló que "necesitamos dar a estas políticas los recursos necesarios para poder afrontar las demandas que tendremos". Demandas que pueden ser imprevistas (como la intervención en el conflicto de Aceh, en Indonesia) o ya previstas de antemano, como Kosovo, Sudán, República Democrática de Congo u Oriente Próximo. Schröder acudió en su apoyo en su último Consejo Europeo.
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