Casi tres años desde el primer anónimo

Posiblemente las mismas personas que hace un mes abrieron la crisis del Hospital Severo Ochoa de Leganés mediante una denuncia anónima ya habían hecho una acusación similar, también anónima, en julio de 2002. En junio del año siguiente, la Comisión de Mortalidad del hospital analizó las historias clínicas de los fallecidos en Urgencias y concluyó que, en 22 casos, la sedación terminal tenía una indicación dudosa o no adecuada, es decir, que se había aplicado a personas cuya patología no lo justificaba, lo que podría implicar una mala praxis médica. Pero la inspección encargada por la Consejería de Sanidad de Madrid concluyó (en septiembre de 2003) que no hubo mala praxis.

Pese a ello, el propio coordinador de Urgencias de Leganés, el ahora destituido Luis Montes, pidió al Comité de Ética del Hospital de Getafe (Leganés no dispone de ese comité) un análisis adicional. El comité, encabezado por el presidente de la comisión de Deontología del Colegio Oficial de Médicos de Madrid, Miguel Casares, confirmó que no había mala praxis. Además, subrayó que la Comisión de Mortalidad de Leganés no había explicado ni documentado por qué consideraba "de indicación dudosa o no adecuada" aquellas 22 sedaciones.

Desde que el Hospital constituyó una Comisión de Seguimiento sobre sedaciones (en junio de 2004), es ésta la que se encarga de revisar los informes de la Comisión de Mortalidad sobre este asunto. En 2004 ha encontrado 25 incidencias, de las que ocho son de nuevo "sedaciones de indicación dudosa o no adecuada". Otras seis consisten en el problema contrario: sedaciones indicadas pero no realizadas.

La inspección de la Consejería no halló evidencia de mala praxis tampoco en este caso.