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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Hito procesal

Los crímenes de la dictadura militar argentina (1976-1983) distan mucho de haber sido cerrados y castigados sus responsables, tras haber pasado más de veinte años. Después del juicio inicial a las juntas militares con el retorno de la democracia, las leyes de punto final y obediencia debida marcaron raya e impidieron otras depuraciones. Algo se corrigió recientemente con la anulación de las leyes de impunidad. El juicio en Madrid contra el ex capitán de navío Adolfo Scilingo puede contribuir a esclarecer más casos y enjuiciar a otros criminales de la época, ya sea fuera o dentro de Argentina. Y en ello hay que reconocer el denuedo del juez Baltasar Garzón, que trabajó con ahínco pese a la escasa colaboración y las críticas de las autoridades argentinas de entonces y las resistencias habidas dentro del ámbito judicial español.

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Scilingo ha decidido finalmente colaborar con el tribunal que le juzga en la Audiencia Nacional desde el pasado viernes por delitos de genocidio, terrorismo y torturas durante la dictadura, y por los que afronta una condena de más de 6.000 años de cárcel. El ex militar prefirió ayer acabar con la pantomima de la primera sesión, en la que fingió estar semiinconsciente a causa de la huelga de hambre que lleva a cabo desde hace un mes, aunque volvió a insistir en que no participó en aquellos hechos macabros.

Sus primeras manifestaciones describen un personaje atormentado, que ha pedido protección para sus familiares aquí y allí, y que reitera la existencia de amenazas directas de la Armada argentina si habla; incluso afirma que el actual jefe de la Marina estaría entre los responsables más directos de tales amenazas. Resulta igualmente preocupante la afirmación de que se le haya dicho por parte de altos responsables de ese cuerpo que no va a encontrar ninguna colaboración en la aportación de pruebas documentales.

El caso del ex marino es bastante singular: una especie de refugiado que huye de su país tras confesar a un periodista argentino su participación en al menos dos de los vuelos de la muerte, esos tétricos viajes aéreos en los que fueron arrojados al Río de la Plata casi dos millares de detenidos políticos. Scilingo reafirmó sus declaraciones en un programa de televisión en España y luego ante Garzón, que decidió su procesamiento. El juicio es el primero que se celebra en presencia del encausado contra un represor militar argentino fuera de su país. Han sido convocados testigos relevantes como Pérez Esquivel, Ernesto Sábato o el ex fiscal Julio Strassera, que pueden arrojar más luz sobre el drama. No fue fácil llegar hasta esta meta. Y bien lo debe saber el juez Garzón, quien abrió una brecha en este caso y luego, con menos fortuna, en el del general Pinochet en favor de la jurisdicción internacional para el procesamiento de delitos de crímenes de genocidio.

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