La Feria del Libro "más linda" arranca rodeada de los mejores augurios
Goytisolo, el autor que más vendió el primer día, y el pabellón catalán, acogido con satisfacción
Todo va como una seda, es la opinión generalizada. Apenas apagados los discursos de inauguración, la Feria de Guadalajara (México), "la más linda del mundo" -en esto están de acuerdo españoles y mexicanos- arrancó a todo trapo. Unanimidad también en que el Pabellón de la Cultura Catalana está muy bien. Los editores ya andan de negocios, presentaciones, fiestas y proyectos y los políticos prometen más dinero para la cultura. El sábado, el hombre de la feria fue Juan Goytisolo. Recibió el Premio Juan Rulfo y fue quien más libros vendió.
Lo que realmente fue asaltado fue la zona dedicada a la gastronomía catalana
Un editor mexicano: "Son más catalanistas los mexicanos que los catalanes"
En la librería del pabellón catalán se agotaron los libros del escritor barcelonés: El tríptico del mal (Señas de identidad, Don Julián y Juan sin Tierra), que publicó El Aleph en septiembre; el volumen que reúne sus memorias, Coto vedado y En reinos de taifa, Gaudí en Capadocia Anteayer se supo también su nuevo proyecto: la publicación de sus obras completas en Círculo de Lectores / Galaxia Gutenberg. Las conversaciones están muy avanzadas: narrativa, ensayo literario y ensayo político, autobiografía y testimonio, en siete volúmenes. Si todo va según lo previsto, empezará a aparecer a finales de 2005.
Los de la librería estaban que no cabían en sí: tuvieron colas ya el sábado por la mañana. Las ventas superaron los 50.000 pesos (unos 3.330 euros), cuando en el mismo periodo de tiempo la librería guadalajareña Gombin, que gestiona la catalana y tiene otro establecimiento en la feria, facturó 17.000 pesos (unos 1.130 euros).
¿Qué es lo que más compraron los entusiastas de Jalisco? Aparte de los libros de Goytisolo, y para sorpresa de los libreros catalanes, muchos volúmenes de la prestigiosa colección Bernat Metge, por ejemplo, Platón, bilingüe en griego y catalán, Tirant lo Blanc, mucho Josep Pla, Pere Calders, historias generales de Cataluña y escritores catalanes traducidos al castellano (Quim Monzó, Sergi Pàmies ).
El Pabellón de la Cultura Catalana es puro diseny, sobrio, elegante, discreto, funcional. Distribuidos en módulos convenientemente separados entre sí para que circule cómodamente el personal. En uno dedicado al turismo, se sucedían imágenes, desde Cadaqués a la fiesta de la Patum de Berga. En el de las artes plásticas, un enorme mural con fotografías de Tàpies, Dalí, Barceló y Miró. Con un texto de Robert Hughes y una pantalla en la que se proyectaban continuamente y convenientemente documentadas imágenes del mejor arte catalán. En un lugar más recogido, la lengua catalana. Los interesados pueden elegir entre oír textos en catalán a través de auriculares o en directo. En los paneles, la ortografía, vocales abiertas o cerradas, palabras, frases o fragmentos de canciones. Y más allá, otro módulo informa de las iniciativas científicas catalanas de carácter internacional, desde el sincrotón a la supercomputación.
Todo muy tranquilo, sin agobios. Pero no nos engañemos, lo que realmente fue asaltado —·"cayeron como buitres", explicó el personal— fue la zona dedicada a la gastronomía y a las bondades del cava y los vinos catalanes. El habitual panel muestra las imágenes de los cocineros, Joan Roca, Ferran Adrià, Santi Santamaría, Carme Ruscalleda, Carles Gaig y Sergi Arola. Junto a él, una especie de barra de bar, con platos y copas. Sobre los platos, se proyectan imágenes de guisos catalanes, desde los pies de cerdo con seta al pato con peras. Colgadas de unos ganchos, las recetas. Y ahí fue el asalto. En un abrir y cerrar de ojos se llevaron 1.500. "Repondremos, pero tenemos que administrarlas".
Un editor mexicano señaló que los editores catalanes, a la chita callando y sin hacer ruido, están consiguiendo muchas cosas. "Es divertido, en Guadalajara son más catalanistas los mexicanos que los catalanes". Fue inevitable recordar el desastre de 2000, cuando España fue la invitada de honor de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL). La ministra de Cultura, Carmen Calvo, afirmó que fue "una ocasión perdida", que es importante aprovechar estos foros internacionales. "Los editores saben que cuentan con el apoyo del ministerio para participar no sólo en Guadalajara, sino en todas las ferias". Sobre el pabellón catalán, afirmó que "es magnífico". "Muy abierto, y en el cruce de todo lo que ocurre. Me siento muy agradecida por que Guadalajara dedique su feria a una parte de mi país. Estoy aquí porque es el discurso de la diversidad y España tiene el máximo nivel de compromiso con la diversidad".
La ministra ofreció una copa a los editores españoles en Guadalajara. Explicó que en la próxima Cumbre Iberoamericana, en noviembre de 2005 en España, la cultura "estará por primera vez en la agenda". Se tratarán dos temas, que, aseguró, no puede avanzar, pero que tienen que ver con "las tecnologías actuales". Dijo que España está dispuesta a participar en el proyecto mexicano de crear la Biblioteca Nacional Vasconcelos que tiene el objetivo de reunir un millón y medio de volúmenes. El Gobierno español aportará libros. México será el país invitado de la próxima edición de Arco y está previsto que asista el presidente Fox.
Calvo declaró que potenciará las bibliotecas españolas y, sobre el pago por préstamo de libros que impone una directiva europea, insistió en que se intentará "armonizar" la directiva con "la realidad española" y que "jamás ni en ningún caso repercutirá en los ciudadanos". El Gobierno de Zapatero apuesta por la cultura, afirmó, y prueba de ello es que el presupuesto para 2005 será de 607 millones de euros, un 9,6% más respecto a los anteriores. La consejera de Cultura catalana, Caterina Mieras, en la misma línea, anunció que el presupuesto del Institut Ramon Llull para 2005 se triplicará.
Babelia
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