El futuro de Cataluña, deudor de la memoria del exilio
Dos centenares de personas, nietos y descendientes de algunos de los 24.000 republicanos catalanes que llegaron tras la Guerra Civil a México, se dieron cita ayer en el Colegio de Jalisco en un acto de reconocimiento al exilio por parte del Gobierno de la Generalitat, al que "esperábamos desde hace 25 años", subrayó el director del centro, José María Murià . Ante ellos, el presidente del Ejecutivo catalán, Pasqual Maragall, aseguró que el futuro de Cataluña será deudor de esa memoria del exilio que se celebró en la localidad de Zapopan.
Maragall trenzó un discurso en el que reivindicó ese pasado republicano, pero sin concesiones. "El futuro es más importante que el pasado", subrayó el presidente catalán. Su discurso contrastó con el del director del Colegi de Jalisco, quien se volcó hacia el pasado: "Los rojos y catalanistas que llegaron no fueron bien recibidos por todos los mexicanos". Murià se quejó de los antecesores de "quienes ahora gobiernan" -en alusión al Partido de Acción Nacional (PAN)-, de los que dijo que "afortunadamente en las elecciones no los estamos sacando de encima".
El presidente catalán rehuyó esta polémica y se presentó en el Colegio de Jalisco con dos convenios bajo el brazo: uno para crear un lectorado de catalán en la Universidad de Guadalajara y otro para poner en marcha el Centro de Difusión de la Cultura Catalana. En ese debate entre pasado y futuro, Maragall nuevamente insistió en que en el México de Lázaro Cárdenas dieron cita hombres y mujeres que representaban las tradiciones democráticas catalanas y españolas, en general, y que en este país centroamericano se entendieron y tejieron complicidades.
Futuro esperanzador
Ahora, gracias a ese acuerdo tácito sobre la España plural, puede comenzarse a trabajar en un futuro esperanzador, sugirió el presidente de la Generalitat. En ese futuro que ahora se abre para Cataluña, Maragall aseguró querer buscar el máximo grado de consenso social, también el del exilio, la estela que dejaron los Bosch i Gimpera, Carner, Calders y Xirau.
Con el papel de los intelectuales tampoco fue concesivo el presidente de la Generalitat, más interesado en el pragmatismo que en las grandes declaraciones de principios. Así, subrayó que en sus encuentros con Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez y Juan Goytisolo, en el marco de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadajara había sugerido la idea de que los intelectuales es preferible que trabajen para hallar soluciones, más que para tener razón. "Tienen que ser un poco más de derechas", subrayó el presidente catalán, quien matizó inmediatamente el término derecha por el de pragmatismo. "Es importante que los intelectuales digan la verdad, pero también que se mojen, que formulen las verdades de manera que puedan contribuir a cambiar el mundo", destacó Maragall.
Babelia
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