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18ª FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO DE GUADALAJARA

El embrión de la España plural en el exilio

Maragall afirma en México que el catalán pudo sobrevivir gracias a su acogida en ese país

Francesc Valls

Los murales del pintor de Jalisco Clemente Orozco fueron el telón de fondo del discurso de agradecimiento que el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, tributó ayer a México por haber incubado el embrión de la España plural en el exilio. Flanqueado por los escritores Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes -impulsores y patrocinadores de la cátedra Julio Cortázar que acogió el acto-, el presidente catalán sentenció: "La España plural de Zapatero y Maragall, si me permiten la licencia, nace aquí en México de la mano de Anselmo Carretero y su idea de España como nación de naciones".

Maragall acudió a la Universidad de Guadalajara, invitado por la cátedra Cortázar, a pronunciar su conferencia, Elogio de la hospitalidad, prólogo en la madrugada de ayer, hora española, de la inauguración de la Feria Internacional del Libro (FIL) que tiene a Cataluña como país invitado. Maragall pasó así a engrosar la nómina de otros conferenciantes en el mismo foro de la cátedra Julio Cortázar -Ricardo Lagos, Felipe González o José Luis Rodríguez Zapatero- con el objetivo de trascender fronteras geográficas y culturales de las naciones latinoamericanas para integrarlas en un proceso creativo global. En el esbozo biográfico que presentó al ponente, el presidente de la FIL, Raúl Padilla, recorrió la trayectoria de Maragall, nieto de poeta, "rojo y catalanista". Hoy ya presidente de la Generalitat, ese izquierdista que todavía, confesó, lleva dentro agradeció a México haber sido el territorio de hospitalidad que logró que en el exilio "se unieran catalanes y castellanos que en España se estaban separando".

Fuentes: "Los exiliados españoles nos dieron una dimensión internacional"
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"La España peninsular se había labrado en ultramar una segunda morada que la salvó cuando ella misma se dividió mortalmente en la Península", afirmó el presidente catalán. "El gran acierto de España fue tener una segunda patria cuando ella misma se pegó el tiro en la sien de la Guerra Civil", agregó. México fue, pues, el hospitalario territorio de encuentro de los perdedores de esa confrontación bélica donde pervivió lo que en España había sido aplastado. Así, la lengua y la cultura catalanas pudieron sobrevivir en un país de lengua castellana. "El idioma castellano, que es el que quisieron convertir en la España franquista en verdugo del nuestro, del catalán -cuando en las calles se contestaba al catalán con el imperativo ¡habla en cristiano!-, volvió a ser aquí el lenguaje de la concordia; más aún, fue aquí donde el catalán se editaba de manos de nuestros exiliados y se salvaba para siempre", enfatizó Maragall.

Al lado de los demás republicanos españoles, los catalanes tuvieron una tarea suplementaria: mantener viva su lengua y su cultura, desarraigada completamente de su territorio, según el presidente de la Generalitat. "Descubrimos aquí que la lengua nos contenía, era como nuestro ADN, el material genético que nos definía: con él éramos quienes éramos en cualquier parte; sin él no éramos quienes éramos ni siquiera en Sant Pere de Roda".

El laboratorio mexicano permitió la modernización del universo catalán. Por todos estos motivos, Maragall quiso agradecer a México la hospitalidad y generosidad expresada para con 24.000 exiliados españoles -"honrados invitados" en palabras del presidente catalán- que el Gobierno de Lázaro Cárdenas acogió con los brazos abiertos. "A los que han luchado en su país en favor de un Gobierno legalmente constituido no se les puede ofender con un interrogatorio; debemos recibirlos a todos", sentenció el presidente mexicano con la llegada de los primeros contingentes españoles. El 7 de julio de 1936, el Sinaia amarró en el puerto de Veracruz con 1.800 refugiados a bordo -404 de ellos, catalanes- que no fueron extranjeros "ni un solo día", dijo el presidente catalán citando a Ignacio Chávez. "Ellos respondieron con la misma moneda: el profundo compromiso con México", agregó.

Carlos Fuentes así lo ha testimoniado: "Conocí a todo el mundo porque fue tal el impacto del exilio republicano español en México que afectó a todos los ámbitos de nuestra vida cultural. En la universidad, en la edición, en la crítica, en la crítica de arte, en la crítica musical. Los exiliados españoles le dieron una dimensión internacional. No seríamos quienes somos hoy sin esta aportación extraordinaria". Luego llegaron lo que Maragall denominó "nuevos exilios". Las guerras sucias, las desapariciones, el terrorismo del Estado practicado por las dictaduras militares llevó a España a refugiados latinoamericanos. "Por esos mismos años se produjo otro tipo de destierro cuyo foco fue Barcelona, que se convirtió en punto de encuentro de los mejores escritores latinoamericanos del momento", dijo, entre otros, Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa. "A ese último lo conocí antes en París, 17 rue Tournon, como poco sospechoso buzón de nuestras relaciones clandestinas con el mundo libre", recordó Maragall. Eran tiempos en que el ahora presidente ejercía del "izquierdista que ha sido siempre y que hoy se ha convertido sobre todo en otra cosa: un representante del pueblo de Cataluña que hoy tiene el honor de presidirla".

Carmen Calvo y Pasqual Maragall, en el centro, en la exposición dedicada a Antoni  Tàpies en el Museo de Zapopan.
Carmen Calvo y Pasqual Maragall, en el centro, en la exposición dedicada a Antoni Tàpies en el Museo de Zapopan.EFE

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