Cada año se piratea en Latinoamérica el equivalente a 250 millones de libros
Editores y sociedades de gestión de derechos piden una intervención urgente de los gobiernos
La industria editorial en América Latina se irá a pique si no se toman medidas para frenar a la industria paralela de piratería de libros y la reprografía de libros. Horas antes de la inauguración de Liber 2004, en Barcelona, representantes de 13 países iberoamericanos dejaron oír su desesperación e impotencia ante el negocio imparable de la piratería de libros y fotocopias ilegales. Las cifras son de vértigo: se fotocopian ilegalmente cada año 50.000 millones de páginas protegidas por derechos de autor, que equivalen a 250 millones de libros y a unas pérdidas en derechos de 500 millones de euros.
Las cifras en España son más bajas, pero no menos alarmantes. No hay piratería de libros, pero sí reprografía ilegal: cada año se reproducen 3.493 millones de páginas de material protegido, lo que supone que se fotocopia anualmente el equivalente a 17,5 millones de libros cuyo valor ascendería a 210 millones de euros.
Los datos fueron facilitados ayer, en conferencia de prensa, por el Grupo de Entidades de Derechos Reprográficos de Iberoamérica (GEDRI), que ha celebrado en Barcelona una reunión de trabajo.
"Los derechos de los autores y editores son vulnerados sistemáticamente por esta industria paralela que perjudica gravemente el acervo cultural de cada país", afirmó Josep Maria Puig de la Bellacasa, presidente de la española CEDRO y del Gremio de Editores de Cataluña. "En la próxima Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y de Gobierno, pediremos formalmente que los gobiernos de los respectivos países se comprometan con la creación, y que adopten medidas contra la constante agresión a los derechos de autor".
"La cultura de la fotocopia empieza en el jardín de infancia cuando los maestros les dan a los niños fotocopias en color y se las cobran a los padres como material escolar", añadió la editora argentina y presidenta de la Unión Internacional de Editores, Ana María Cabanellas. El proceso continúa a lo largo de toda la enseñanza. "Los estudiantes no pisan las librerías, aunque en muchos casos el precio de las fotocopias ilegales es prácticamente igual al de los libros. Los editores tenemos dificultades para luchar en los tribunales y aunque bajemos los precios de los libros no conseguimos nada".
Ana María Cabanellas explicó el caso de los alumnos que piratean a los piratas. "Éstos vendían un CD-ROM, con diversos libros, por seis dólares, y los estudiantes los compraban y los revendían por un dólar".
El colombiano Gonzalo Arbeloa, presidente del Grupo Interamericano de Editores (GIE), afirmó que hay tres tipos de responsabilidades. "La de los gobiernos, que deben legislar sobre el libro y la lectura e instalar bibliotecas en las zonas apartadas de los centros urbanos, porque de lo contrario están vulnerando el derecho a la lectura". "La segunda responsabilidad recae en nosotros, los editores. Tenemos un compromiso con la lectura y tenemos que editar obras de calidad y de precio asequible para las economías de los diferentes países. Hacemos buenos libros pero, por ejemplo, en Colombia no tenemos empresas distribuidoras fuera de las tres grandes ciudades. Se produce un vacío que aprovechan los piratas". "La tercera responsabilidad recae en el sistema educativo: tenemos que educar a los educadores para que tomen conciencia del grave perjuicio que causan la piratería y la reprografía ilegal".
El sector editorial de Colombia factura 655.000 millones de pesos (casi 210 millones de euros) al año y la piratería representa el 10% de las ventas legales.
Todos los participantes en la reunión de trabajo de GEDRI coincidieron en que la peor piratería es la que afecta a la industria del disco. El 70% de lo que se vende es ilegal. Todos afirmaron, asimismo, que si los ataques que sufren de la piratería son malos, mucho peor es lo que está pasando y pasará cada vez más con Internet.
Josep María Puig de la Bellacasa dijo que no tienen "mecanismos de investigación". "Cuando tiras del hilo de una web te encuentras con que el servidor está en un país lejano". Magdalena Vinent, de CEDRO, explicó que esta entidad ha recibido en los últimos seis meses 11 denuncias contra webs. Una, en particular, "suma cada semana 200 obras más". "También por Internet se ofrece un CD con 2.400 libros, de toda clase, desde La sombra del viento, de Ruiz Zafón, a libros prácticos, de cocina, diccionarios, de todo".
Ejemplos de la rapiña
"La piratería recurre a sistemas tramposos: utilizan formatos más pequeños, eliminan capítulos enteros para emplear menos papel", explicó la presidenta de la Unión Internacional de Editores, Ana María Cabanellas. "Este año, el emblema de la piratería ha sido el último libro de Harry Potter. Lo piratearon antes de que saliera la traducción de la editorial Salamandra. Era una traducción horrible, en la que el traductor se permitía el lujo de decir que no entendía lo que estaba traduciendo o añadía coletillas como que tal cosa venía del libro anterior". Fueron muchos los ejemplares vendidos ilegalmente de Harry Potter y la Orden del Fénix.
Los editores latinoamericanos montaron una mesa con algunas de las joyas de la piratería: El Paraíso en la otra esquina (Alfaguara), de Mario Vargas Llosa. Una de las diferencias con el original es que los colores de la portada aparecían desvaídos. El alquimista y Once minutos (Planeta), de Paulo Coelho, o las memorias de Gabriel García Márquez, Vivir para contarla (Mondadori), también sufrieron la reproducción ilegal y masiva.
Otro ejemplo destacable fue el de Delirio, la novela de Laura Restrepo, premio Alfaguara 2004: tardó ocho días en ser pirateada. "Nosotros la vendemos por 32.000 pesos, algo más de 13 dólares, y los piratas por 8.000 pesos", explicó Gonzalo Arbeloa, vicepresidente de Santillana en Colombia y presidente del Grupo Interamericano de Editores.
Babelia
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