Navarra acoge el mayor centro de investigación médica privada
330 científicos estudiarán las principales enfermedades
La Universidad de Navarra presentó ayer el Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA). El organismo contará con un presupuesto de más de 20 millones de euros anuales financiados en un 70% (más de 15 millones por año) por una unión temporal de empresas. La plantilla contará con 330 investigadores, dedicados a 22 proyectos de neurociencias (Parkinson y Alzheimer), cardiovascular, oncología y hepatología y terapia génica. Se trata del mayor centro de investigación médica privada de España.
Al frente de cada una de las áreas se encuentran Luis Montuenga, que dirigirá oncología; José Masdeu, del área de neurociencias; Javier Díez, fisiología cardiovascular, y Jesús Prieto hepatología y terapia génica. "Son las cuatro líneas de investigación más relevantes, ya que representan el 90% de las causas de fallecimientos en el mundo occidental", dijo el director centro, Francisco Errasti.
La proximidad de la Universidad y la Clínica de Navarra no es sólo física (centro de investigación y clínica ocupan aceras enfrentadas de una misma calle). Los directores de los trabajos vienen de ambos centros (propiedad del Opus Dei). Ello permitirá realizar el proceso completo de investigación, desde la clínica con animales hasta las pruebas en humanos e incluso la puesta en el mercado de los productos que se obtengan. Cada línea de investigación contará con unos 70 científicos -el 60% de plantilla y un 40% de becarios, aproximadamente-. El edificio tiene una superficie de 15.000 metros.
Las empresas financiadoras (El Corte Inglés, BBVA, Pontegadea, de Amancio Ortega, propietario de Zara, el Grupo Masaveu, Omega Capital, Unicaja y entidades de control público del Gobierno foral de Navarra) recibirán a cambio el 80% de los posibles beneficios de las patentes desarrolladas, indicó el director del centro de investigación. El resto del dinero (unos 50 o 60 millones anuales) vendrá de "donde todos los científicos obtienen fondos: los concursos del Fondo de Investigaciones Sanitarias, el Ministerio de Industria, fondos europeos y fundaciones privadas", dijo Errasti.
El centro no parte de cero. El traslado de científicos y su material desde la Universidad y la Clínica de Navarra comenzó en junio, y todavía falta por cubrir unas 100 plazas. Entre las patentes ya conseguidas figura un tipo de interferón (un medicamento para tratar las hepatitis virales) y una sustancia que actúa como protector del hígado o como inhibidor de las fibrosis que acompañan a las hepatitis, explicó el director del área, Jesús Prieto. Se han completado también dos ensayos de terapia génica para corregir problemas metabólicos (de procesamiento de sustancias) en el hígado.
Otros productos registrados son moléculas que se liberan antes de un infarto. Con ello se podrá predecir qué personas con hipertensión arterial tienen más riesgo de sufrir un daño cardiaco, explicó Javier Díez. Con la misma idea se está trabajando en la búsqueda de marcadores del cáncer de pulmón, explicó durante la visita (organizada y sufragada por el centro) Rubén Pío. "Mientras antes se detecte el cáncer, más posibilidades habrá de tratarlo", añadió.
En el área de las enfermedades neurodegenerativas, Masdeu apuntó los estudios sobre la inflamación de las zonas del cerebro donde comienza el deterioro, y la descripción del llamado daño excitotóxico, el producido por un exceso de actividad neuronal que puede inducir la muerte de células nerviosas vecinas.
Sin células madre embrionarias
Los cuatro jefes de áreas de investigación del nuevo centro navarro descartaron el empleo de células madre embrionarias. Masdeu señaló como primera causa el "aspecto ético" de "no matar". "Sé lo suficiente de biología como para saber que un ser humano es un continuo desde que el espermatozoide fecunda al óvulo", dijo en relación al hecho de que para obtener células madre embrionarias, que tienen capacidad para diferenciarse en laboratorio en cualquier tejido, hace falta destruir al embrión. Aparte de la cuestión ética, el científico apuntó motivos científicos. Las células embrionarias "tienen gran tendencia a desarrollar tejidos de todo tipo, y eso es lo que llamamos tumores", explicó sobre la posibilidad de implantar células madre en el cerebro para subsanar la destrucción de neuronas asociada al Parkinson o al Alzheimer, por ejemplo. En cambio las células madre adultas, que están más especializadas, no [tienen esa tendencia]", añadió.
En la misma línea, Díez apuntó que la terapia celular no depende sólo de las células que se implanten, sino del "ambiente al que van a parar". "Estamos tan lejos de conocer" las implicaciones de cómo una célula trasplantada puede interaccionar con las de alrededor que "hay que ser muy cauteloso", afirmó.
Más tajante, Prieto declaró que "se descarta por completo la utilización de células embrionarias". "Las adultas son más seguras, menos teratogénicas (producen menos malformaciones), y no producen rechazo
[porque se pueden obtener del mismo paciente]", insistió.
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