Zapatero dará prioridad a la UE y promoverá unas relaciones "no sumisas" con EE UU
Las tropas volverán de Irak el 30 de junio y habrá Constitución europea para fin de año
Las tropas españolas desplegadas en Irak regresarán a casa el 30 de junio, salvo en el supuesto de que la ONU haya asumido para entonces el mando, y el nuevo Gobierno demostrará la máxima flexibilidad para que la Constitución europea se apruebe en mayo o, como muy tarde, antes de finales de 2004. Estas dos decisiones anunciadas vertebran los ejes del vuelco a la política exterior que se dispone a dar el PSOE, con la "prioridad absoluta de volver a Europa y con Europa", y la intención de "desarrollar una nueva relación trasatlántica más equilibrada y no sumisa con Estados Unidos", según dijo el pasado 9 de marzo, en el Real Instituto Elcano, el diplomático Miguel Ángel Moratinos, señalado como ministro de Exteriores por el presidente del Gobierno in péctore, José Luis Rodríguez Zapatero.
El Gobierno sacará a España del "trío de las Azores" para llevarla al Plan contra el Hambre
Los dos anuncios admiten matices capaces de atemperar su conflictividad con los aliados del Gobierno saliente, especialmente con Washington, pero han sido planteados con escaso margen de maniobra. La urgencia de corregir el giro de 180 grados que José María Aznar dio a la política exterior española y la importancia de la guerra de Irak en el vuelco electoral que ha llevado a los socialistas al poder no toleran ambigüedades.
La retirada de Irak llegará si el Gobierno encuentra una "dificultad política insalvable" en los contactos que va a emprender con EE UU, Francia, Alemania y otros países interesados para que el Consejo de Seguridad asuma, mediante una nueva resolución, el control de la situación en Irak. Aunque Zapatero es pesimista acerca de esta posibilidad -"no hay previsión de que pueda haber novedades", declaró el lunes-, otros dirigentes socialistas la consideran viable. Hay, en cualquier caso, unanimidad en que no habrá prórrogas. La fecha tope es el 30 de junio.
Por lo que se refiere a la Constitución europea, Moratinos ha lanzado un dardo mortal sobre el caballo de batalla de Aznar en los últimos meses, al declarar que "no es necesario [para España] mantener el poder" que el Tratado de Niza le confirió hace tres años.
El dirigente socialista considera más importante mantener un peso político, que a su juicio España perdió con Aznar, para convencer de las propuestas propias a otros países. Luego, precisa que, por supuesto, las decisiones del Consejo Europeo no son una cuestión baladí y aclara que el próximo Gabinete negociará el tema, probablemente jugando con los porcentajes previstos en el sistema de doble mayoría que favorecen a franceses y alemanes, pero siempre con flexibilidad y un calendario inaplazable: "El futuro Gobierno socialista promoverá la pronta conclusión de la Conferencia Intergubernamental" a fin de que se pueda "aprobar la nueva Constitución europea a ser posible antes del 1 de mayo o, a lo sumo, durante este año 2004". Aznar, que el 25 de marzo asistirá en funciones a su último Consejo Europeo, ha sostenido hasta el final que no estaba seguro de llegar a un acuerdo y que tampoco sería un drama si no lo hubiere.
Habrá continuidad con el Gobierno anterior en otras políticas europeas, como la presupuestaria, las de solidaridad o las de modernización económica y cooperación de seguridad lanzadas, respectivamente, en Lisboa y Tempere. Pero el Gabinete socialista se incorporará sin demora al embrión de defensa europea y trabajará por una Europa capaz de "poner en práctica una política autónoma y comprometida con la paz", sin continuidad con la insistencia de Aznar en que Europa no puede ser contrapeso de EE UU en el mundo. "Con EE UU, queremos relaciones privilegiadas, pero no a costa de Europa", ha dicho Moratinos.
También en América Latina se romperá la "subordinación" a EE UU introducida por los Gobiernos del PP, y se sustituirán "los planteamientos economicistas" de Aznar por un discurso solidario.
Con Marruecos, se buscará una relación sin "intermitencias" ni conflictos injustificados, lo que incluye una disposición a convencer al Polisario y a Argelia de que dialoguen con Rabat, aunque no abandonen el horizonte de autodeterminación del plan Baker.
Sobre Oriente Próximo, Moratinos tiene algo muy claro: "El pretendido objetivo de remodelar el conjunto de la región sobre un Irak liberado ha demostrado ser uno de los diseños estratégicos más extravagantes que hayan producido jamás las relaciones internacionales. (...) Recomponer tanto daño es tarea de la que debemos responsabilizarnos todos", dijo en el Instituto Elcano.
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